miércoles, 14 de febrero de 2018

LOS FOTOCROMOS DE "ATRAPADO POR SU PASADO"

Brian de Palma decidido a repetir el exito dramático-estético de "El precio del poder", se marca 10 años después algo que muchos expertos han tildado de hipotética secuela. Podría ser, pero no. Se trata simplemente de una cojonuda puta pelí de gansteres más, con Al Pacino.
Aquí sus fotocromos.













domingo, 11 de febrero de 2018

GREMLIN

Confeccionada (y conocida en algunos países) en un principio bajo el título de “The Box”, que mejor manera de promocionar esta película que explotando, aunque sea minimamente, la maravillosa franquicia de Joe Dante. Pero el único punto en común que guarda esta cinta con “Gremlins”, es que hay un pequeño monstruo dentro de una caja, Más allá de eso, lo único parecido que tiene es el título — y la tipografia—.
Ahora, gran elección la de titular a la película “Gremlin”, porque, efectivamente, si captó mi curiosidad más allá del horroroso cartel con el que cuenta, fue porque su título que instó a que pensara “¿qué demonios es esto?”
Cuenta cómo una caja que contiene un monstruito que parece un saltamontes (y que resulta ser un dios) llega hasta un matrimonio con su hijito, siendo esta entregada por un familiar lejano de estos. El bichejo, en un momento dado sale de la caja, y se carga a  todo aquél que le place. La única forma de  deshacerse de él, es regalando la caja con su contenido a alguien al que el actual propietario tenga afecto.
Por otro lado, un detective que se encuentra con todo este pifostio, investiga el caso.
Se trata de un film que aún habiendo pasado por algún festival, se concibe para esos canales temáticos de las plataformas digitales, gustosos de ofrecer a sus suscriptores decenas de telefilms llenos de infografía del siglo pasado. Todos ellos, al final, consecuencia de la maldita “The Asylum”.
“Gremlin”, no deja de ser este tipo de producto, sustentándose, además, en la figura del Gremlin del título, es decir, que aparece mucho, todo el rato. Tanto, que en un alarde di generosidad para con la creación digital, el Gremlin ¡se hace gigante!
El diseño del bicho es la cosa más fea y poco atractiva que he visto en lustros, pero no tan siquiera lo es tanto como para causar la risa o la mofa. La película va, eso si, arropada por un halo de seriedad, que ya le viene bien a este tipo de mierdotes, para que no todo acabe siendo el “Sharknado” de turno. Entonces, la consecuencia de todo esto, es que la película, mala a rabiar, se deja ver sin mayor problema, siempre que a la vez estemos haciendo una tarea alternativa, sea esta mirar el wassap, sea esta masturbarnos. Y así, pues se ve y tan ricamente.
El director de esto, Ryan Bellgardt, tiene además de esta otra película que lleva por título “Army of Frankensteins”. Por otro lado, se encuentra en postproducción  su siguiente película, “Jurassic Games”, un híbrido entre “Los juegos del hambre” y “Parque Jurasico”. Con títulos así, se pueden hacer una idea de la clase de director ante el que estamos. Y el caso es que Bellgardt, fan se Spielberg y de JohnCarpenter, cuenta con su propia compañía bajo la que se ampara este título y los spots publicitarios con los que trabaja. Una productora que empezó como hobby, para dar rienda a su creatividad los fines de semana y que ha acabado convirtiéndose en su modo de vida.
Bueno, un individuo ingenuo y simpático. Veremos que va haciendo.

viernes, 9 de febrero de 2018

PUMPING IRON

Yo andaba detrás de ver este documental desde que se difundieran  por internet, unas imágenes de Arnold Schwarzenegger muy jovencito, con una camiseta que decía “Arnold is número uno”, fumándose, con gran placer, un canuto. No tardé en descubrir que las imágenes pertenecían a un documental titulado “Pumping Iron” y que mostraba el ascenso de Arnie en los USA.
Por extraños designios de la percepción de las cosas, yo pensaba que se trataba de un documental que nos mostraba su ascenso desde el mundo del culturismo, hasta su estrellato en el del cine, pero lejos de eso, me encuentro con un documental que únicamente se centra en los 100 días previos a la sexta competición de Mr Olimpya que Schwarzenegger ganaría por sexta vez consecutiva, venciendo al aspirante, Lou Ferrigno, que lo ganaría con posterioridad.
No me gusta el deporte, la competitividad. Por ende, no me gustan los deportistas ni su obcecación con ser el primero en lo que quiera que sea la mierda que practican. Me dan grima. Considero a los deportistas, a rasgos generales, gente acomplejada que suple sus carencias afectivas moldeando sus cuerpos con la finalidad de parecer —solo parecer— superior al resto de los mortales. Este sentimiento de desprecio se hace mayor si ese deporte es el culturismo, donde el objetivo es moldear el cuerpo para parecer gigantes.
En ese sentido el documental “Pumping Iron”, es un estupendo documental, ya que sin manipular de ninguna manera, ya que no es la intención del cineasta, muestra a estas estrellas del culturismo como lo que son, gente triste y acomplejada intentando escabullirse de sus vidas pasadas. Esto que digo, está mucho más presente en la presencia de algunos culturistas secundarios del documental, que cuentan sin remilgos como sufrían el buying en sus carnes, o el desprecio de los otros chicos por ser flojuchos. En el caso de Arnie, da la sensación que en la fase en la que se centra el documental, ya tiene sus complejos más que superados y ahora lo que le mueve es la ambición, de la misma manera que vemos claramente cómo Lou Ferrigno está ahí única y exclusivamente para ver cumplidos los deseos de su padre, más ambicioso y obcecado que él.
Al margen de esto, me sorprende mucho el comprobar como todos los culturistas retratados en la película, Arnold incluido, acusan un marcado retraso mental.
Muy curioso. Se deja ver, independientemente de la opinión o interés que pueda tener el espectador de cine sobre el deporte.
El director, George Butler, que ya había escrito un libro previo del mismo título sobre el bodybuilding,  rodó el documental totalmente metido en el epicentro, filmó a los culturistas, habló con los culturistas y vivió con los culturistas, quedándose sin dinero a mitad de rodaje. A punto estuvo de abortar el proyecto por estos motivos, pero el propio Arnie, sediento de reconocimiento, junto con otros de los culturistas que aparecen en el film, se las ingeniaron para recaudar fondos y que así, Butler, pudiera terminar la película. Lo consiguió.
La película se estrenó en 1977, con Arnold Schwarzenegger haciendo ya sus primeros pinitos serios en el cine con “El Gran Guardaespaldas” entre otras, y se convirtió en un éxito de crítica y de taquilla, cosa esta que ayudó a Arnold en su posterior carrera en Hollywood. De hecho, “Pumping Iron”, se pasó en algunos canales de televisión con el título de “El Governador de acero”, en referencia al cargo que durante años ocupó Arnold en  California.
La película generó dos secuelas, una de las cuales centrada en el mundo del culturismo femenino.
En españa, tras estar muchos años inencontrable, últimamente se suele ver en cualquier parte, ediciones en DVD, todas piratas, que van desde ediciones de esas de un Euro, hasta otras que la hacen parecer más lujosa de lo que en realidad es. Ya que todas sus ediciones son piratas, casi mejor si se descarga de internet. Aunque me declaro culpable de tener una de esas mierdosas ediciones.

