lunes, 19 de junio de 2023

BAD JOHNSON

A priori, tras consultar alguna reseña de esta película y comprobar que se trataba del típico producto incorrecto que pone de mala hostia a gacetilleros varios (que juzgan la película a partir de su tono sexista y misógino sin entrar a valorar nada más a parte de eso), me dieron una ganas locas de verla a pesar de la mala pinta que tenía.
Y es que “Bad Johnson” propone una suerte de híbrido, supongo que involuntario, entre la estupenda “Don Jon” y la extraña “Lo mío y yo”. Lamentablemente no se acerca ni a milímetros de ninguna de las dos, ya que esto es una de esas películas independientes a medio camino entre lo amateur y lo profesional, una de esas medianías cuya sola existencia es un lastre para sí misma, a la que hay que sumarle el hecho de que, además, es especialmente mala. Es odiosa.
Un individuo casi adicto al sexo se relaciona con mujeres teniendo siempre experiencias traumáticas. Harto de pensar con la polla, un buen día le explica a un amigo lo harto que está y desea quedarse sin polla para acabar con esa situación. Así, no solo se le caerá el pito, sino que este tomará autonomía propia convirtiéndose en un ser humano de las mismas características que nuestro protagonista, pero más egoísta, más ladino, más follador. Por lo tanto, el individuo se pasará toda la película intentando que su pene vuelva al lugar de proveniencia, mientras este siembra el caos por donde quiera que va.
Suelo ser un gran fan de las películas en las que el pene de una persona cobra vida, pero esto es una tontería como un templo. Mala a rabiar, antipática y aburrida. Y mal rodada. En “Lo mío y yo” Griffin Dunne hablaba telepáticamente con su falo, el espectador escuchaba una voz en off de este y ya con eso bastaba, teníamos película y entretenimiento para un ratillo (y eso que la película, de alguna manera, iba de cultureta por la vida), esta en cambio, con un pene que se transforma en persona humana, tenía el triple de posibilidades de convertirse en algo divertido, pero nada. Es la cosa más insulsa del mundo.
Por otro lado, cuando leí la indignación por parte del público que se ha molestado en publicar entradas en sus medios sobre este engendro haciendo referencia al sexismo y demás, pensé que iba a ver algo realmente desagradable y garrulo, pero no. Pasividad.  La gente también tiene la piel como el papel de fumar y se ofende por el mero hecho de que el protagonista va follando a diestro y siniestro, y por un par de chistes sobre asiáticos sin la más mínima importancia. Lo verdaderamente indignante es que esta medianía infame haya tenido cierta vida comercial. No mucha, eso sí, que en su paso por cines en 2014 apenas logró recaudar 23.000 dólares que, supongo, es una cifra menor a la de su presupuesto. Como sea, pulula por plataformas de streaming digitales de baja estofa, haciendo catálogo con lo más granado del cine insípido, barato y sin alma.
En cuanto al director de eso, Huck Botko, tras tontear en el supuesto underground a base de falsos documentales en los que regalaba a sus familiares dulces previamente babeados o meados por vagabundos callejeros, dirigió en 2010 una mezcla de sex comedy adolescente con found footage —anticipándose así al “Project X” de Nima Nourizadeh— que no estaba mal (o al menos tan mal como esto) titulada “Entérate, soy virgen” y unos cuantos títulos posteriores que carecen de interés alguno para quien esto escribe. Sin embargo, se colgó una medallita por ser el principal guionista del exitoso found footage “El último exorcismo” consiguiéndose, de esta forma, un crédito en cada una de las secuelas por ser el creador de los caracteres.
Y poco más… no se acerquen a esta infamia… por mucho que el argumento gire en torno a un tipo al que se le cae la polla y esta se convierta en humano.