Llevaba años deseando dedicarle unas líneas. Pero macho, ha costado lo suyo dar con ella... hasta que apareció mi amigo Enorm y obró el milagro. No es que fuese inédita para mis ojos, por supuesto la alquilé en su época y, por supuesto, la detesté desde el minuto uno. Simplemente que la considero ideal para formar parte de nuestro vasto catálogo. Incluso necesaria.
Como decía, DeCoteau cambia temporalmente cuchillos y cuchilladas por tiros y hostias, aderezado todo ello con la más fácil de la excusas narrativas, una venganza. A Maggie, jovenzuela encabronada encerrada en un correccional, le matan al hermano. Deduce que, siendo mexicana la novia de aquel, los culpables deben dedicarse al narcotráfico y compartir nacionalidad (¡en serio!). Por todo ello, se disfraza de "Sarah Connor" y emprende su justa cruzada.
Siendo como es una película de DeCoteau, la cantidad de acción propiamente dicha se reduce mucho, abundando el diálogo. Además, uno jodidamente mal parido, con algunas perlas para el recuerdo. Toda "La dama vengadora" ("Lady Avenger" en v.o., año 1988) es muy tosca, patosa diría yo. Encima, durante la primera mitad al director le da por profundizar en la tragedia de lo acontecido, rollo dramón de sobremesa, por lo que tenemos escenas de lamentos y lloriqueos para parar un tren... pero, claro, interpretadas, en general, por peña no muy capacitada. Aunque, seguramente, la que se lleve el anti-Oscar en ese rango sea la misma protagonista, Peggy McIntaggart, mona, con buen físico, todo lo que ustedes quieran... pero una actriz dolorosamente negada. Cuando va de chica dura, en fin, resulta brutalmente anti-carismática, parece que el revólver que sujeta le va demasiado grande y caerá de sus manos en cualquier momento. Venía de interpretar a mujeres despendoladas en plan extra para títulos de solera como "Superdetective en Hollywood 2" o "Cuando llega la noche". Tras su protagonismo en "La dama vengadora", continuó por la misma senda con "Phoenix the Warrior" o "Heartstopper", ignota película de John Russo con Tom Savini. La vimos también en "Pasado de rosca" junto a Tommy Chong (la otra mitad de Cheech), "Los ojos del diablo", el tardío slasher "Camp Fear" y cuatro mierdas más, destacando la ultra-chunguez "Quigley", una comedia de quinta categoría con perrito, grabada en vídeo y a base de mentalidad beata, para "lucimiento" de un acabadísimo Gary Busey. Lo que nos viene a güevo porque, justamente, teniendo "La dama vengadora" al DeCoteau más ochentero a los mandos, da la sensación que -justamente- una Quigley, concretamente Linnea, hubiese encajado como perlas en el rol de justiciera. Era la musa del director por entonces, así pues, suponiendo que no pudo participar por compromisos ajenos, Peggy McIntaggart acabó ejerciendo de sustituta. Dicha ausencia canta aún más al localizar entre el reparto a una de las compañeras habituales de Linnea, Michelle Bauer que, como es de ley, lo enseña todo y más. A su lado, ese ignoto astro del cine "cult" llamado William Butler, de cuyos méritos he hablado ya mucho por acá (al parecer se llevó fatal con David DeCoteau durante todo el rodaje). Otro rostro curioso y destacable es el del veterano James R. Sweeney, quien también curraría para Fred Olen Ray en "Terminal Force", además de sendas incursiones en subsubproductos como "Hobgoblins" (reseñada en nuestro pest-seller) o "Hollow Gate".
Keith Kaczorek, uno de los guionistas, dedicaría el resto de su carrera a la animación. Muy adecuado. También el productor con nombre de mafioso, Marco Colombo, metería mano en ese campo, y del modo más bizarro. "Titanic, la película animada" era algo así como "la versión estilo Disney" del trágico suceso, perpetrada por algunos nombres de peso en el "exploitation" italiano, nada menos. Tras ello, Colombo y DeCoteau unieron fuerzas de nuevo, pariendo una ristra interminable de roña hasta el 2014.
Siendo "La dama vengadora" de la década que es, los villanos segundones son una panda de "punkis" algo creciditos, a los que les encanta joder por joder, gritar mucho, sobredialogar innecesariamente, reírse de todo, cargar las tintas y, obvio, matar como si nada. Cada vez que aparecen, les acompañan una serie de tonadillas musicales acordes a su naturaleza que no suenan demasiado mal. Por desgracia, en los créditos no figura información al respecto, y tampoco han dado de sí mis pesquisas. Si alguien ahí fuera sabe de qué grupo se trata, que me escriba porfaplis.
En fin, ¿qué más puedo decir? "La dama vengadora" es lo que recordaba, y lo que esperaba ver en esta segunda -y última por lo que a mi respecta- incursión, un truñazo lleno de momentos absurdamente risibles. ¿Tiene sus "tics" zetosos y ochenteros medianamente graciosos? Sí, los tiene. Pero para nada justifican esas "reviews" entusiastas que he leído por ahí, perpetradas por "hipsters" empachados de tanta nostalgia retro-cochambrosa y tanto "cool"-ismo de chichinabo. Dios, como los odio.
Keith Kaczorek, uno de los guionistas, dedicaría el resto de su carrera a la animación. Muy adecuado. También el productor con nombre de mafioso, Marco Colombo, metería mano en ese campo, y del modo más bizarro. "Titanic, la película animada" era algo así como "la versión estilo Disney" del trágico suceso, perpetrada por algunos nombres de peso en el "exploitation" italiano, nada menos. Tras ello, Colombo y DeCoteau unieron fuerzas de nuevo, pariendo una ristra interminable de roña hasta el 2014.
Siendo "La dama vengadora" de la década que es, los villanos segundones son una panda de "punkis" algo creciditos, a los que les encanta joder por joder, gritar mucho, sobredialogar innecesariamente, reírse de todo, cargar las tintas y, obvio, matar como si nada. Cada vez que aparecen, les acompañan una serie de tonadillas musicales acordes a su naturaleza que no suenan demasiado mal. Por desgracia, en los créditos no figura información al respecto, y tampoco han dado de sí mis pesquisas. Si alguien ahí fuera sabe de qué grupo se trata, que me escriba porfaplis.
En fin, ¿qué más puedo decir? "La dama vengadora" es lo que recordaba, y lo que esperaba ver en esta segunda -y última por lo que a mi respecta- incursión, un truñazo lleno de momentos absurdamente risibles. ¿Tiene sus "tics" zetosos y ochenteros medianamente graciosos? Sí, los tiene. Pero para nada justifican esas "reviews" entusiastas que he leído por ahí, perpetradas por "hipsters" empachados de tanta nostalgia retro-cochambrosa y tanto "cool"-ismo de chichinabo. Dios, como los odio.