Extraña muestra del más rutilante eurotrash ochentero, facturado por Maxime Debest, ignoto director del cual esta película es su canto de cisne, y que, hasta entonces, su filmografía la componían películas pornográficas, soft o hard, muchas de ellas a mayor gloria de la jamona Brigitte Lahaie. Para esta ultima película de su carrera, Debest opta por una historia de fantasmas clásica y, pese a los escasos medios, los pocos recursos y la casi total ausencia de efectos especiales… ¡le sale bien!
Una niña de unos 10 años descubre a su padre haciendo el amor de forma fogosa y lasciva... con la criada. Es tanto el impacto que sufre ante esa imagen que, al salir de aquella habitación, tiene un accidente y acaba muriendo. En consecuencia, y debido al shock, la madre de la niña acaba en estado catatónico. Todo un drama.
Pasa el tiempo y el padre de la niña se ha liado con la criada, y ambos cuidan a su esposa catatónica, si bien la criada, quiere deshacerse de esta. No obstante, la esposa es poseedora de una gran fortuna y la necesitan con vida para poder subsistir. La mujer catatónica escucha la voz de su hija fallecida que le advierte que estos dos son unos jetas, que ella no murió por accidente, sino que la mataron estos dos, y que el destino de ella va a ser similar. Mientras su padre y la criada discuten y hacen planes de futuro, un buen día, su hija se presentará ante ellos de forma corpórea… y se arma el cristo.
Se trata de una película ambientada en un solo escenario, un caserón, con poco más que cuatro actores en el reparto y que, básicamente, se compone de conversaciones entre el padre, con su bigotillo y su pelo rizado a lo Maradona, y la criada, meticona y malintencionada.
Pues a lo mejor me pilló con el día tonto, pero la película me funcionó, me enganchó y la vi con interés y, quizás consecuencia de la mala calidad de la copia, lo cierto es que en momentos de clímax, sentí algo de canguelo ante un par de escenas fantasmales con la niña como protagonista.
Además “Lock” tiene ese tono afrancesado, con esa fotografía entre lo cutre y lo deprimente que tan bien define el cine francés de "serie B" de aquella época, esos tonos de película de bajo presupuesto a la “Érase una vez el diablo”, y la sobriedad y seriedad suficiente para que, lejos de señalar sus carencias y que nos riamos de ellas —que también—, las pasemos por alto y disfrutemos de la historia.
En el reparto tenemos actores habituales del cine popular franchute tales como puedan ser Roger Van Hool o Danièle Denie (por buscar alguna equivalencia autóctona, estos serían actores del estilo de, por ejemplo, Emilio Gutierrez Caba y Verónica Forqué), que a pesar del trillón de películas en las que aparecieron en su francia natal, no localizo ahora mismo una de la que ustedes o yo podamos saber gran cosa. Y poco más que añadir. Que está bien, una buena película chunga de terror gótico y psicológico ¡Se la recomiendo!
La película tuvo muy poca distribución a nivel internacional. En algunos países europeos se estrenó bajo el título de “Shocker” y en nuestro país, marcando la diferencia tercermundista, como siempre, se estrenó en formato vídeo bajo su título original, pero eso sí, con una carátula en la que, aprovechando el mínimo parecido que tiene la niña protagonista con Shelley Duvall, se pone una imagen de esta en “El Resplandor”, se le planta el título de la película en medio y zumbando. Y ya de paso si alguien la alquila pensando que se trata de la de Kubrick, pues bienvenido sea. Maravillosa chapuza.