martes, 6 de febrero de 2018

EL ZINE DE ZEBUB

Una de las (muchas) cosas que me fascinan de Estados Unidos es que allí cualquier mindundi que haga películas amateurs con una cámara de vídeo puede, especialmente si se introduce activamente en el circuito de las convenciones dedicadas al cine de terror y aledaños, ganarse unas pocas buenas perras e incluso convertirse en una sub-estrella. Por ejemplo, alguien como Bill Zebub.
De condición total y absolutamente death-metalera, el pasado creativo de Zebub lo apuntala un fanzine dedicado a la música que más le pone, y al que no le iba nada mal en lo suyo, "The Grimoire of Exalted Deeds". Si algo lo hacía destacar por encima de otros, era su tendencia a incomodar a los entrevistados con preguntas comprometidas e incluir mogollón de fotos de chatis en ropa interior o en pelotas. Poco sabía entonces Zebub que tal táctica iba a ser fundamental en sus futuras tareas audiovisuales. Estas tardaron un poco en llegar. No dispone de un pasado cortometrajil ni nada parecido, únicamente cuenta con sendos vídeos en los que se curraba bromas pesadas a modo de un "Jackass" primigenio.
Un día se animó a agarrar una video-cámara común y grabar una comedia titulada "Metalheads". Un pequeño distribuidor la vio, le gustó, la adquirió, la editó y, por lo visto, funcionó lo bastante bien como para que Bill Zebub pusiese en marcha una carrera ultra-prolífica que aún dura.
Acudiendo
cierto día a una convención, se encontró con un célebre videoasta dedicado en cuerpo y alma a vender sus obras (por las que Zebub no sentía ninguna simpatía). El tipo le contó que le habían diagnosticado cáncer y que en breve se disponía a pasar por el consiguiente calvario de la respectiva curación. Tiempo después, más delgado, sin pelo y algo debilitado, le anunció que habían logrado detener la terrible enfermedad. Pero eso no fue lo que impresionó a Zebub, lo que de verdad le llamó la atención fue ver que ese tipo, a pesar de su grave dolencia, seguía ahí, al pié del cañón, incansable. Tal actitud inspiró al metalero, que se avergonzó de no aprovechar su buena salud para crear sin reposo. Y aunque Bill Zebub nunca ha dado el nombre del individuo misterioso, tengo mis serias sospechas para creer que se trata de Tim Ritter, pionero cineasta "backyard" con una película editada en España durante los años 80, "Eliminator".
Dicho y hecho, la obra de Bill Zebub se cuenta por decenas y decenas de títulos. Varios al año. Es el paradigma de lo bueno y malo del vídeo, su economía permite crear sin parar... pero claro, ¿a qué precio?. Ahí está el quit de la cuestión.
Lo que define largamente el "cine" de Zebub en cuanto a temática y estilo es su tendencia a la comedia ofensiva y políticamente incorrecta, con especial predilección por atacar a la religión católica (¡condición death/black-metalera obliga!). Así de primeras puede que sí, que algunos de los títulos de su catálogo suenen un poco demasiado zafios y brutos. Ejemplos: "Santa Claus: Serial Rapist" ("Santa Claus: Violador en serie"), "Dickshark" ("Pichaburón"), "Jesus, the Daughter of God" ("Jesús, la hija de Dios"), "Jesus, the Total Douchebag" ("Jesús, el cretino total"), "Rap Sucks" ("El rap apesta"), "Zombiechrist" ("Zombiecristo"), "Frankenstein the Rapist" ("Frankenstein, el violador"), "The Most Offensive Comedy Ever Made" ("La comedia más ofensiva jamás hecha"), "Rape Is a Circle" ("La violación es un círculo"), "Jesus Christ: Serial Rapist" ("Jesucrito: violador en serie") o "The Worst Horror Movie Ever Made" ("La peor película de horror jamás hecha"), de la que llegó a producir un remake "mejorado". O dos. Este fue mi desvirgue con la obra de Zebub. Como era de esperar, el título llamó la atención de los fans del cine de terror, especialmente aquellos interesados en las películas "malas pero divertidas", de ahí que alguien la partiera en dos cachos y la subiera a Youtube. Así es como la consumí. O parte de ella, porque no llegué a terminarla. De entrada me hizo gracia su cutrismo y su desfase, pero poco a poco el exceso de idas de olla "porque sí" terminó saturándome y la dejé sin llegar al final (y es que además Zebub no se contenta con duraciones escuetas, le gusta tirar de dos horas o más, típica característica de aquel que graba en vídeo ignorando el elemento "ritmo interno").




