viernes, 9 de abril de 2021

HERBERT WEST: RE-ANIMATOR

Como el relato de H.P Lovecraft “Herbert West: Reanimator” es de dominio público, cualquiera puede hacer lo que le de la gana con el personaje. Es por esto que el italiano Ivan Zuccon, cineasta amateur de los de la vía de en medio que tras leerse el “Necronomicon” y la gran mayoría de la obra de Lovecraft se dedica mayormente a adaptarla, liándose la manta a la cabeza para realizar, no ya una adaptación fiel del relato como cabía esperar, sino una nueva versión en la que mezcla elementos de aquel con el universo creado por Brian Yuzna y Stuart Gordon en “Re-Animator”. Son las ideas descabelladas que se le pueden ocurrir a cualquier amateur y que, como ya supondrán, no dejan satisfecho más que a su principal responsable.
De este modo, Zuccon, se marca un bodrio abominable con alma de fan film en el que en su afán de desmarcarse de todo lo conocido en lo referente al Dr. West, nos ofrece una película con intenciones oníricas y surrealistas que hacen al espectador cagarse de aburrimiento. Además, no se entiende nada de lo que nos cuenta.
La gracia del asunto está en que aquí tenemos al Dr. West y a su hijo Dr. West Jr. El primero un científico barbudo y sofisticado que es padre del  segundo, es decir, el Herbert West que en su momento diera vida  Jeffrey Combs en  la película de Stuart Gordon. De este modo, tenemos a un actor  peinado con raya a un lado al que le colocan unas gafas de pasta y una bata blanca y asunto solucionado. Ni siquiera se parece demasiado a Combs, pero, sí lo suficiente como para que el fan medio lo identifique con el personaje.
Herbert West padre, tiene una hija que fallece en un accidente, así que, con el fin de devolverle la vida, experimentará con un suero verde que de su invención que tiene el poder de resucitar a los muertos. Como es de prever, no saldrá todo como esperaba. Hasta ahí la cosa, bien, pero, tras una puesta de escena en la que vemos a Herbert West Jr. inyectando el suero a la que en teoría es su hermana, la película se convertirá en una sucesión de flashbacks que harán viajar al West padre adelante y atrás en el tiempo, mostrándonos  momentos en los que su hija está viva, con otros en un universo paralelo en el que la viscosidad y los gusanos fosforito tendrán una gran presencia. La cosa va para atrás y para adelante sin que en ningún momento nos enteremos de qué demonios está pasando. Por el camino, un festival de gore muy pobre y poco espectacular (básicamente, peña escupiendo sangre artificial) hará acto de presencia casi como si se tratara de una declaración de intenciones.
Como se trata de una película absolutamente inmersa en la era digital, esta está rodada en vídeo HD y se soluciona casi en su totalidad con el uso de cromas. Esto algunas veces funcionan muy bien (como en los pasajes oníricos) y otras fatal, y aunque técnicamente no es una cosa espantosa —está bien montada, anda bien de ritmo y, dentro de lo cutre, no lo es excesivamente— no deja de ser un “quiero-y-no-puedo” intentando a toda costa imitar el cine profesional. Y ya les hemos dicho mil veces aquí lo que sucede con este tipo de pretensiones: Que se les ve el plumero.
Por aportar algo positivo sobre la película, les diré que podría haber sido muy fácil apostar por una cosa liviana y ligera inspirada en la película original, pero, Zuccon prefiere tomarse su material demasiado en serio. En consecuencia, adquiere un tono tristón y deprimente que sumado a una ambientación barroca y prescindiendo de todo sentido del humor, consigue que, por lo menos, el espectador más hijo puta no sienta ni tan siquiera el deseo de reírse de la película. Acaba venciendo el solemne aburrimiento. Como fuere, no consigue parecer cine “de verdad” que es lo que intenta desesperadamente.
Por otro lado, Zuccon, se lo tiene muy subidito desde el día en el que, probablemente estando borracho, en referencia a alguna sus películas, el escritor M.J. Simpson (no confundir con O.J…), autor de la biografía de Douglas Adams, escritor de la novela “Manual del autoestopista galáctico”, dijo que Ivan Zuccon era “lo mejor que le había sucedido al cine de terror italiano y probablemente al cine de terror en general, en mucho, mucho tiempo”.
Por lo que sea, el muchacho con sus adaptaciones de Lovecraft, se ha ganado sus seguidores a lo largo y ancho del mundo. Pero conmigo, que no cuente.