sábado, 23 de noviembre de 2019

UN HOMBRE PELIGROSO

Por norma general, los días que mi pareja y yo solíamos reservar para ver "otra de Steven Seagal" eran los domingos por la tarde. Sin embargo, aquel fin de semana, algo hastiados ya con el gordo de la coleta, decidimos hacer un pequeño "break". Llegada la noche, y en pleno ataque de zapping, súbitamente nos topamos con una película del 2009 del amigo Seagal. Maldita sea, no había duda que estábamos destinados a consumirla. Y eso hicimos, empujados por la curiosidad extra que suponía ver una de la época decadente del actor, a pesar de que me había jurado a mí mismo que ni lo intentaría.
"Un hombre peligroso" narra la historia de "Shane Daniels", un tipo que, por aquello de defender a su querida novia de una agresión callejera, persigue y ahostia al culpable con tanta mala pata que... ¿lo mata? Ahora no lo recuerdo. Pero el caso es que acaba con sus huesos en la cárcel. Y encima, la mujer por la que se jugó el pellejo se aburre de esperarle y le abandona. ¡Harpía! Libre de nuevo, "Shane" vagabundea de aquí para allá, luciendo un horrible pañuelo en la cabeza que incrementa su nulo atractivo (aunque le tapa el escaso pelo). Intenta no meterse en líos, pero su condición de buen samaritano se lo impide. Terminará hasta las trancas en una movida con la mafia china, el secuestro de uno que conoce secretos de su país, su hija y unos rusos con muy mala folla. La verdad es que el argumento está explicado de manera un tanto liosa, pero da igual, porque esto es una peli de Steven Seagal. Y lo que queremos, incluso aunque pertenezca a su época de vacas flacas, es ver hostias, ver tiroteos y verle a él. Y a él se le ve, ya lo creo, que ocupa mucho espacio.
De hecho, no solo somos testigos de cómo mata con saña, también de cómo ama. Pero al estilo Seagal, es decir: Ella es mucho más bella y joven y se contonea en pelota picada ante sus ojos, calentándole. Él está sentado, completamente vestido, puede incluso que con una chaqueta, mirándola a ella con cara de bobalicón y, en un momento dado, osa tocarle una tetilla. La verdad es que la expresión de deseo que gasta el actor es la misma que tiene cuando corre, mea o duerme. Pero claro, es que es Steven Seagal. A todo esto mentar que Aidan Dee es la churri del destape, y tuvo papelito en "Gutterballs 2", secuela del popular slasher medio guarro de Ryan Nicholson (RIP).
Sin embargo, a pesar de una escena tan sórdida, del tono costroso, apelmazado y desalmado del film, y de un Seagal infladísimo y muy desganado (me recuerda al David Carradine de los ochenta, igual de amplio y actuando con idéntico nulo interés, sin disimularlo, algo que también afectaba a sus pocas ganas de correr y las nada lustrosas muestras de lucha karateka, lo mismo que Steven), resulta que "Un hombre peligroso" se deja ver. No es tan aburrida como me temía. Ni tan chapuzas. De hecho, todo el tramo final viene bien repleto de acción, disparos y un ritmo dinámico. Así que, perfecta si no hay nada mejor que hacer un insípido domingo por la tarde.
Del resto del personal implicado, poca cosa a destacar. Mucho asiático (supongo que es el mercado que mantiene viva la carrera del actor) y un director/guionista, Keoni Waxman, especializado en cine de acción de segunda y que ha currado con Seagal un montón de veces más. Debe ser su hombre de confianza (o el único que le soporta).
Resumiendo: En peores plazas he toreado.