"Human Antfarm" ("Granja de hormigas humana", también conocida como "Antfarm Dickhole", algo así como "Granja de hormigas en el orificio de la picha") cuenta la estúpida historia de un "nerd" que descubre a una colonia de hormigas habitando en el interior de su minga. De esta manera, aprovechará para vengarse de todos aquellos que le han machacado y/o rechazado, sean matones o chicas. Todo ello narrado a base de muchos diálogos, absurdismo a mansalva, música metal de línea dura, una dirección extremadamente plana, la percha colándose muchas veces en el plano y unos efectos especiales cortesía de la tienda de disfraces de la esquina, incluida la polla por la que surgen hormigas de plástico y que en una ocasión es mamada. Debo reconocer que dadas las circunstancias -entre ellas que la vi en versión original a pelo- no fue un suplicio excesivamente doloroso (vale la pena destacar la frase promocional de la carátula, en la que queda evidenciado el "poder" de las convenciones: "La sensación de las convenciones de terror que redefine lo que es una serie B!").

Sin embargo, a poco que consumas, veas y mires con atención, descubres que todo ello resulta de lo más inofensivo. Es la característica doble moral yanki. Por un lado me paso tres pueblos, pero por otro luego me justifico en las entrevistas e incluso al principio de las películas, donde aviso al posible espectador de que lo que verá puede resultarle molesto, pero que no se lo tome muy en serio que es coña. Todo ello adquiere, de tan exagerado y tontuno, un rollo tardo-adolescente de "caca, culo, pedo, pis" capaz de irritar únicamente a los muy paletos y/o fundamentalistas.
Otra de las especialidades de Zebub consiste en incluir a chicas desnudas, o semi-desnudas, de supuesto buen ver. La pesadilla de toda feminazi. Era algo que al principio no podía hacer, contando con amigas que enseñaban tetas falsas y cosas por el estilo, pero a medida que fue ganándose una reputación(cilla) lo convirtió en una constante, consciente de que era ESO lo que realmente animaba las ventas. De hecho, generalmente estas timoratas dosis de erotismo suelen ser puro parche, relleno para llamar a los pajilleros de rigor. No solo es gratuito, es que podrían extirparse todas (o ponerles más ropa a las actrices) y no afectaría ni lo más mínimo a la trama. Es evidente que el verdadero interés del director está en todo lo demás, especialmente el guión, porque estéticamente tira de lo más básico, elemental y poco imaginativo. Zebub comenta que estas chicas cobran por su labor y que, por supuesto, y a pesar de los rumores, no se acuesta con ellas. Y es que ahí donde le veis, apariencias aparte, el tipo no tiene un pelo de tonto. Si hemos de fiarnos de las entrevistas, se trata de alguien con el cerebro muy bien puesto y una notable capacidad para darle al pico. Alguien que, trágicamente, se ha visto atrapado en la imagen que él mismo ha creado de "cineasta undeground/indie/amateur jevi-metalero de discurso políticamente incorrecto y maneras golfas". Así lo prueban sendos vídeos altamente patéticos en los que recorre medio borracho los hoteles donde se celebran las convenciones, vuelca alguna silla y deja botellas vacías donde no debe mientras todo el séquito que le sigue lo aplaude y jalea. Muy triste.



Y es que la "Zebub Crew" no tiene desperdicio. Por un lado tenemos a los alternativos de postín, con sus tattoos, sus piercings, su pelo teñido y su ropa negra. Y por otro, pues a los inadaptados con sobrepeso que, seguramente, no han tocado una teta (de mujer) en su vida. Dice el ex-editor de "Fangoria", Chris Alexander, que Zebub no es feliz porque se ve obligado a complacer a la panda de perdedores que de él únicamente esperan ubres y chistes de pollas. Y algo de eso hay. Lo prueban sendas películas en las que habla de su misma condición con humor pero sin dejar de lamentarse ("Indie Director" y la reciente "Exploitation", en la que incluso se parodia al fan medio que le compra dvds en las convenciones) y, sobre todo, últimamente no puede evitar pseudo-intelectualizar sus propias películas en busca de cierto respeto citando como inspiración a los filósofos griegos y no sé cuantas mamarrachadas más. También ocasionalmente lo ha intentado con temáticas serias y mal rolleras, más propias de esta clase de subprodcutos, a base de violaciones y humillaciones a chicas guapas, como con "Breaking Her Will" ("Rompiendo su voluntad"), aunque no es algo muy habitual.


"Dolla Morte" vendría a ser algo así como la versión más cafre, mucho más políticamente incorrecta y, sobre todo, mucho más cruda de "Team América: Policía del mundo". Bill Zebub se agencia un puñado de muñecas, muñecos, juguetes y casitas para contar una historia incomprensible sobre la llegada del anticristo a la tierra. Aunque entenderla es lo de menos, de lo que se trata es de encadenar el mayor número posible de ideas perversas, chocantes y altamente provocadoras (sobre todo en lo que respecta a cuestiones religiosas) con el fin de escandalizar a todo aquel que se deje. Zebub tortura, machaca, ridiculiza y humilla sexualmente a mujeres, militares, grandes mandatarios, terroristas y al Papa de Roma. Todo ello acompañado de un porrón de "doom metal" como fondo sonoro. El problema de "Dolla Morte" es el mismo que la película de Trey Parker y Matt Stone pero mucho peor, comienza a dejar de ser divertida tras unos 15 o 20 minutos y se vuelve monótona. Confieso que hubo momentos en los que me cagaba en Zebub y me tentaba apagar el reproductor. Pero luego, justamente por esa demostración de descaro, el "todo vale" y la mala leche aplicada en todos los sentidos (incluida su realización feísta, incompetente, anti-estética, de cámara tambaleante, cromas cerdos, titubeantes zooms y que incluye ocasionalmente la mano del tipo que manipula los muñecos), uno termina empatizando con la puta peli y hasta la disfruta comedidamente. En sendas ocasiones el propio director ha reconocido que se avergüenza un poco de ella.... ¡¡para que él lo diga!!. Como dato extra, comentar que uno de los muchos que ponen voces a los muñecos no es otro que J.T.Petty, reputado cineasta "indie" -de verdad- al que debemos títulos como la cult-movie "Soft for Digging", la secuela videoclubera "Mimic 3: El guardián" o "The Burrowers". Que se liara en semejante jardín obedece a que el mismo año 2006 incluyó a Bill Zebub en el reparto de un falso documental titulado "S&man" interpretándose a sí mismo y que gira, justamente, en torno a las convenciones y a un supuesto cineasta snuff que encuentra ahí el marco ideal para vender sus grabaciones de crímenes reales.

