
Me declaro fan de la saga "Destino Final", una que entretiene lo suyo en cada entrega, sin variar ni un ápice el planteamiento de la primera de todas.
Esta cuarta, es lo mismo de siempre: Una escena inicial tremendamente impactante, esta vez con un accidente brutal en una carrera de coches, las premoniciones del protagonista y el intentar romper la cadena de accidentes con el fin de salvar a los supervivientes, sin éxito al final.
Lo bueno es que esta cuarta entrega está dirigida por David R. Ellis, director de la mejor de la saga, que es la segunda (de la que la reseñada es muy deudora) y de la simpática "Serpientes en el avión", entre otros películos de encargo de variado pelaje.
Y bien, bien, bien servidita de gore; más que sangre en "Destino Final 3-D" lo que vemos son vísceras. Páncreas, hígados, tripas... ¡la bomba!, Con lo que salí del cine (en una sala ¡vacía!) con un tremendo buen sabor de boca.
La película en sí misma es muy disfrutable, pero en 3-D.... ¡Es la repolla!
A todo esto tengo que decir que esta ha sido mi primera experiencia en 3-D en una pantalla grande con las nuevas gafas negras. Según un amigo aficionado al nuevo formato, el efecto 3-D es más espectacular en unas películas que en otras. Bien, intuyo yo que el de esta es modosito. Buenos efectos cuando ruedas de bólidos vienen hacia nosotros, maderos en punta que se salen de la pantalla, trozos de carne que nos pasan por la cabeza... sin quejas.
Me hizo mucha gracia el detalle de que uno de los accidentes más brutos y sangrientos, transcurre en una sala de cine donde los espectadores ven una película en 3-D.
Me ha gustado mucho el tema del 3-D. Pero también ha generado un dilema. Mi señora coincide conmigo, tras la experiencia ¿querré ver alguna película en el cine sin los 3-D? Espero que no, porque, aunque espectacular, pienso también que es la muerte del cine tal y como lo conocemos.
Y por si les interesa, mi orden de preferencia en cuanto a la franquicia de "Destino Final" quedaría del siguiente modo: 2, 1, 4 y 3.