miércoles, 7 de abril de 2021

LECTURAS JUVENILES - 1ª PARTE

A finales de los 70 y principios de los 80, se estilaba mucho la lectura destinada al público juvenil. Es cierto que no hace demasiado también "Harry Potter" y todo lo que esputó fueron de enorme éxito entre la chavalada. Pero aquello se consideró un fenómeno "raro" por atípico. Yo les hablo de cuando esta clase de literatura igual no lo petaba tanto, pero estaba siempre ahí, dispuesta a ser consumida. De entre todo el material destacaron los libritos casi minimalistas de "Altea Benjamín", los algo más rechonchos pero igualmente ligeros de "Astral Juvenil" y los famosos "Elige tu propia aventura" -que pegaron muy fuerte- de "Timun Mas". Pues bien, en esta trilogía de entradas iremos viendo breves reseñas de algunas de aquellas publicaciones. Es decir, las que conservo en mis alforjas desde la época que las recibí y devoré, cursando Enseñaza General Básica. Si los he preservado del paso del tiempo se debe, seguramente, a que en su momento me dejaron huella y la idea de perderlas no me hacía ninguna gracia. Aunque también podría ser fruto de la mera casualidad.
Si hurgo en qué momento este material entró a formar parte de mi existencia, creo recordar que lo hizo como premio en los juegos florales de la escuela. Una vez al año presentabas un relato, un poema o alguna chuminada por el estilo y, si ganabas, pues como recompensa te tocaba un libro. Me gustaría lo leído y, a partir de ahí, ya me los pillaría yo, o los pediría como presente en las ocasiones especiales.
En cualquier caso, y aprovechando que hoy cumplo años, arrancamos este repaso proto nostálgico con algunos títulos de la colección editada por "Altea" destinada a la audiencia joven, de ahí que fuese bautizada como "Altea Benjamín". Todos estos libros tenían un aspecto delicioso, de menos de un palmo de alto y escasas páginas. Supongo que podrían tildarse "de bolsillo", pero el papel duro con el que estaban impresos hacía algo incómodo llevarlos en la parte trasera del tejano. Y, además, sabía mal someterlos a tan malos tratos. Lo que a uno le pedía el cuerpo era cuidarlos como si fuesen bonitas y delicadas mascotas.
Estos son los supervivientes...

EL PAÍS DE LOS HELADOS / 1979 - editado en España en 1982
Lo que más sorprende de este librito de escasas páginas es quien lo escribe, Anthony Burgess, autor de "La naranja mecánica". Superado eso, nos encontramos con una historia super-simple que el tipo debió pulirse en treinta minutos con el culo apoltronado en su cagadero particular. La cosa va de una expedición a un mundo hecho de helado, con montañas de pistacho, desiertos de vainilla y monstruos italianos armados con cucharas. Todo contado en plan diario de expedición, aunque al final resulta que es la fantasía de unos niños adictos al azúcar. Como con casi todos los libros de la colección, lo mejor son las bonitas ilustraciones de Fulvio Testa.

EL MONSTRUO PELUDO / 1982 - editado en España el mismo año
Hay un monstruo feísimo, con pelos hasta en los ojos, que se pirra por comerse a un ser humano. Un día pasa un rey por ahí y se convierte en posible manjar. Sin embargo, este le convence de que los niños saben mejor, así que le deja ir a por uno. Tan mala pata tiene, que termina llevando a su propia hija. Lo que el monstruo no espera es que la chiquilla contraataque con rimas, cosa que logrará derrocarle.
Pues está simpático este librito. La historia es tontuna, pero se deja leer, a pesar de ese final tan empalagoso que diríase es en tono de coña. Aunque, como siempre, lo que destaca son las sensacionales ilustraciones de Pef (Pierre Élie Ferrier). Absolutamente deliciosas. Un regalo para los ojos (peludos o no).

EL GUSANO, ESE DESCONOCIDO / 1979 - editado en España en 1981
Este librito, parido a cuatro manos entre Janet y Allan Ahlberg, esposa e ilustradora + esposo y escritor, se presenta como una especie de guía sobre el gusano. Todo ello, obvio es, a base de un humor rematadamente tontaina y unos dibujos graciosos, pero tampoco deslumbrantes. De chaval me encantaba. Leído hoy, pues la sensación que me deja es de ser una chorrada no demasiado inspirada. Todos los títulos de la colección desprenden encanto, y este también, pero eso no quiere decir que, persé, sean buenos libros.

EL ZOO DE SEBASTIÁN / 1975 - editado en España en 1981
Sebastián se pirra por ir al zoo, pero nadie le hace ni puto caso. Así que sale a la calle y descubre que las sombras generadas por la gente que le envuelve adquieren curiosas formas animalísticas. Vamos, que al final sí va al zoo, pero gratis. El concepto del libro está chulo, y recuerdo que uno disfrutaba mucho comparando las sombras con las figuras humanas que las generaban. Pero lo cierto es que, leído hoy, me sorprende lo, en general, poco jugosas y algo costrosas que son las ilustraciones. Demasiado espacio vacío. La culpa es de Michael Foreman -ilustrador, acompañado en las letras por Georgess McHargue-.
Aún así, "El zoo de Sebastián" llegó a recibir el título de uno de los mejores cincuenta libros del mundo. ¡Sorprendente!.
En las últimas páginas te enseñan cómo generar tus propias sombras graciosas con las manos, movida que intenté recrear siendo infante y que, por poco, no lo hago nuevamente como adulto desencantado y lleno de manías.

EL BUEN REY CANUTO / 1980 - Editado en España en 1982
Esta es la simpática historia de un rey extremadamente cegato, cuya única pasión consiste en leer libros. Un día le obligan a salir de aventuras para impresionar al pueblo, y accede a regañadientes. En el camino se cruzará con gigantes, brujas y dragones... pero al estar tan ciego -no sé yo si lo de llamarlo Canuto va en segundas- no verá nada y regresará a su reino como un auténtico campeón.
Tanto el dinámico texto como los preciosos dibujos corren de la mano de Colin McNaughton, y se nota, porque de este modo ambos van conectados, y mientras el primero te describe una situación, el segundo la contradice logrando el efecto cómico.
Que El rey Canuto (King Nonn en v.o.) se parece al Quijote es tan evidente como para que, al final del libro, se incluya un breve texto sobre la creación de Cervantes.