viernes, 16 de junio de 2023

DEATH OF A VLOGGER

Se generó cierta expectación en torno a este found footage británico por parte del fandom, que por una parte decía que se trataba de una película que daba mucho miedo, y por otra, que era el equivalente actual a “Paranormal Activity”. Ni tanto ni tan calvo.
En realidad se trata de un found footage muy del montón que, efectivamente, tiene momentos de terror que funcionan (cosa esta que es más una cuestión de lo sensible que sea el espectador al formato, que de la destreza del director a la hora de generar terror. Quiero decir, que yo con el found footage he pasado miedo incluso con las muestras más mierdosas del subgénero…), pero que al final es más de lo mismo y servido exactamente igual que en otros títulos. Y, por supuesto, no le llega ni a la suela del zapato a “Paranormal Activity”. Lo único que salva de la quema a “Death of a vlogger” es cierta originalidad en el argumento.
Un Youtuber que hace vídeos misceláneos y humorísticos, en una de sus emisiones en directo hace testigo a sus espectadores de una contundente actividad paranormal. Una taza que hay en su mesa se mueve sola. A partir de ahí el tipo se obsesiona, se junta con otro youtuber especializado en la detección de fantasmas y emiten una sesión de ouija. Lógicamente los fenómenos extraños se disparan y, en consecuencia, lo hacen también las visitas. Lo bueno del asunto es que hay otra blogera que no se cree nada de lo que estos individuos hacen, investiga, descubre que están falseando los vídeos y los destapa ante su audiencia, quedando estos como unos farsantes. Sin embargo, tras el fiasco, la actividad paranormal parece continuar.
“Death of a vlogger” está montada a modo de falso documental, con entrevistas a los implicados en este caso y se va combinando con la inserción de los vídeos que los protagonistas graban, por lo que la cosa resulta un pelín más dinámica que en cualquier found footage actual al uso, menos aburrido. Y esto es de agradecer porque, dentro del género, ya está todo dicho y contado. Por otro lado es evidente que la película está hecha con palos y piedras, rodada con toda suerte de webcams —en una secuencia se usa una de esas cámaras con grabación 360º— y cámaras de vídeo intuyo que baratas, y eso genera que cuando la cosa tiene que dar miedo, lo de, solo que son momentos escasos y contados. De hecho, hay instantes que no da el pego y eso jode al espectador sobre manera… pero que no de el pego casa estupendamente con la idea de que nuestros protagonistas son unos farsantes y tienen todos los vídeos falseados.
Resumiendo, “Death of a vlogger” es un pequeño soplo de aire fresco dentro del género, pero eso no es suficiente. Da igual el empeño de su director en ofrecer algo distinto, porque estamos del found footage hasta los mismísimos cojones y esta no deja de ser una más entre miles de mediocridades. Ya pasó el momento de found footage —que tuvo 5 años estupendos entre 2008 y 2013—, sin embargo, como es una manera de proceder cómoda y barata, los cineastas independientes (y amateurs) siguen erre que erre, aburriéndonos solemnemente y buscando nuevas maneras de asustarnos utilizando toda la tecnología audiovisual posible al alcance de nuestras manos.
Dirige (e interpreta) Graham Hughes, que proviene del cortometraje y que, con un par de largos de bajo presupuesto bajo el brazo, tiene en esta película su mayor baza. Después, ha seguido con los cortos, pero dudo que, más allá de la película que nos ocupa, nada de lo que ha hecho (o vaya a hacer) pueda despertar mi interés.