Bill Zebub se muere de ganas de dejar de ser Bill Zebub, pero no puede. O no quiere porque perderá a aquellos que le compran los dvds compulsivamente. Habla siempre orgulloso de que aprovecha su libertad "indecentemente", y hasta en una charla que dio junto a Lloyd "Troma" Kaufman presumía de ello ante el mecenas de la famosa/infame productora de New Jersey, mucho más atado a su audiencia y, probablemente, mucho más frustrado en lo creativo. Pero no me lo trago, y a los hechos arriba expuestos me remito.


Hoy por hoy Bill Zebub continúa a tope con su micro-imperio, aunque da la sensación de que ha frenado un poco tanta prolífica actividad. Como dijo alguien por ahí, a medida que pasan los años es más evidente que se ha hecho prisionero de su propia fórmula y parece que, aunque quiera, no puede salirse de ella. Habrá que ver qué ocurrirá cuando Bill Zebub se queme. ¿Será capaz de reinventarse?. O, más difícil todavía, ¿tendrá el valor necesario?. Veremos. O no.

domingo, 4 de febrero de 2018

VICTOR CROWLEY (HATCHET 4)

Siempre digo que el cine de terror empeoró en el momento que los auténticos fans del mismo sustituyeron a los artesanos en la silla del director. Generalmente es una afirmación que sigo considerando válida... aunque hay leves excepciones. Tal vez Adam Green se encuentre entre ellas. No es que su cine sea la repanocha, pero al menos tampoco ofende. Hay amor en lo que hace y cierto distanciamiento, sin llegar a la arrogante superioridad de un Tarantino/Rodriguez.
El año 2006 Green debuta en el campo del horror con "Hatchet", que se anuncia como un regreso a las maneras de la vieja escuela. Eslogan lastrado por un exceso de humor y un gore que de tan exagerado resulta totalmente irreal, características estas nada comunes a ese supuesto terror añejo. No obstante, la peli, que retoma los esquemas del slasher de toda la vida cambiando el tono aséptico general propio de "Scream" y consortes por uno más visceral, y un asesino monstruoso, deforme y todopoderoso como los de antes (no en balde interpretado por Kane Hodder, el "Jason Voorhees" más popular), está simpática y convence. Tanto como para parir una secuela en 2010 y una tercera entrega pasados tres años en la que Green se aleja de su rol como director para escribir y producir ejecutivamente.
Con el tiempo "Hatchet" y su psycho-killer protagonista, Victor Crowley, habían logrado granjearse un mini-culto suficiente como para animar a Adam Green a lanzarse con una cuarta parte superada ya una década desde la original, y estrenarla sin anuncio previo, ni aviso alguno, cosa esta que dado cómo anda el patio está muy bien y se agradece (y cada vez se impone más). En ella, el cineasta retoma el puesto de director/guionista y cambia el título, en lugar de "Hatchet 4" tenemos "Victor Crowley".
No hace ninguna falta haber visto las otras para consumir esta, ya que, primero, te hacen un estupendo resumen al principio y, segundo, esquemáticamente sigue siendo un slasher sin mayores complicaciones. El superviviente de la última masacre es convencido por su agente para volver al pantano donde todo ocurrió junto a un equipo de televisión. Van en un avión privado que se estrellará justo donde no debe. Muy cerca, andan unos chavales que quieren rodar un trailer con el que convencer a posibles inversores de que Victor Crowley es buen tema para un largometraje (estos detalles destinados a los auténticos devotos son los que me molan de Adam Green). A través de un móvil, alguien recitará el conjuro vudú que hará regresar a Crowley de la tumba y emprenderla a hachazos, y lo que haga falta, con todo el reparto, que intentará resistir recluyéndose en los restos del avión.
Como suele pasar con todas las películas de la saga, esta arranca muy bien, de modo harto interesante y entretenido, pero en cuanto se planta en la parte puramente slasher, la cosa comienza a tambalearse. A veces más, a veces menos. En "Victor Crowley" ese tambaleo es soportable, el ritmo flojea pero no decae, y el conjunto se lleva bastante bien. La parte de comedia es especialmente visible en el primer tramo, donde llegué a reírme a carcajadas con el modo en que el piloto del avión se comunica con los pasajeros. Y, por supuesto, tampoco falta el gore, tan extremo como gran guiñolesco, hay muertes realmente brutas que contrastan con otras menos gráficas. Es irónico que, teniendo en cuenta toda la sangre que presencié durante el visionado, el único fallecimiento que de verdad me afectó, por su dureza y realismo, es uno sin gota de hemoglobina, pero sí mucha agua.
Otro de los aspectos comunes de la saga son los cameos o los pequeños papeles reservados para "viejas glorias" asociadas a los clásicos modernos del cine fantástico. Dada la inmensa galería que en ese sentido sumaban los castings de los tres primeros "Hatchet", para esta ocasión había menos donde rascar, pero algo hay: Felissa Rose de "Sleepaway Camp", la scream queen Tiffany Shepis y Tyler Mane (el "Michael Myers" de Rob Zombie) son los más evidentes. Cameo también para el propio Green y su querido perro.
El cortante final es cojonudo, así como la canión de "Ignitor" que suena durante los créditos.
"Victor Crowley" está dedicada a Wes Craven y George A. Romero. Bonito gesto de cuya sinceridad no dudo viniendo de quien viene.

