Cuando se habla de José Ramón Larraz, en primera instancia,
se suele reivindicar la etapa adscrita al fantástico que cultivó al principio
de su carrera en Inglaterra. La de más prestigio, que incluye cosas como “Las
hijas de Drácula”, “Síntomas” o “Violación… ¿Y?”. En segundo termino, y ya muy
de lejos, se reivindican las chungadas que hizo con José Frade,  aquellas mierdas hechas con dos pesetas que se
estrenaban en cines de tercera como son “Al filo del hacha” o “Descanse enpiezas”. Y  ya, para el público
especializado, tiene mucho culto cosas ochenteras como “los ritos sexuales del diablo”,y a mí me llevaban los demonios porque se consideraba a Larraz un
director de cine de terror, obviando que había cultivado otros géneros como la
comedia, y yo rompía lanzas a favor de “Polvos Mágicos”, “Juana la Loca… de vez
en cuando” o “La momia nacional”. ¡Ah! Y 
“Sevilla Connection”, por supuesto. Pero claro, yo si he reivindicado
esos títulos, así que, los cuatro gatos que podamos ver las películas de este
señor, tenemos más que trillados sus títulos más significativos. No obstante,
sin ser una cosa devastadora, la filmografía de 
Larraz posee muchos títulos, y casi nadie habla de lo que hay entre
medias de todos esos títulos, que lo hay y mucho y muy mediocre. Y es que si
todas estas películas pueden llegar a gustarme por motivos siempre ajenos a la
calidad cinematográfica, estos  títulos de
en medio, que pasan inadvertidos, no interesan ni a los fanáticos del terror,
ni a los de las comedias cafres… pero resulta que son el grueso de su
filmografía.
“El Mirón”, es una de esas películas.
Engañosa, porque tiene toda la pinta de tratarse de una
clasificada “S”, y en realidad es un dramón de corte erótico, que  aun con escenas de folleteo, estas resultan
blancas e inofensivas.
Una película que le valió algún que otro premio a su
protagonista Hector Alterio (a pesar de que aparece doblado) que tiene que
lidiar con las dos rémoras del cine español de la época (1977), que son la
transición y el “Destape”. Así nos encontramos ante una rareza al tratarse de
un drama erótico, y  ahí es donde la cosa
deja de ser buena porque por lo demás es un coñazo de aupa, casi insoportable,
al que, eso si, le encontramos muchos ramalazos de lo que el Larraz etapa
inglesa fue. Y es que seamos serios, “El Mirón” es un coñazo… pero las pelis
Inglesas de Larraz, a rasgos generales, más interesantes por el contenido
fantástico y terrorífico, no dejan de ser soberanos y eternos rollos.
Cuenta la historia de un caballero que insta a que su mujer
se folle a otros  delante de él. Incluso
participa activamente en esas orgías, para luego echárselo en cara todo el
tiempo y que los celos le coman. Y claro, esa es la única manera en la que él
se excita… en definitiva, que es un jeta. Su madre, harta de esta situación
increpará a la puta de su mujer… más o menos.
Eso sí, el producto, antes de ser visto, contaba con todos
los elementos para resultar atractivo al público de aquellos años,  lo que se tradujo en una buena taquilla de
500.000 espectadores.
Junto al prestigioso, a posteriori, Alterio, tenemos a Pep Munné, Alexandra Bastedo, Aurora Bautista y Carlos Ballesteros.
Muy flojilla.