viernes, 22 de noviembre de 2019

LEPRECHAUN, EL DUENDE ASESINO

Curiosamente, la franquicia “Leprechaun”, con tantos fans como detractores a lo largo y ancho del mundo, es ya una clásica de los "direct to video".
Tras un par de escarceos en la gran pantalla con las dos primeras partes, “Leprechaun, la noche del duende” y “Leprechaun 2”, y considerando que ambas películas funcionaron mucho mejor en los estantes de los videoclubes que en las salas, se pone de manifiesto que las cómico-sangrientas aventuras del duende asesino son más carne de videoclub que de celuloide, por lo que a partir de esta “Leprechaun, el duende asesino”, que es la que hace tres, todas las películas de la franquicia salen exclusivamente en vídeo. Y hasta el día de hoy. Durante el periplo, al Leprechaun le ha pasado de todo; desde  moverse a sus anchas en guetos negros donde engatusa a propios y extraños con sus dotes de  rapero, hasta convertirse en un monstruo terrorífico que no respeta la estética folclórica del personaje en un "reboot" en 2013 que resultó ser de lo más detestable. Por otro lado, al tratarse de un personaje del folclore irlandés, no tiene derechos de autor, por lo que a la franquicia le salieron títulos apócrifos de calidad ínfima para, en sus últimos movimientos, y ya sin Warwick Davis a la cabeza —actor que diera vida al duende desde la primera hasta la sexta entrega—, protagonizar una pedazo de mierda de remake que sitúa la acción 30 años después de la primera película, retomando personajes y obviando lo acontecido en el resto de entregas.
Y haciendo balance, como fan que soy del personaje, llegó la hora de calibrar cual de todas es la mejor película de Leprechaun. Y sin desdeñar la quinta y sexta, que me parecen divertidísimas, la mejor de todas, la más “leprechauniana” y la más gore, es la tercera, esta “Leprechaun 3” que la "Vidmark" lanzó directa a vídeo en 1995 y se convirtió en la cinta más vendida de ese año.
En España, distribuida en nuestros videoclubes por "BMG", quizás sin conciencia de que existían otras dos películas anteriores —de hecho, “Leprechaun 2” no ha gozado de una edición domestica en España, hasta que hace poco ha sido editada de manera pirata en Blu Ray—, llegó a nuestros videoclubes, omitiendo en la caratula el 3 del título, pasando a llamarse “Leprechaun, el duende asesino”. Y resulta la mejor de la saga, la favorita de Warwick Davis, porque además de disponer de las dosis exactas de humor y horror que requiere el personaje, la película cuenta con la dirección del más ferviente fan y seguidor del personaje, el artesano de la “Ozploitation” Brian Trenchard-Smith, un director de "exploits" de lo más solvente. Y es que Trenchard-Smith es un tío que sabe lo que hace, sabe dirigir. El caso es que en su día realizó títulos míticos de la ultra violencia australiana como puedan ser "El imperiode la muerte” o  “El día de los asesinos” (o la taquillera en nuestro país ¡“Los Bicivoladores”!) pero en los 90 el cine de explotación estaba ya ninguneado, por lo que no trabajaba con la frecuencia que debiera, así que, siendo prácticamente un apestado en Australia, se afincó en los USA y comenzó a hacer películas de apestado para la tele o el videoclub, entre ellas, esta “Leprechaun, el duende asesino”.
La cosa es lo de siempre. A una casa de empeños de Las Vegas llega un vagabundo con el Leprechaun hecho estatua. El dependiente se lo compra por 20 dólares y, al quitarle el medallón del cuello, despierta al Leprechaun. Este se marcha de allí aferrado a su olla de oro, con la mala suerte de que, durante la huida, pierde una monedita, que se queda el de la casa de empeños, por lo que Leprechaun decide recuperarla. En consecuencia, realizará una carnicería por todas Las Vegas mientras una parejita intenta frenarle los pies.
Además de lo anteriormente expuesto, lo que convierte esta entrega en una película muy superior al resto de la saga es que Brian Trenchard-Smith, con un presupuesto de mierda (tan escueto que, siendo un film que al principio se iba a rodar en 3D, hubo que desechar esa posibilidad porque no había pasta suficiente) y con solo 14 días para rodar la película entera, consigue facturar algo muy entretenido y disfrutable.
Trenchard-Smith se encargaría posteriormente de la secuela, “Leprechaun 4: In Space” que trasladaría las fechorías del duende al espacio y es infinitamente inferior a esta de Las Vegas, y ahí pondría fin, por desgracia para él, a su relación con Leprechaun. Sin embargo, en su travesía americana, continuó con su carrera de manera imparable hasta nuestros días, siendo el responsable de cintas como una de las más significativas de la decadencia de Jim Belushi, “Sahara”. Suya es también “Night of the Demons 2” y ha ido compaginando trabajos televisivos con otros "direct to video", siendo lo más marciano que ha hecho en los últimos 10 años una secuela tardía de “Porky’s” titulada “Pimpin’ Pee Wee” y que, con un presupuesto de un millón de dólares, se estrenó un solo día en "Pay per view", y para de contar, porque se concibió única y exclusivamente para conservar los derechos de la franquicia. Y quien mejor que Trenchard-Smith para sacar a flote esa empresa.
Por lo demás, “Leprechaun, el duende asesino”, con todos esos asesinatos, y un Leprechaun rimador que se encuentra en su salsa en un escenario como el de Las Vegas, pues está francamente bien.