viernes, 2 de febrero de 2018

CLOWN

Fechada en 2012, obviamente “Clown” no es ni mucho menos una de tantas consecuencias de la nueva adaptación para la gran pantalla de “It”. Sin embargo, sí que llega a los estantes de nuestras tiendas en un momento que no puede ser más oportuno, y es que gracias a la nueva adaptación de la novela de Stephen King, todo lo que huela a payaso es susceptible de ser explotado, tal y como han hecho “Clowntergeist” o “Clown Town”. Lo que diferencia a "Clown" de estas, al margen de no ser una consecuencia directa de “It”, es que se trata de una buena película.
Durante la fiesta de cumpleaños de un niño, el payaso que su familia tiene contratado para animar el cotarro no aparece, por lo que el padre, agente inmobiliario, decide sustituirle. Localiza un antiguo disfraz en el interior del baúl situado en el desván de una casa que intenta vender. Se lo encasqueta y se presenta en la fiesta de su hijo marcándose un tanto. El problema viene cuando, tratando de quitarse el traje, la peluca y la nariz, ve que no puede, ya que están fuertemente adheridos a su cuerpo. Incluso llega a arrancarse parte de su propia nariz al intentar deshacerse de la "payasense".
Ante la desesperada situación, contacta con alguien que conocía al anterior inquilino, descubriendo que el disfraz de payaso no es tal cosa, sino la piel de un demonio que poco a poco se va fundiendo con él. La única solución es suicidarse antes de que, empujado por la hambruna, comience a llevarse por delante tanto niño como se cruce en su camino, pues resulta que son su papeo favorito. Y sí, las víctimas de esta película, despedazadas violentamente, son únicamente niños.
No está nada mal este “Clown”, una película con payaso malo que huye de estereotipos y clichés, otorgando a una aparentemente simple producto de mata-mata unos componentes de corte fantástico —y demoníaco— que la sitúan bastante por encima de otras de similar calado. Y sobretodo, está condenadamente entretenida. No es gratuito; Eli Roth tuvo el suficiente buen ojo para producir a uno de los nuevos genios de Hollywood, —junto con Damien Chazelle y Ryan Clooger—, Jon Watts, director de “Coche Policial” y de “Spider- Man Homecoming”. “Clown” partía de un falso trailer y terminaría siendo su primera película profesional tras varios cortos, encargos televisivos y esa "fan movie" graciosamente titulada “Our Robocop Remake” que co-dirigió junto a un puñado más de individuos.
Con bastante y buen gore, Watts no pestañea cuando declara que para la composición de muchos de los planos de “Clown”, se inspiró absolutamente en los tiros de cámara y maneras de filmarlos de “Posesión Infernal”, una de sus películas favoritas. Paradójicamente, y al igual que Sam Raimi, acabaría en los grandes estudios dirigiendo una de las mejores películas del héroe arácnido.
Como curiosidad decir que el póster que ilustra esta entrada fue censurado en Italia porque a los distribuidores les parecía en exceso terrorífico… la madre que los parió a los italianos.
En definitiva, sin llegar a tirar cohetes ni rasgarnos las vestiduras, la verdad es que se trata de una película que está verdaderamente bien y explica por qué Jon Watts ha acabado donde ha acabado.

jueves, 1 de febrero de 2018

PALOS PUNTIAGUDOS

Cualquier banda de rock que para bautizarse tome prestada una palabra, o dos, de un gag de los Monty Python merece todos mis respetos. Es el caso de los "Pointed Sticks", lo que traducido al castellano sería "Palos Puntiagudos" y pertenece al sketch en el que John Clesee da una clase de defensa personal a unos cadetes donde vale como arma hasta un plátano. Es Eric Idle quien esputa el mentado término.
Los "Pointed Sticks" son una relativamente oscura banda Canadiense nacida por ahí 1978 cuando el boom del punk rock comenzaba a declinar, pero aún estaba caliente. No hay duda de que su sonido bebe de esa fuente, pero los "Pointed" suenan más melódicos que otra cosa. En realidad encajarían mejor en el llamado power pop (o punk pop, aunque el sonido "a lá Fat Wreck" que se entiende hoy por punk pop es altamente odioso). Sin embargo sus dos "hits" son, por velocidad y dinamismo, genuino punk rock. Hablo de "Out of luck" y "Somebody´s Mom", dos pildorazos de pura energía pegajosa, pogebale y perfectamente coreable. Un par de auténticas joyas.






Justamente, gracias a estas supe de su existencia, lo que no tendría nada de raro si no fuese por el cómo. Una anécdota la mar de bonita y que adoro rememorar.
Situémonos a mediados de los 90, cuando andaba yo a tope con el punk tras un primer intento infructuoso justo una década antes. En aquellos entonces consumía casi cualquier cosa que tuviese que ver con el tema, de ahí que decidiera alquilar la película "Caído del cielo / Out of Blue" tras leer no sé dónde que narraba la historia de una chavala ansiosa por formar parte del punk tras sentirse marginada entre los suyos. La peli venía firmada, y co-protagonizada, por Dennis Hopper, y no dudaba que sería un poco chapas, pero la localicé en mi video-club habitual y la vi. Efectivamente me pareció un rollete, y no me gustó lo que era moneda común en casi todas las pelis sobre/con punk/s, retratar la movida como algo esencialmente negativo. Sin embargo, hubo una cosa que me atrapó. Y mucho. La inevitable escena en la que la protagonista acude a un concierto. Aluciné con las dos canciones que tocaba la banda del escenario, que justamente eran -una versión acortada de- "Out of luck" y "Somebody´s Mom". Quedé tan prendado que corrí a juntar mis dos vídeos y copiarme aquel material. Esa escena concreta. Solo había un problema, el nombre del combo en cuestión no salía por ningún lado, ni siquiera al final de los títulos de crédito. ¡¡Demonios!!.

Actualización (25-02-2021): Revisada recientemente, pude corroborar que sí, el nombre sale, un poco a escondidas, pero sale. No entiendo por qué cojones no me di cuenta entonces (¿la mala calidad de la copia, tal vez?). De paso, comentar que también se menciona a "Teenage Head" y "The Subhumans" (los Canadienses). En cuanto a la peli, puede que vista ahora la considere algo más interesante... pero tampoco es como para echar cohetes. Y, sí, la imagen que da del punk sigue siendo negativa e inevitablemente salpicada por ideas propias del cine mainstream.



