sábado, 29 de enero de 2022

LA MÁSCARA DEL DEMONIO 1990

En 1990 la carrera de Lamberto Bava alcanzó cotas de absoluta infamia cuando se atrevió a dar el paso que todos temían: Remakear la legendaria y ultra-valorada película de su sagrado padre, "La máscara del demonio". Y encima, para televisión (en coproducción con España, que la estrenó en una especie de serie llamada "Sabbath". Ojo a la frase promocional del cartel aquí expuesto: "Sufrieron una posesión infernal..." ¡JA!). Claro que uno podría justificarlo diciendo que lo que hizo Bava Hijo fue readaptar la historia escrita por Nikolai Gogol en la que se inspiró Bava Padre. ¡Paparruchas!, que no nos chupamos el dedo, leñe. La cuestión es que cuando la nueva "Máscara del demonio" se anunció en las páginas de la francesa "L´Ecran Fantastique", echando mano de sendas creaciones del bueno de Sergio Stivaletti para las fotos, todo pintaba medio decente. Puro espejismo.
Unos jóvenes esquiadores caen por una fosa y llegan hasta una especie de iglesia subterránea donde encuentran a una tipa hecha un cubito de hielo luciendo una máscara adherida al rostro. Cuando la extraigan, liberarán al mal bicho, que se dedicará a poseerlos en piña e intentar tirarse al más guapo de todos.
¿Cómo llamar a esto? Los yankis usan la palabra "dreck". Tras mirar el diccionario y descubrir que se traduce en "bazofia", la encontré muy adecuada. No ya por el efecto comparativo con respecto a la película de Mario Bava (que me cae en gracia, pero para nada me deslumbra) o el texto de Nikolai Gogol (que ni he leído, ni leeré), el problema es que esta "Máscara del demonio 1990" es absolutamente insoportable. Los efectos especiales están bien, el diseño de producción luce bonito, e incluso hay una escena de sexo con una bruja con patas de gallo que podría destacarse por bizarra... pero lo cierto es que toda ella -la peli, no la bruja- es taaaaan jodidamente sosa, aburrida y pesada que, en fin, nada la salva. Pero nada. Horrorosa, repetitiva, cargada de diálogos de mendrugo (hay un momento en que la bruja con pinta monstruosa repite "Estás atrapado, eres mío" como chorromil veces), ese surrealismo cansino tan típico de los italianos cuando no saben qué coño hacer (como ocurría en la parte final de "El engendro del diablo", conocida en Japón como "Demons 3", mientras que a la reseñada como "Demons 5", tiene su gracia y sentido) y, en fin, dura, dura de sufrir.
En el reparto destacan las presencias de Mary Sellers y Michele Soavi. Hay que tener en cuenta que tres años antes ambos habían coincidido en el rodaje de "Aquarius", con la curiosidad añadida de que, allí, Michele era el dire que daba órdenes a la actriz. También merece la pena mentar a Debora Caprioglio, pero más que nada por sus abundantes y sabrosas carnes. Al año siguiente se haría famosilla como la "Paprika" de Tinto Brass.
Tras esta "Máscara del demonio 1990", no sé quien debió revolverse más en su tumba, si Mario o Nikolai.