viernes, 10 de octubre de 2014

LA MARCA DEL ASESINO

Hace poco les hablaba de “Instinto Básico”, y citaba uno de los muchos “Exploitations” que surgieron a raíz de su éxito, este “La marca delasesino”,“Traces in Red” en su versión original.
Un thriller moderno con descarnado y tórrido sexo, como demandaban los noventa.
El caso es que como buen fan de James Belushi,  en su momento alquilé la película, consciente de que este era un claro ejemplo del inicio de la decadencia del actor. A posteriori, porque la intención inicial de la película era acabar de lanzar como todo terreno – que no lo es- a Belushi, en esta producción de Samuel Goldwin, que al final fue un absoluto fracaso. En nuestro país la vieron unos míseros 230.000 espectadores.
Claro, porque el thriller moderno con descarnado y tórrido sexo que se nos anunciaba, era en realidad un thriller de lo más tontorrón con un sexo casi ausente más allá del cartel promocional. Es más, esto es casi mejor, porque ¿A quién le interesa ver escenas de sexo entre estos dos cincuentones y entrados en carnes James Belushi y Lorraine Bracco? Porque vaya dos “sex symbols", señora. La barriga mas grande y el culo más gordo de la historia del cine, respectivamente.
La película, además de estúpida, es un coñazo de aúpa.
Se van sucediendo una serie de asesinatos a mujeres que algo tienen que ver con nuestro protagonista, un detective que, a la par que se va cometiendo un asesinato, va recibiendo cartas anónimas con poemas macabros que parecen escritos por un retrasado mental. Como parecen escritos por un retrasado, el detective no les echa cuentas, hasta que la cosa se va haciendo más gorda. Así que, puestos a desconfiar de todo el mundo, y para que la película se parezca un poco a “Instinto Básico”, Belushi empieza a buscar pistas en diversas manchas de carmín que desembocan justo en los labios de una viuda de culo gordísimo (la Bracco) a la que se tira ocasionalmente. Y según avanza la trama, la película pega, no un giro, sino dos, que si la película ya era mala, la tornan vergonzosa.
Una cosa absurda, tonta, y lo que es peor, poco interesante o nada. Un coñazo en el que James Belushi hace de James Belushi, pero como omite la sonrisa de medio lado, y los chistes malos e irónicos, es lo mismo que no tener nada. Además, que las pocas escenas de sexo que tiene con la Braco, se le dan fatal, así pues, acaba poniéndose bizco cuando no debe. Es como ver al agente Dooley de “Super Agente K-9” pero en plan serio y trascendente, que de vez en cuando se acuesta con una señora poco apetecible (cosa que Dooley nunca haría), y la investiga, aunque desde el primer momento canta, y por soleares, que la asesina, aunque todo indica que va a ser esta señora, finalmente, será cualquier otro. Y cuando vean el final (si es que lo van a ver) descojónense, como yo lo hice, con la resolución.
El fracaso en taquilla no fue suficiente para esta película. Por si esto fuera poco, le valió, en 1993, a Loarraine Bracco, una merecida nominación a los Razzies de ese año. No lo ganó, se lo arrebató Melanie Griffith por “Un extraño entre nosotros”, y James Belushi comenzó a aparecer menos en la gran pantalla para comenzar a hacerlo en la pequeña, e incluso, a no aparecer, ya que gran parte de su carrera a partir de mediados de los noventa, consta de prestar su voz a varipintos personajes animados.
Y todo por culpa de este bodrio. Seguro.
Para el director Andy Wolk, “La marca del asesino” supone su debut en el cine a la par que su despedida, ya que, si bien es cierto que nunca le ha faltado el pan teniendo hasta la actualidad trabajos televisivos de diversa índole, tambien es cierto que jamás volvió a dirigir una película destinada a salas. Parte de la culpa, supongo que la tiene el ritmo televisivo de esta mierda.