Pasó algo de tiempo. Puntualmente rememoraba aquel sonido revisando el material de la cinta VHS, pero era casi imposible saber más al respecto. En esa época tenía un amigo nuevo con más o menos gustos afines y solía prestarme cintas. Cierto día puse en el radio-casete una. Era un punk melódico muy de finales de los 70 bastante chulo. De pronto, ¡arrea!, ahí estaba "Somebody´s Mom". ¡¡No es posible!!. ¿Había dado con la misteriosa banda?. Escuchar "Out of luck" me lo acabó de confirmar. ¡Eran ellos!, ¿y cómo se llamaban?. Pues como ponía escrito en la respectiva pegata: "The Pointed Sticks".
Me volví adicto a la cinta que llevaba siempre en el walkman. Cierto que las dos canciones que sonaban en la película eran básicamente lo mejor de su repertorio, pero el resto estaba a la altura. Y así tiré durante largo tiempo, hasta que apareció internet. Busqué en el emule y di con un disco recopilatorio llamado "Part of the noise". Era el mismo material del casete, solo que ahora ya podía escucharlo en el mp3. Y procedí.
Este es un culebrón con varios saltos temporales de longitud considerable, porque mi relación con los "palos puntiagudos" ha sido así hasta la llegada de las redes sociales y "Spotify". Justamente, fue hurgando ahí que me acordé de ellos, tecleé su nombre y cuál fue mi sorpresa al encontrarme con, no solo un par de trabajos clásicos, también discos nuevos. ¡¿Mande?!. Sí amiguitos, los "Pointed" habían resurgido del retiro dispuestos a seguir rockeando. Y yo con estos pelos.
Pero antes de llegar a esa parte, demos un leve repaso en plan "revista oficiosa" a la trayectoria del grupo (cortesía de "Wikipedo", por supuesto).
Los "Pointed Sticks" fueron la primera (¿y única?) banda Canadiense fichada por el seminal sello británico "Stiff Records", cantera de muchas y míticas punk-bands. Sin embargo se encontraba en plena movida financiera y el LP resultante, "Perfect Youth", nunca vio la luz (ese es también el título de mi tercera canción favorita de los muchachos). Estamos en 1980. Naturalmente un palo de tales dimensiones desanimó por completo al combo que, poco a poco, fueron perdiendo el contacto entre ellos hasta que "Pointed Sticks" desapareció del mapa.



En 1995 se publicó la recopilación de la que hablaba antes, "Part of the noise". Y una década después ve la luz el LP perdido, cortesía de "Sudden Death", sello que regenta nada menos que Joey Keithley/Shithead, frontman de los míticos "D.O.A." que también son Canadienses y muy colegas de los "Pointed" (habiendo tocado juntos en alguna ocasión a pesar de la diferente intensidad de sus sonidos). De igual manera, "Sudden Death" edita al año siguiente una recopilación de singles y rarezas titulado "Waiting for the real thing" (donde "Out of luck" y "Somebody´s Mom" suenan mejor que nunca). Por lo visto este material se vendería bien en Japón, donde tira mucho el punk melódico y saltarín (allí también funcionan guapamente peña como "The Carpettes", que guardan ciertos parecidos sonoros con los "Pointed Sticks"), y en 2006 el combo parte para allá, llevándose la sorpresa de su vida ante el notable éxito obtenido. Animados, se fueron juntando y rejuntando esporádicamente hasta que pasó lo inevitable, en 2009 graban un nuevo LP, "Three Lefts Make A Right". ¿Y qué tal?. Hombre, pues lógicamente el sonido se relaja un pelín. El pop gana terreno al punk y cuenta con algunos temazos muy dignos. De hecho, si hablamos concretamente de "All Night" estamos, simple y llanamente, ante una auténtica delicia que en un mundo justo sería un total y absoluto "hit" a nivel masivo. Vamos, que el disco está chulo y se disfruta. Contentos con esta dinámica, en 2015 lanzan otro LP de título evidente: "Pointed Sticks". Aunque el sonido se sigue pareciendo a "Three Lefts Make A Right", y tiene algunas canciones bien majas y agradables, también se cascan de esas que te saltas cuando lo estás escuchando. Pero hace gala de algo afín a todas las composiciones de los "Pointed", y es que muchas de sus melodías, incluso las que en principio te parecían del montón, se te quedan impresas a fuego en la mente y te van absorbiendo poco a poco, hasta que un día, casi sin darte cuenta, comienzas a tararearlas obsesivamente. No obstante, y tal cual ocurre con casi cualquier grupo del mundo, como el primer disco, ninguno.
Actualmente los "Pointed Sticks" gozan más que nunca de lo que hacen porque, según declaraban en una reciente entrevista, se trata de un auténtico hobby sin presiones de ninguna clase. Cada uno de sus miembros, ya con pinta de señores respetables, más arrugas y menos pelo (sobre todo en el caso del cantante, que no lo lleva nada bien disimulándolo con un sombrerito), curran en otras movidas (sin alejarse mucho de su pasión). Uno es profe de música, el otro se encarga del merchandising en macro-conciertos, etc, etc. Van tirando. Y la banda es aquella cosilla con la que disfrutan juntos cuando hay tiempo libre. Y eso es hermoso.

