Robert Downey Sr., director con una amplia trayectoria que se extiende a lo largo de las décadas, es una de las cabezas visibles del cine underground de los 60, con un discurso y un estilo muy diferenciable al del resto de sus coetáneos. Obviamente rodaba películas de arte, pero siempre con un toque eminentemente contracultural que le hacía deambular de puntillas en lo político, facturando al mismo tiempo unas alocadas comedias que le otorgaban, a sus películas underground, algo de accesibilidad para el gran público.
Tras una serie de cortos y largometrajes underground, tuvo cierta repercusión mediática en los 70 con la película independiente “Putney Swope”, lo que le llevó a formar parte del sistema de estudios a principios de los 80 rodando una comedia bastante popular para Warner Brothers titulada “Viva la Academia”. La película, que se suponía la traslación del espíritu de la revista "Mad" al cine -fracasando en el intento-, destaca por no ser precisamente divertida o hábil, y es que las cualidades de Robert Downey no se adaptaron al cine convencional tras años de rodar con métodos menos ortodoxos que los que Hollywood exigía. Sencillamente, no supo tener a una serie de señores ejecutivos tomando decisiones constantes sobre su trabajo. Y tras el escollo volvería al cine independiente y de bajo presupuesto que es en el que se movía a gusto, propiciando esto que jamás se convirtiera en un director estrella, y ni falta que le hacía.
Durante toda esa vorágine de cine underground y excesos propios de la época, en los 60, de la unión de Downey con su actriz Elsie Ann Down (Elsie Downey tras casarse), nace RoberT Downey Jr., un chaval al que su padre utilizará como actor en algunas de sus películas independientes y que, años más tarde, se convertiría en una estrella de cine, llegando al cenit de su popularidad en 2008 cuando da vida a Tony Stark en “Iron Man”.
El caso es que nos encontramos en pleno 2019 con papá Downey aquejado de parkinson, y a Robert Downey Jr., que siempre se vio un poco ensombrecido por ser hijo de una figura relevante del underground opuesta a él, ve las orejas al lobo, y decide filmar un documental sobre su, al fin y al cabo, desconocido padre, haciendo un repaso a la carrera del cineasta y, de paso, a la suya propia —porque ambas van unidas de la mano—, ahondando en los entresijos de su relación como padre e hijo. Downey Jr. acompaña a Downey Sr. durante sus tres últimos años de vida luchando contra la enfermedad, a la vez que este rodará lo que será su última película underground de la que nunca se nos desvela demasiado.
Robert Downey Jr. intenta acercarse un poco al cine underground que cultivaba su padre con este documental, aunque mucho me temo que nunca acabó de entender del todo el concepto, y a pesar de que Downey Jr. se refiere todo el rato a este como “su documental”, en realidad lo ejecuta con unos mínimos de producción para mostrárselo al gran público y, aunque de vez en cuando él mismo lleva la cámara, van con él operadores, un par de montadores y, lo más importante, un director, en este caso uno de prestigio, Chris Smith, que ya rodó documentales importantes como “Jim y Andy” sobre las excentricidades de Jim Carrey en el rodaje de “Man on the moon”, “Fyre”, sobre un festival de música de alto copete que acabó resultando un fiasco o “American Movie” sobre dos rednecks que les da por hacer una película de terror. Vamos, que Robert Downey Jr. pone el careto, el padre y la pasta.
Sin embargo el documental entero es un emotivo homenaje a su progenitor y una forma de presentárselo al neófito, que no es moco de pavo, además de una especie de reconciliación entre un padre y un hijo que me da la sensación de que no se llevaban especialmente bien. Al margen de eso, el documental tiene abundante material de archivo y podemos ver al director underground en su salsa. Sin embargo, lo más interesante es el retrato sobre los últimos años de Downey senior, que se sincera de manera honesta con respecto a su carrera, al ritmo de vida que llevó o la “brillante” idea de tocarle las palmas a su retoño cuando se introdujo en la droga, aludiendo que al ser él drogadicto también aquellos años, alejar a su hijo de ellas sería hipócrita.
En resumidas cuentas, un documental que está muy bien, muy interesante —al igual que la persona de Downey Sr.— pero que en realidad existe, más que por centrarse en una figura relevante del underground, por tratarse del padre de Robert Downey Jr. Si el papá de "Iron Man" hubiese sido obrero de la construcción, pues lo mismo también habría un documental titulado “Robert Downey Sr.”, porque al final se trata de un caprichito de un millonario megalomaníaco que, por suerte, tiene un padre la hostia de interesante.