jueves, 26 de septiembre de 2013

EN EL OESTE SE PUEDE HACER... AMIGO

Conscientes ya del éxito que tenían tanto Terence como Bud juntos o por separado, y ya con el estilo característico de mamporros y humor, se explota aquí otra formula que sería exitosa dentro de las películas de estos dos; la de juntar a Spencer con un niño. En “Zapatones” o “El Sheriff y el pequeño extraterrestre” así fue o con un adolescente en “Aladino”, pero el precedente es esta divertidísima “En el Oeste se puede hacer… amigo”. Aquí, al niño repelente que va con Bud no le gana ningún otro. Renato Cestié, visto más de pequeño todavía en “Bahia de Sangre” de Mario Bava,  da vida a Chip, el joven que tras morir su tío es semi-adoptado por el  bueno de Coburn (Bud Spencer), cuando de casualidad estos le salvan la vida. Por otro lado tenemos a Sonny (inmenso Jack Palance), que convencido de que Coburn ha desvirgado a su hermana, le persigue por todo el Oeste con el fin de, primero, hacerle esposar con ella, y matarle por deshonrarla de segundas.
De mientras el Sheriff-Reverendo del pueblo (Paco Rabal, aún prestigioso, adscrito a los géneros hasta el fin de sus días), chantajea a Coburn y a Chip, porque quiere quedarse con las tierras del muchacho que, intuimos, valen más de lo que ofrece por ellas.
En co-producción con España –el magnífico guión es nada menos que de Rafael Azcona, firmando, no obstante, como “Raphael” Azcona-  nos enfrentamos a un muy divertidísimo “Spaghetti Western” donde la verborrea juega un papel vital en la trama, ya que, por el contrario a muchas producciones similares, su humor se aleja notablemente del “slapstick” habitual en favor de unos diálogos, contra todo pronóstico, brillantes, sin dejar de lado, por supuesto, las cada vez más famosas hostias del Spencer ( ¡¡Esa mano abierta!!).
Nunca Bud Spencer había estado tan bien en otra película, ni tan Bud Spencer (jamás, si exceptuamos alguna de sus películas de ultima hornada o aquellos telefilmes de “Big Man”, dejó de interpretar su propio estereotipo). Sin embargo, la presencia de un decadente y, sin embargo en estado de gracia –está graciosísimo- Jack Palance, le hace una sombra terrible, convirtiéndose Palance, sin duda, en lo mejor de la película.
Paco Rabal, con tremendo sentido del humor, haciendo de malo de la función y a la vez, de caricato, cumple mucho mejor que en sus películas prestigiosas, e incluso, llegas a partirte el culo con sus apariciones.
En definitiva, una de las mejores comedias del Oeste italianas de las que llevo vistas.
Dirige Mauricio Lucidi, quien, al igual que Jess Franco en España se encargó de montar “Don Quijote de Orson Welles”, él lo montó en su versión Italiana.