Como guinda, dos canciones de su más reciente repertorio:






miércoles, 31 de enero de 2018

LOS FOTOCROMOS DE "LEVIATHAN"

A finales de los 80, tanto a nivel mainstream como a nivel mas zetoso, se pusieron muy de moda las películas adscritas al subgénero de terrores sumarinos. Muchas de estas, además, no eran más que una nueva forma de espoliar "Alien, el octavo pasajero". "Leviathan", era una de las de en medio, ni muy comercial, ni muy chunga. Aquí les dejo la respectiva reseña. Y aquí sus correspondientes fotocromos.














viernes, 26 de enero de 2018

I HAD A BLOODY GOOD TIME AT HOUSE HARKER

La enésima consecuencia de “Zombies Party” —y de paso, de “Lo que hacemos en las sombras”— es una comedieta con transfondo terrorífico que intenta hilar fino con el humor mezclándolo con una buena cantidad de gore y un tema clásico con millones de adeptos como es el vampirismo. Sólo, que los protagonistas, Derek Haugen, Jacob Givens y Noel Carroll no son Simon Pegg ni Nick Frost, ni el director, Clayton Cogswell es Edgar Wright —no tampoco TaikaWaititi— y ya no es solo una cuestión de talento, sino también de carisma.
Sin embargo, como está todo mostrado en clave de cachondeo, es desenfadada y y cafre, da igual lo mala que sea la película; en festivaluchos de tercera tiene al público volcado con ella. Ese público tan maravilloso…
Por otro lado, la película es popular porque el equipo es un famoso grupo de Youtubers, Good Cop Productions, que se dedican a colgar sus gracietas en forma de corto o series en Internet. Pusieron en marcha este proyecto de manera independiente quedándose la producción sin dinero para completar la película,  por lo que se recurrió a una práctica  tan ruin como es el pedir pasta a los seguidores, o sea, el crowdfunding. Y no solo lograron el objetivo sino que, además, les quedó para una mariscada.
Lo que cuenta es confuso y está mal explicado, amén de que es tan rollo, tan antipática, que mientras la ves se te va el santo al cielo, pero el argumento parece coquetear con la realidad y la ficción, por eso, cuenta que tras matar a Drácula, Jonathan Harper huye a América para proseguir allí su vida, con la mala suerte de que en el trasiego, una extraña presencia le persigue. Esta presencia se aparece ante Harker, y de ahí se intercalan escenas ambientadas en entorno terrorífico con lo que está ocurriendo en realidad que es que esas escenas, las están representando nuestros protagonistas en los ensayos de una obra de teatro amateur que pretenden representar. Estos resultan ser los descendientes directos de Jonathan Harker, y como siempre han sido el hazmerreír del pueblo, deciden devolvérsela a todos ellos haciéndoles creer que un vampiro ha llegado  para destruirles a todos… con tan mala suerte que da la casualidad de que eso mismo es lo que está ocurriendo por otro lado, que por otro lado ha llegado un vampiro para joderles la vida a los Harker.
Por otro lado, también es popular en su nicho esta película, porque durante su rodaje cayó una tormenta polar que imposibilitó que muchos días el rodaje transcurriera con normalidad, ya que fue la nevada más grande y densa que había tenido lugar en la zona durante años.
Muy mala, muy tópica, con gags muy ineficaces, y actuaciones irritantes. No se me ocurre una película en que sus protagonistas, concebidos para que el público empatice con ellos, cigan mas gordos que estos: el del gorrito de lana y gafas es directamente para tirarle al río con una piedra al cuello.
Saciada la curiosidad que a priori pudiera provocar, trasciende poco. A los 10 minutos de haber sido visionada, se olvida uno de que existe.

viernes, 19 de enero de 2018

ANIMAL DE COMPAÑIA

Carles Torrens, fan del cine de terror catalán y habitual espectador del festival de Sitges, abandona su tierra natal a los 18 años de edad para irse a estudiar cine a los Estados Unidos, con lo cual, no es de extrañar que el joven director trate de forjarse una carrera por aquellas tierras.
Así, rueda en 2011 “Emergo”, película que bien porque cautiva a unos, bien porque horroriza a otros tantos, le sirve para engordar un currículum formado por un par de cortometrajes. Y llegamos a esta “Animal de compañía”, consolidación dentro del cine de horror independiente, alabada y criticada a partes iguales por una cuestión que en según que películas y como se introduzcan, pueden cometer la torpeza de convertirse en un tópico; los consabidos giros de guión.
Un apocado empleado de mantenimiento de una perrera municipal, reconoce en el autobús a una antigua compañera de instituto por la que siente una fuerte atracción. Envalentonado, poco a poco va sabiendo de su vida consultando sus redes sociales, así utilizará los gustos de esta chica para, en sus encontronazos con ella, intentar tener una cita con ella. Pero es siempre rechazado. En una de estas, se le va la pinza, la secuestra, y la encierra en una jaula en el sótano de su centro  de trabajo. Contar más al respecto, sería hacer un gran spoiler —si es que no lo es ya el hecho de haberles advertido antes lo de los controvertidos giros de guión—.
Al margen de las trampas que pueda llegar a tender la película, yo me posiciono a favor de ella al 100%, sencillamente, porque durante una hora y media he estado entretenido y sin inmutarme frente a la pantalla, lo cual no es poco, y porque viéndola de primeras, sin tener ni idea de nada sobre esta película ni sus giros, llegué a sorprenderme. Y me sorprendí porque como espectador no estaba viciado. No sabía nada de sus giros, sus críticas o la proveniencia de la cinta, con lo cual la disfruté a tope.
También noté una pericia en la dirección fuera de lo normal para un director español; quizás sea por su formación en USA, quizás por una cuestión de talento —o incluso por un guion firmado por Jeremy Slater responsable, también, del magnífico guion de la denostada por el fandom retrasado mental  “4 Fantásticos”, el cual se le ofreció a Torrens afortunadamente—, pero la manera en que se desarrolla la trama es fluida y dinámica, efectivamente muy a la americana, y no detecto ni la cadencia española, ni el tufo a garbanzos, ni la autocomplacencia que si que detecto en, por ejemplo, “Verónica” de Paco Plaza o tantas otras cintas de horror facturadas por directores españoles. “Animal de compañía” es, con mucho, muy superior a todo eso.
En cuanto al resto, aparte de que me encanta la historia que nos propone, el nivel de dsasososiego y/o truculencia que contiene, me deja más que satisfecho.
Muy maja.
Por otro lado, en los extras del Blu Ray viene una entrevista con Torrens. Pues me ha caído muy bien. Además su película de terror favorita es “La Cosa”.

miércoles, 10 de enero de 2018

LOS FOTOCROMOS DE "SANGRE FRESCA"

