lunes, 17 de septiembre de 2018

LA PANDILLA DE LOS 11

A principios de los años 60, en pleno auge del cine negro español —por ejemplo, Arturo Fernández se dedicaba a finales de la década de los 50 a interpretar papeles en este tipo de cine—, resultaba de lo más oportuno para la taquilla el realizar una comedia que se mofara de este género y de las películas de gángsteres americanas. 
Así, con dirección de Pedro Lazaga, “La pandilla de los 11” parodiaría con su título el éxito comercial de aquellos años “La cuadrilla de los once”, película a mayor gloria del denominado Rat Pack (Dean Martin, Frank Sinatra y Sammy Davis Jr.) y dirigida por Lewis Milestone. Pero más allá del  título y que la premisa central de ambas es un robo, ahí quedaría toda similitud. En realidad “La pandilla de los 11” tendría pinceladitas de varios títulos de la época (las referencias paródicas a “Rififí” estarían más marcadas que las que pudiera haber a la película de Milestone) resultando una amalgama de guiños que servirían de hilo conductor para lo verdaderamente  importante en esta película, que es la colección de gags escritos por Antonio de Lara “Tono”, uno de los humoristas gráficos más representativos de la llamada “La otra generación del 27”, que hace de la astracanada el leit motiv de esta película. Algunos chistes son ganchos directos a la mandíbula, mientras que otros están impregnados de un sutil surrealismo —a saber; el individuo que tiene sed que está siendo torturado a base de hacerle comer polvorones, o el hecho de que los gángsteres de pacotilla que protagonizan esta película tienen  guardarropas donde dejar sus armas en los clubes que frecuentan—. Muchos de ellos sobreviven al paso de los años estupendamente; otros en cambio se han quedado un tanto kitsch.
Cuenta como un mafioso llamado “El Rubio” (descacharrante Adolfo Marsillach), reúne a una serie de individuos de mal vivir con la finalidad de formar un grupo que robará el banco de España, haciéndolo de manera subterránea y desde Las Cibeles. La mala suerte querrá que se queden atrapados en el túnel por el que pretenden entrar, lo que generará  toda suerte de sucesos hilarantes.
En verdad, sin dejar de ser una comedia de lo más entretenida, resulta un film del montón y no especialmente relevante, sin embargo, su principal virtud radica en que, dentro de un elenco maravilloso, tenemos juntos, y casi siempre compartiendo plano, a dos generaciones de cómicos en su salsa, interpretando las líneas y diálogos de Tono con la mayor efectividad posible. Y es que esta pandilla de 11 la componen actores de la vieja guardia como Pepe Isbert o Manolo Moran, con actores que durante años serían el relevo de estos como Manolo Gómez Bur, Ángel de Andrés padre, Juanjo Menéndez, Ismael Merlo, Antonio Ozores, y como única fémina Margot Cottens, siendo estos los más destacados, amén de todos los secundarios que les acompañan durante el metraje.
Dirige Pedro Lazaga, sin duda, uno de los directores de “Españoladas” más importantes de nuestra cinematografía, así  como poseedor de una de las filmografías más extensas y reconocibles.