miércoles, 5 de enero de 2022

EL OTRO BAÚL DE TÍO VICENTE 5 (ESPECIAL NEW WAVE 1 / AMOS POE)

En 1982 ocurrió algo sensacional, la "XXVII Semana Internacional del cine de Valladolid" dedicó un notorio ciclo al cine independiente llegado desde los USA. Por supuesto hablo de la época en la que esa clase de material seguía siendo ultra-minoritario, iba genuinamente por libre y se paría en 16 mm. Lejos, muy lejos, quedaba aún la etiqueta "indie", Miramax y todo lo terrible que conllevó. De la intrusión del mainstream en un tipo de películas supuestamente ajenas a la industria y netamente artesanales. En algunos casos incluso rozando lo amateur. Con motivo de ello, se editó un libro que profundizaba en el tema, "Cine independiente americano: Una introducción" (de Fernando Herrero y Jose Ignacio Fernández Bourgón), y que fue de vital importancia para mí. Especialmente porque, entre los muchos autores (y películas) repasados, destacaban con luz propia el gran George Kuchar y otro que, entonces, me tenía obsesionado: Amos Poe.
Que este me molara tanto se debía a su vinculación, más o menos directa, con el punk rock. El GENUINO. El de mediados de los 70 en Nueva York, cuando significaba crear con libertad, con actitud, sin importarte las normas, ni el público. Dejar de hablar y actuar. Lejos de la etiqueta y patochada ridícula en la que, con los años, se convertiría. El cine de Amos Poe creció, evolucionó y absorbió mucho de aquel primer punk. Y, a lo tonto, se convirtió en el genuino padre fundador de lo que hoy día entendemos por cine independiente yanki. Luego vino Jim Jarmusch, se inspiró muy mucho en Poe, y le ganó la partida, llevándose los laureles, condenando a la eterna oscuridad a aquel quien, no obstante, ha seguido a lo suyo, haciendo sus peliculitas y actuando cual rancio intelectual de insulsa existencia pedante.
Es cierto que el cine "new wave" peca mucho de "arty" para mi gusto. Puede resultar un rato pretencioso y su obsesión con la "Nouvelle Vague" francesa -y especialmente Godard- me irrita de cojones. PERO si lo situamos en su contexto, tiene todo el sentido. Tanto como para "perdonarle" esas milongas y seguir comedidamente fascinado por su existencia (más que por sus películas, sangrantemente aburridas).
Paralelamente al festival y el libro, la revista "Casablanca" se hizo eco de todo ello, dedicando sendos artículos al pifostio. Dado que he ido publicando entradas sobre el asunto cuando se ha prestado, como pueden comprobar aquí, aquí y aquí, era de menester recuperar lo más interesante de esas páginas, dividido en tres tandas por aquello de no dar mucho la paliza. Y comenzamos con el padre putativo de todo ello, Amos Poe, al que en Febrero del 1983 "Casablanca" dedicó una interesantísima entrevista.
Para leerla, tecla Ctrl + botón izquierdo del ratón.
Griten todos al unísono: ¡Graaaaacias ooootra veeeez tío Vicenteeee!