jueves, 24 de mayo de 2012

CEBO PARA UNA ADOLESCENTE

Francisco Lara Polop, en sus comienzos, antes de rendirse ante una industria que pedía tetas y cachondeo, no solamente hizo sus trabajos de mayor calidad, si no que ya arrastraba consigo un cierto gusto por el morbo y el amarillismo. Y eso es lo que nos ofrece “Cebo para una adolescente”, morbo y amarillismo, con el handicap de que estando vivo Franco, poco se podía mostrar en pantalla. Lara Polop, llegaba al limite, en cualquier caso.
Una adolescente, tras acabar sus estudios de Ingés, es contratada como secretaria por una empresa bilingue. El jefe, se encapricha de ella y la colma de regalos y atenciones, sacando a su familia del cuchitril donde viven y metiendoles en un piso confortable.
Durante un viaje a Londres, el jefe la enamora y se la beneficia, con falsas promesas de amor eterno. A la vuelta, todo cambia, sometiendo a esta a un ninguneo y un desprecio, teniéndola en cuenta tan solo, con el fin de satisfacer sus bajos instintos. Claro que ella está enamorada… hasta que conoce a un joven periodista del cual se enamora de verdad. El jefe, al descubrirlo, somete a la chica a un chantaje que le hará la vida imposible.
Mucho oficio es el que detecto tras ver esta película, ejecutada con una destreza y un dominio de las cámaras, del cual, unos años después, Lara Polop se olvidaría en pro de las películas “S” y demás morralla que por otro lado tanto dinero recaudaba. La película engancha desde el minuto uno, porque intuimos por donde van a ir los tiros, pero queremos ver como se va desarrollando el entuerto.
Con el guión escrito por el propio Lara Polop, junto con Manuel Summers – que hace las veces de compositor del soundtrack- la baza gorda de la película son una trama interesante, el dominio del tempo y sobretodo los actores, que están sobervios. Así tenemos a una jovencita y extremadamente bella Ornella Muti, que está para comersela en bikini, o con esos setenteros pantalones que llegan casi hasta los sobacos, al Francés Phillip Leroy, que entre peli gabacha y “Poliziesco” Italiano todavía tenía tiempo para hacerse alguna películilla en las españas, y sobretodo un Emilio Gutiérrez Caba con pelazo y patillas, que trata por todos los medios, parecerse al Al Pacino de la época, al de “Serpico” o “Tarde de perros”, y para ello, no escatimará en imitar look y gestos y miradas del actor. Algo delirante y curioso, y supongo que normal para la época. Desde luego, esto no ocurrió en muchas películas más de las que protagonizó Gutiérrez caba.
Por otro lado, los Madrileños disfrutamos el doble de esta película, al hacer un buen uso de exteriores reconocibles. Un gustazo el poder ver los cines de la Gran Vía Madrileña de aquella época y las pelis que proyectaban, así como el parque del retiro, el parque de atracciones e incluso el extrarradio. Mucho mejor que muchas vídeo-guías turisticas, oiga.
Con todo, una buena muestra de lo que podía haber sido el cine español, si hubiera seguido por estos derroteros. Pero…