Alice Loewe, cómica británica con más o menos talento, de
aquellas cuya gracia radica en que apenas se la encontramos, sienta cátedra
festivalera allá por donde pasea el careto. Porque las películas en las que
participa son poco menos que carne de festival. Y sentó cátedra con aquella peliculita de sutil y pérfido humor
negro que era “Turistas” de Ben Whithley en la que colaboró con su pluma en el
guion, que gustó y tuvo premios por doquier. Y no estaba mal aquella película.
Pero aquella película no es excusa para que esperemos con
candeletas todo lo que la actriz tenga a bien hacer. No se lo merece. No es tan
buena.
“Prevenge”, película que Loewe escribe, dirige e
interpreta cuenta la historia de una
estúpida choni de clase media/baja, que
estando embarazada y viuda, escucha la voz de su niño que espera dentro de la
tripa. Y este, como no, le pide que vaya asesinando a todo aquél que se le
ponga entre ceja y ceja, dejando por el camino un reguero de sangre
perteneciente a la ristra de personajes grotescos y desagradables, cuando no,
falsos y manipuladores que se encuentra por el camino, mientras esa sangre tiñe
todo de un sofisticado humor negro.
En absoluto termina de convencerme, más, cuando esa cámara
que Loewe tiene a bien dirigir no para quieta ni un segundo en un alarde de
anarquismo estilístico, quizás, demasiado impostado. Pretendiendo generar algo
perturbador, Loewe consigue que el espectador no haga otra cosa que fijarse en
que la cámara no para quieta, en que se desenfoca y que lo que sucede en el
cuadro se nos pase porque estamos más pendientes del traqueteo que de cualquier
otra cosa.
En cuanto a la idea del feto que da órdenes desde la tripa a
la madre, nada nuevo. Todo eso lo hemos visto más y mejor en “Baby Blood”,
película francesa de los 90 de Alain Robak, que contándonos lo mismo que esta,
pero sin el afán de hacernos reír, resulta tener más gracia e ingenio que “Prevenge”,
sobre todo, porque es una película serena.
Y es que en definitiva, ni el festival de sangre, ni los
cojones de un asqueroso cayendo al suelo tras recibir un tajo de la embarazada
psicópata, ni esos gags con el mismo asqueroso como protagonista, vomitando y
luego besando a la Loewe con la comisura de los labios llenas de tropezones, consiguen
que la película acabe resultando simpática, que es lo que pretende.
Sin embargo, las circunstancias en las que se gesta la
película, si que son un tanto curiosas.
Y es que, preñada como un bollo de crema y pensando que en ese estado
nadie la iba a contratar (nos ha jodido,
con un embarazo de ocho meses, no es plan de hacer una película con una señora
y que se ponga a dar a luz en medio del set…) la Loewe se escribe deprisa y
corriendo —en poco más de tres días— un guion para su lucimiento y el de su
bombo: el de esta “Prevenge”. Consigue financiación para su antojo de mujer
embarazada y rueda este en 8 días. Porque claro, estando embarazada de 8 meses,
no puede extenderse el rodaje mucho más. Entonces es cuando pensamos, aunque
solo sea de pasada, que para estar rodada en poco más de una semana, quizás la
cosa no sea tan mala.
Más gracioso resulta el hecho de que, haciendo una película
bajo la rabieta de considerar que en ese estado avanzado de embarazo nadie la contrataría, se
alinean los astros y hace, a la vez que este, un papel en la película de
episodios “A Moment of Horror”.
Por otro lado, a rasgos generales, no me gusta demasiado el
humor de Alice Loewe. Pero, como no ver “Prevenge”.