Nacida de manera independiente, cuando lo independiente se
volvía mainstream – “Gridlock´d” sería la otra cara del “boom” de Miramax y
compañía- es un película a la que siempre he tenido alta estima, y que, si bien
es cierto que ha tenido sus ediciones videográficas, también lo es que en
nuestro país estas han asomado la cabeza de manera muy discreta. En su momento
me costó encontrarla en VHS, ahora, me ha costado encontrarla en DVD. Pero en
ambos casos, di con ella.
Cuenta la historia de dos yonkies que, estando poniéndose
hasta el culo la noche de año nuevo, son
testigos de como una amiga que vive con ellos sufre una sobredosis. La llevan
al hospital y todo son problemas para ingresarla, con lo que casi se les queda
en el sitio. Esto hace que se replanteen su condición de adictos, así que
deciden dejar la heroína, y para ello acuden a un centro de desintoxicación,
que para atenderlos les pide una tarjeta de atención médica temporal –hay que
recordar que en los USA no hay seguridad social, y si eres pobre, no te
atienden en el médico- que no tienen y
que han de conseguir. La odisea que ello supone, sumado a que han
de esquivar las balas de mafiosos a los que han hecho pequeñas estafas, y las de los policías que les persiguen porque son
confundidos con asesinos en un malentendido, componen el grueso de la película
que en su hora y cuarto (las malas lenguas dicen que está incompleta porque
Tupac Shakur murió en pleno rodaje) se nos queda corta.
La película, rodada con estructura de film de acción, va
saltando de género en género cada dos por tres, así que, presentándonosla como
un melodrama, pasa de la comedia al drama, regado con escenas de
disparos cada dos por tres, chistes negros y escenas de tensión, para al final tratarse de una
película de denuncia social. ¿Y que denuncia? Obviamente, el precario sistema
sanitario americano, que con lo avanzados que son para la mayoría de las cosas los yankies, en
cuanto a la salud pública dejan mucho que desear. Pero no lo denuncia en plan
coñazo y sensacionalista como ya lo hiciera Michael Moore en su documental
“Sicko”, sino que se apuesta por la manera más entretenida posible,
con una historia interesante, muy buenos personajes, humor y acción. Y todo
ello con cuatro pesetas, señores.
En definitiva, muy, muy recomendable.
La pareja protagonista, formada por Tupac Shakur y Tim Roth (muso del cine independiente de los noventa) tienen una química a prueba de
balas, y gran parte de la eficacia de la película es gracias a ellos que hacen
una interpretación memorable que, no obstante, pasó inadvertida. Si la película
hoy es de culto, es porque, en su momento, no la vio nadie.
Junto a Shakur y Roth, tenemos en el reparto a rostros reconocibles
como el de Tom Towles (Otis en “Henry, retrato de un asesino”), Lucy Liu antes
de despuntar, Thandie Newton (“2012”, “Las crónicas de Riddick”) o Vondie
Curtis-Hall, un comediante afro-americano que si bien hemos podido verle como actor en películas como “Blue
Jean Cop”, “El Príncipe de Zamunda” o “Los Reyes del Mambo”, es quien se encarga de dirigir esta “Gridlock´d” además de otros films como
“Glitter” (debut y despedida en el mundo del cine para la diva Mariah Carey),
“Sin Salida”o, como no, unas cuantas series de televisión.
Lo dicho; muy, muy maja.