sábado, 9 de noviembre de 2019

HERIDA ABIERTA

Tal y como comenté en la reseña anterior de este escueto y atolondrado mini-ciclo Steven Seagaliano, "El último patriota" fue el principio del fin de la carrera del astro. Aunque si lo miramos detenidamente, descubriremos que la cosa ya venía de antes. Digamos que se masticaba la tragedia. Tras "Glimmer Man", Seagal intervino en el sitcom televisivo "Roseanne", para luego emprenderla con "En tierra peligrosa 2", que no funcionó lo que se esperaba (reseña en breve). El actor se encontraba al borde del abismo. Suerte que el legendario productor de "actioners" Joel Silver, con quien Steven Seagal ya había currado en "Decisión Crítica", aunque interpretando un rol secundario, vino en su ayuda ofreciéndole el protagonismo absoluto de "Herida Abierta". Eso sí, con condiciones: Se acabó el rollo jipi, nada de panfletos ecológicos, nada de misticismos, ni trajes de monje, ni collares... ¡ni siquiera una coleta!. El film iba a ser una historia clásica de policías en la que Seagal daría vida a uno lo más común y corriente posible.
La trama gira en torno a un servidor de la ley algo conflictivo (inevitable escena del jefe abroncándole por sus métodos poco ortodoxos) al que le cambian de distrito. En la nueva comisaría las cosas tampoco le irán demasiado bien (acabará incluso como guardia de tráfico), aunque su obsesión por pillar a un supuesto traficante de drogas le meterá en una espiral de corrupción dentro del mismo cuerpo que, inevitablemente, acabará en tiroteo y muerte. Como veis la historia no es que brille por su originalidad, pero sí depara un giro sorpresivo y está narrada de manera menos convencional de lo habitual. Aunque me queda la duda de si es un mérito que podemos achacar a su origen literario, incluidos unos sobrios y ajustados diálogos, o está narrada con el ojete y lo confundo con genialidad por parte del guionista, que también podría ser.
De entre medias, pues no faltan unos contadísimos numeritos de lucimiento para el amigo Seagal, aunque, teniendo en cuenta el tono "realista" de la historia, resultan bastante flipados e inverosímiles, con el actor, ya entrado en carnes, dando saltos y giros más bien imposibles en los que cantan un huevo los -gruesos- hilos que le levantan. El toque de humor lo pone una reunión a la que Steven Seagal es obligado a acudir para rebajar su ira interna. Estupendo el momento en el que, sin mover una ceja, mira a la moderadora y le esputa "¿Ve esta cara? Esta es una cara feliz". Es aquí donde aparece Tom Arnold (supongo que él y Seagal harían buenas migas en "Rosanne"), dando vida al inevitable personaje gracioso/cansino. A uno de los dos, el otro es el gorderas negro Anthony Anderson. Al final, durante los créditos, ambos se reservan un especie de show conjuntado con pinta de estar improvisado, más vergonzante que divertido. 
Desconozco si fue hecho a posta o no, pero igual que en "Glimmer Man" le pusieron un comediante negro a Seagal, por aquello de compensar su falta de gracejo, en "Herida Abierta" le cuelan de comparsa a otro negro con otra cualidad: ser aún más inexpresivo que él. Y ya es decir. Hablo del rapero convertido en actor DMX (quien por lo visto no se llevó nada bien con Seagal).
Otros seres humanos reconocibles que aparecen a lo largo de la función son Isaiah Washington, Michael Jai White, Bill Duke, Bruce McGill y papelito para Eva Mendes (a quien doblaron por considerar que no sonaba como una persona inteligente -¿?-. Lógicamente molesta, la actriz echa pestes de la peli).
Dirige Andrzej Bartkowiak, con una carrera lustrosa en el campo de la dirección fotográfica pero más bien poco llamativa en la de director a secas.
"Herida Abierta" no fue el éxito que se esperaba, por lo que la carrera de Steven Seagal siguió su imparable camino descendente.