El principio de la decadencia del bueno de John Landis, está claramente reflejado en esta muestra de los 90. Sin embargo, con el tiempo goza de un pequeño reconocimiento quizás consecuencia de la nostalgia, quizás consecuencia de su mejora con el paso de los años. Con la firme decisión de pegarle una revisión  próximamente, aquí les dejo con sus fotocromos. Sangre fresca.















lunes, 8 de enero de 2018

POLTERGEIST

Como recientemente se hizo noticia —que era, en realidad, un secreto a voces— el hecho de que “Poltergeist” no la dirigió Tobe Hooper, sino, el propio Steven Spielberg. John R. Leonetti, director de “Anabelle”, que trabajó en “Poltergeist” como ayudante de cámara, saca a la luz estos datos en la prensa. Nada nuevo. Spielberg no podía rodar ese año otra película aparte de “E.T. El Extraterrestre” porque así lo dispuso una cláusula de su contrato con Universal, y se acreditó en “Poltergeist”, que sería su siguiente película, como productor, dándole la autoría del film a Tobe Hooper. Pero la dirigiría él. Leonetti, lo único que ha hecho es confirmar lo que todo el mundo ya sabía. Así que, esta fue una buena excusa para volver a verla. Y no cabe duda, desde el principio, que se trata de una película de Spielberg, con todos los clichés del Spielberg de esa época —familia de barrio residencial, la infancia como gran protagonista, bicicletas… casi parece “Stranger Things”— y dónde no se ve ni un solo atisbo de Hooper, sin duda, mucho menos sofisticado en su forma de dirigir. Aún así, Leonetti dice, que a veces, Spielberg se marchaba del rodaje y le dejaba dirigir a Hooper, por lo que hay escenas en la película que bien podían ser suyas. La historia a estas alturas, también es de sobra conocida; Una familia comienza a experimentar fenómenos extraños en su casa, hasta tal punto que los fantasmas llegan a secuestrar a la hija pequeña, haciendo su fuerte en la televisión. La familia contactará con varios mediums que les ayudarán a traer de vuelta a la niña. Y mi opinión era, antes de este visionado, que “Poltergeist” es la película de casas encantadas más plástica y anti atmosférica que existe. Una clara muestra de cine de terror para el público que no ve cine de terror habitualmente. Y tras verla, lo único que puedo hacer es confirmar esto, y añadir que, además, es tan jodidamente aburrida, que más de un 65% de la cinta se la pasan hablando. Cuando no parlotea la Zelda Rubistein, parlotea la otra médium (a la actriz que la interpreta no la reconozco y no me apetece consultar ahora mismo IMDB). Pero además de aburrida, es que es una película mala de cojones. Y al paso del tiempo me remito. Al margen de que esta película sea tan mainstream que su contenido terrorífico queda anulado, es que es cutre y chapucera como ella sola en todos los aspectos. Cualquier serie B de la época, tiene más inventiva y originalidad, que este cuento de hadas malas se Spielberg. Y la comparo con “E.T. El Extraterrestre” ya que se estrenaron con solo una semana de diferencia, y el paso del tiempo podía también haber hecho mella en ella, sin embargo, mientras que “E.T.” se mantiene fresca a su manera, “Poltergeist” no hay un ser humano que la aguante. Y menos si se tiene algo de estima por el cine de terror (no digo si se es fan del cine de terror, que los fans la endiosarán solo porque es de terror y porque la firma Tobe Hooper, porque el criterio del fan se basa en fanatismos, no en opiniones formadas como bien podemos ver en miles de blogs o páginas de facebook). Sin embargo, tendré que revisar las secuelas de las que si que tengo, vistas 20 años atrás también (o más), buenos y terroríficos recuerdos. Seguiremos hablando al respecto. Lo dicho. “Poltergeist” es una mierda. Me dan igual los efectos especiales, y sobretodo, las inevitables nostalgias.

viernes, 5 de enero de 2018

EL REGALO

Un matrimonio se muda a una casa en su antiguo barrio, cuando se topan en el supermercado con un ex compañero de instituto de este. Se les colará en casa y les hará la vida imposible.
Un estilizado y moderno “Home Invasion” de los de la vieja guardia, deudor de cosas como “Atracción fatal” o, salvando las distancias, “Funny Games” y “Caché”,  pero infinitamente menos imaginativo que estos.
Un film que a pesar del prestigio obtenido allá donde ha ido, no deja de ser un remedo de montones de películas anteriores, y que desde el minuto uno intuimos que va a pasar hasta tal punto que cuando la trama pega  un giro, el espectador ya sabía que este iba a tener lugar y como iban a cambiar las tornas. La película la hemos visto 5000 veces previamente.
Pura basura de consumo para ese tipo de espectador que cree que se las sabe todas y que sale del cine con la firme convicción de haber visto un buen thriller, y lo que ha visto es una mierda.
Coproducción Australiano-Estadounidense que resultó de lo más rentable al haber sido rodada en tan solo 25 días, costado tan solo 5 millones de dólares,  y haber recaudado más de sesenta. Un presupuesto que se fue en caché de los actores y en un buen número de esas cámaras Cannon tan de moda entre los aspirantes a  cineastas y  realizadores videocliperos, por baratas.
Recompensada con buenas críticas, se trata de una película cuyo estreno fue en una plataforma digital de Internet pero que, sin embargo, aquí en españa se estrenó en salas sin pena ni gloria.
“El regalo”, con protagonismo de Jason Bateman y Rebeca Hall, supondría también el debut como director del tercer protagonista, Joel Edgerton, que habiendo sido previamente secundario de montones de películas mainstream se atreve con un largo tras haber dirigido únicamente dos cortometrajes previos. Lo que consigue al final, no es más que una estilizada, adornada y cara "fan movie".
Muy, muy mala. Aunque viste como si no lo fuera.

miércoles, 3 de enero de 2018

LOS FOTOCROMOS DE "EL CEMENTERIO VIVIENTE 2"

La secuela de "Cementerio viviente", cuyos fotocromos pueden ver aquí, y la reseña aquí, también tiene fotocromos (un poco feítos) que les dejo aquí debajo.