Por tercera vez, rompo la norma auto-impuesta de no dedicarle ni un segundo de mi existencia a las películas de Steven Seagal situadas en esa poco envidiable franja de la absoluta decadencia del actor y su carrera. Y lo hago, como en el caso del film anterior, por una constante en mi condición de humilde reseñador, la morbosa curiosidad. No se trataba ya de ver a la ex-estrella del cine de acción luciendo un aspecto todavía más lamentable de lo habitual, ni siquiera por el hecho de que era la segunda vez que compartía reparto con otro que tampoco pasa un buen momento, el actor-rapero DMX, con quien co-protagonizó hace años "Herida Abierta". Lo que me llamaba de "Más allá de la ley" ("Beyond the law" en v.o.) era su director, James Cullen Bressack, el típico "cineasta independiente" que de no ser por las nuevas herramientas digitales, probablemente nunca se habría abierto camino en el cine profesional. Lo logró, sobre todo, a través del terror. Y lo sufrí por primera vez con "Bethany", un film en esencia horroroso que casi no pude soportar entero. Claro, la idea de que semejante astro llevara las riendas de una de las más recientes Seagal-movies se me antojaba inquietante. Tanto como cuando Fred Olen Ray pasó por semejante trance. Sí, la verdad es que me esperaba un auténtico estropicio con "Más allá de la ley". Algo así como el clavo en el ataúd en la filmografía de Steven Seagal.
El hijo de un mafioso asesina a su cómplice en un robo, un adolescente más o menos yonqui. El padre de este, policía retirado y atormentado, se entera y, como es de ley, decide volver a las armas clamando venganza.
Así de elemental es la trama de una película que únicamente sorprende porque Seagal no interpreta al policía vengador. Ni siquiera a un personaje bueno. En realidad es el cabecilla de un clan mafioso y progenitor del villano de la historia. Claro, tal tesitura le permite valerse de su inconfundible técnica interpretativa más reciente: Pasarse media película sentado soltando soliloquios a velocidad de caracol tullido. Ya saben lo peculiar que es el hombre a la hora de involucrarse en rodajes, rara vez le vemos compartir plano con otros actores y, si lo hace, estos suelen salir de espaldas para que no se note que son dobles. Teniendo ello en cuenta, ya les anuncio que Seagal y DMX no comparten escena físicamente, solo a través del teléfono. En realidad los protagonistas son Johnny Messner (una especie de "action hero" de segunda división) y el villano, al que da vida un actor habitual en subproductos y de apariencia altamente irritante, Zack Ward. La nota de color la ponen el veterano Bill Cobbs y otro que vivió mejores momentos, Patrick Kilpatrick en un rol minúsculo (quien goza también de una experiencia Seagaliana previa con "Alerta Máxima 2").
En un diálogo muy gracioso se hace mención a "Gremlins", a la que califican de "clásico".
Uno de los guionistas, Chad Law, ha escrito para otras películas con héroes de acción míticos y no tan míticos en horas bajas, destacando a Van Damme y Dolph Lundgren.
Como decía, me puse a ver "Más allá de la ley" convencido que iba a ser un macro-mojón con el que regocijarme, pero no. Lo peor que podemos decir de ella es que carece de alma, es un producto plano, convencional hasta el insulto y monótono... pero se deja ver.
Y sí, Steven Seagal mete unos cuantos tiros y hasta suelta alguna yoya, pero muy muy poca cosa.