sábado, 4 de enero de 2020

RESCATE EN AFGANISTÁN

Originalmente el plan consistía en poner fin al ciclo dedicado a Steven Seagal con su primera película, "Por encima de la ley". Pero la vi y, ciertamente, no me acabó de entusiasmar. Es un poco chapillas y desde luego tampoco invita a escribir nada. Así que lo di por terminado. No obstante, existía otra, "Rescate en Afganistán" ("Sniper: Special Ops" en v.o., año 2016) que me picaba la curiosidad, básicamente porque venía dirigida por un cineasta zetoso recurrente en este blog y del que fui muy fan en mi juventud: Fred Olen Ray. ¿Qué resultado daría la unión entre ambos titanes de la costra? Al final mi enfermiza curiosidad, que tantas alegrías me ha dado... pero también muchos disgustos, me animó a localizarla y verla. Y aquí tienen la reseña. ¿La última pues? Ahora ya lo dudo. Me haría gracia ese "Por encima de la ley 2" que algún día nos caerá como una losa, pero el tiempo dirá.
De la trama de "Rescate en Afganistán" no me he enterado mucho. Tal vez porque tampoco es que me haya volcado en prestarle atención. Digamos que todo gira en torno a un cuerpo de marines en plena misión de rescate en el país del título. Nuestro querido Steven es el francotirador de parcas palabras, lo que le viene de puta madre para no cansarse demasiado. El tipo rescatable es un congresista al que logran salvar, sin embargo las cosas se complican y Seagal y otro marine quedan atrapados, rodeados por el enemigo en un ruinoso edificio. El resto del equipo quiere regresar a por los suyos, pero los altos cargos se lo impiden. Les mandan a otra misión, una que también se complicará y que les servirá para, con la excusa, saltarse las órdenes, ir a por el gordo y, de paso, matar al malo. Fin.
Si algo destaca de la intervención de Steven Seagal en "Rescate en Afganistán" es que, uno, prácticamente no se levanta de la silla, ni participa en demasiadas escenas de acción. Dos, tampoco comparte plano con ninguno de los actores del reparto, las pocas veces que así lo hace estos salen de espaldas, ergo seguramente sean dobles. Lo mismo que cuando Seagal no da la cara, tiene toda la pinta de ser otro tipo vestido como él (según he leído, sus intervenciones suman unos escasos diez minutos en total). Sí queridos, es Steven Seagal prestando su nombre (su lamentable aspecto) y lo mínimo de su presencia para dar lustre a un subproducto en toda regla. Casi le hace más daño que bien, porque en realidad, siendo muy muy muy generosos y comprensivos, y dadas las circunstancias, la peli no es TAN espantosa. Las hay mucho peores. Se deja ver si no existe otra tarea urgente a la vista. El resto del reparto se esfuerza en cumplir (destacando a dos actores habituales de zetismos y pelis destinadas al Syfy Channel, Tim Abell y Paul Logan -que en su día protagonizó "Mega Piraña"-) y Fred Olen Ray rueda (y escribe el guion) con profesionalidad. Reciclando algunas imágenes de otras películas -sobre todo aquellas que incluyen explosiones- y tirando de CGI purulento para disparos y otras pequeñeces. Lo que le sale es un (sub)producto que cumple con los mínimos, ideal para ver mientras revisas tus redes sociales. Una cosa mortecina, plana, fría e impersonal... pero eficiente. Que incluya como atractivo a un actor de cierto nombre -que no renombre- al que luego casi ni vemos, únicamente provoca que la peña diga más pestes de ella de las que realmente rezuma.
Que lejos quedan esos años en los que Olen Ray paría mierdas carismáticas. Pero bueno, al menos ahí sigue, currando, haciendo cine, y eso es incluso admirable. Le acompañan el mastuerzo de su hijo, Christopher Ray, y uno de sus clásicos, Jay Richardson, lógicamente envejecido y que interpreta al congresista capturado por los malvados Talibanes. A estos, como es fácil deducir, les dan vida siempre los mismos cuatro actores con la cara cubierta con pañuelos, probablemente también para disimular su origen norteamericano. En cuanto al lugar de rodaje, Fred Olen Ray presumía en Instagram de que se fue al verdadero Afganistán, pero no cuela. Según las fuentes habituales, está parida en California y uno de esos desiertos tan habituales en el cine de Ray cuando necesitaba disponer de un planeta marciano, la guarida de un monstruo terrible o cualquier otra chuminada.
La nota de color la pone la intervención como actor del luchador de wrestling Rob Van Dam. Aparece en el cartel junto al nombre de Seagal. Ahí, todo grande. Y no, no es porque batalle a su lado o tenga un papel destacado. De hecho, es bastante secundario. Está para jugar a una evidente confusión: que algunos paletos crean que otra ex-estrella Belga del cine de hostias aparece en la peli, en plan fusión de dos viejos astros de los "actioners". ¡Juas!.