Tras su obra maestra “Malizia”, Salvatore Semperi no supo
sacarle partido al tipo de cine que podía haber desarrollado y se limitó a
explotar la formula creada hasta hacerla prácticamente desaparecer en un mar de
subproductos. Por otro lado, su musa. Laura Antonelli, que tantos sueños
tórridos provocó en el macho ibérico de todas la edades, adicta a la cocaína,
se deterioraba físicamente, protagonizando películas picantes en las que ella
ya no era lo más deseable; ese pivón de “Malizia” ya no era tan pivón.
Y justo en esa decadencia que propició que Semperi pasara a
ser uno de los directores italianos más prometedores a ser uno más de comedia
chabacana, José Frade pone a disposición del director sus infraestructuras y
sus dineros con el fin de llevar a buen puerto esta co-producción de lo más
vulgar y mediocre, “Casta y pura”.
Cuenta la historia de un campesino casado con una mujer que
tiene propiedades que se está muriendo. Estas propiedades quedan en posesión de
la hija de ambos, por lo que, para evitar que cuando se case reparta con su
marido, el campesino obliga a su mujer a hacerle jurar a la hija, que mientras
su padre viva no se casará con nadie y que se dedicará por entero al cuidado de
este. La niña jura, y al cabo de 20 años, casta y pura, comienza a tener
terribles sueños tórridos y cambios de la personalidad, que los curas y médicos
de la zona achacan a la necesidad que tiene la mujer de acostarse con algún
tío, cosa que su padre impedirá por todos los medios. Hasta que un primo de la
chica, adoptado, se enamora de la chica y ahí, comienza a liarse la madeja.
Una película de naturaleza machista, que no deja de serlo a
pesar del giro feminista del desenlace del argumento, porque ese giro sirve
única y exclusivamente para justificar el pobre folleteo del que ha hecho gala
la película puesto ahí con intenciones que nada tienen que ver con la igualdad
sexual, y sí con el alivio de los bajos instintos. Aún así, se las apaña para
no mostrarnos ni una teta. Laura Antonelli, tampoco está en su mejor momento físico.
Sin duda, una de las peores películas de Semperi. En nuestro
país obtuvo 250.000 espectadores, que debía ser, pizca más o menos, el número
de espectadores que se deseaba.
En el reparto, junto a la Antonelli tenemos a un estupendo
Fernando Rey, secundado por Christan de Sica, Enzo Cannavale o Diego Capuccio.
Ni para fans de Semperi.