sábado, 30 de diciembre de 2023

APEX PREDATORS.. O LA TEORÍA DEL CLICKXPLOITATION

Antaño, una vez terminadas de rodar, las películas pasaban por las zarpas del productor, el distribuidor y el exhibidor. Quieras que no, eran sometidas a alguna clase de juicio y, si se consideraba necesario, un severo pulimiento. Legendarios son los remontajes que sufrieron varias obras de Jesús Franco por parte de aquellos que las producían y/o financiaban. Bien, eso se acabó. Las nuevas tecnologías han arrasado con todos los intermediarios. Ahora la película la paga el director y de su ordenador pasa directa a las plataformas. Sin intromisión ajena. Cosa que, en algunos casos se puede considerar una buena noticia pero, en otros, una.... ¿putada para los que luego amoquinarán por consumirlas?. Veámoslo...
El asentamiento del streaming, y la mentada facilidad que otorgan las nuevas herramientas digitales, han dado fondo y forma a un fenómeno prodigado los últimos tiempos: el "clickxploitation", una variación del llamado "cine de explotación" que consiste en, eso, lograr un click, el del botón reproductor. 
Bien, ahora pónganse en la piel de un tipo sin escrúpulos cuya finalidad en la vida, su "raison d'être", consiste en llenar dichas plataformas de productos desalmados con una única misión: ser visionados (es decir, que den dinero) a cualquier precio, importándole un puto pimiento el posible espectador. Y no una o dos veces, cientos. Toda una filmografía creada con esa misma intención. Cantidad en pos de calidad, pero a lo bestia. Ese señor existe y ya habíamos hablado de él por acá unas cuantas veces, Dustin Ferguson.
Probablemente no sea el único, pero sí el más desvergonzado y prolífico, representante de toda una generación de nuevos "cineastas" dedicados a la explotación del click. Un director de ¿cine? nacido en, por y para la era digital que no existe fuera de esta. Es decir, graba en vídeo. Tiene presencia en toooodas las plataformas imaginables, así como en cada una de las redes sociales. También dispone de una completa ficha en IMDB. Y todo como parte de un plan, darse a conocer para que la gente, ya sea por interés, pero, sobre todo, morbo/curiosidad, quiera ver una de sus películas.
Durante mucho tiempo Víctor y yo vivimos convencidos que Dustin Ferguson lo que buscaba era figurar, jugar a ser un director de cine antes que a producir algo realmente de valor. De interés. Un mal también muy extendido estos tiempos, y que salpica a muchos de los actuales vídeo-creadores que pululan por la red, incluido este país. Para su especie, lo primordial consiste en sacarse muchas fotos junto a una cámara, correr a inflar una filmografía, dar entrevistas o lograr que le dediquen artículos y poder escribir aquello de "Filmmaker" en su perfil. Pero ahora ya tengo dudas. Creo que lo de Ferguson es incluso más bajo, porque normalmente el "figurador" ama el cine, y le pierde el deseo de formar parte de él. Pero Don Dustin lo utiliza para un fin, generar clicks (no me entiendan mal, es lícito y respetable buscar enriquecerse, solo que, al menos, ponle un poco de empeño, mamón). Y la función de todo el paripé promocional consiste, como decía, en atraer incautos divididos en dos tipos. Por un lado, el espectador ignorante/inocente que no tiene ni idea y únicamente pretende ver una película que le entretenga. Por otro, los fans del cine fantástico y, especialmente, aquellos pintamonas que se auto proclaman devotos de la "serie B" o el cine "trash" sin saber realmente en qué consiste. Virus este que incluso ha infectado a festivales, tal y como certificaba esto que leí hace poco en trágica alusión a una serie de películas amateurs con pretensiones de cine legítimo: "El certamen refleja la buena salud de la que goza actualmente el cine independiente de serie B rodado en España". Usan el término "serie B" como si fuese un género, desproveyéndolo de su genuina condición mercantil e ignorando su desaparición a finales de los años cincuenta. Que algo así lo diga un fan paleto, tiene un pase. Pero que sea todo un festival, es el acabose (claro que, como en el asunto de producir largometrajes, hoy cualquiera puede organizar un evento peliculero -de terror- y, en fin, pasa lo que pasa) Perdonen el arrebato, pero no he podido evitarlo. Decía que ese tipo de "fan idiota" es el 50% del público de un director "clickxploitation". Al primero, al inocente, lo engañas con un cartel espectacular y un título atractivo. Al segundo con alguna referencia a otro film considerado clásico o de culto. También exagerando los elementos delirantes y ridículos de tu subproducto, que ahora se lleva mucho.
Así las cosas, y por si todavía dudan, ahí va una prueba. Hace unas noches, empujado por la vil curiosidad, vi una de las incontables aportaciones al subgénero de tiburones desalmados de Dustin Ferguson, "Apex Predators" (originalmente concebida "Jaws of Los Angeles"). La experiencia fue muy reveladora. Los primeros quince minutos consistían en imágenes submarinas de peces e inevitables escualos nadando alegremente, seguidas de tomas aéreas a base de dron sobrevolando alguna clase de resort paradisíaco. Todo ello a muy alta calidad, bien rodado, fotografiado, etc. Obviamente, se trataba de material de stock, imágenes ajenas listas para adquirir e incorporar a tu peliculita. Sabía de la tendencia de Ferguson a explotar tal recurso, pero esta vez me sorprendió lo mucho que abusaba. Sí, claro, la idea consistía en rellenar minutos de metraje, no lo duden. Pero ahí había algo más. Y entonces lo entendí. 
Se trataba de engañar al espectador, al pobre diablo que le da al click, quien, ante semejante material digno de todo un "National Geographic", tan bello, bien parido y convincente, aguantaría sin presionar el stop, esperando que comenzara la verdadera acción. Para cuando ocurre, el cambio es traumático. De pronto vemos a dos chorbas, realmente desagradables, tomando el sol en top-less, actuando con el culo y vomitando diálogos chuscos repletos de clichés. Grabadas además en un evidente vídeo de baja estofa a base de imágenes tambaleantes sobrexpuestas, quemadas. El contraste con el material previo resulta abismal. Es aquí cuando, seguramente, el espectador se sienta engañado y detenga la "proyección"... pero... ¿ha acumulado ya los suficientes minutos como para generar alguna clase de ganancia? ¿o se trata de dar tiempo a que salten cuantos más anuncios, mejor (ya que la película se ofrece gratuitamente)? Desconozco cómo funciona el streaming, pero no me extrañaría ir bien encaminado. Claro, esto, una sola vez, no da para mucho. Ahora multiplíquenlo por diez.... o veinte.... y en tres, cuatro o cinco plataformas distintas, independientemente de su popularidad. Entonces la cosa cambia.
A partir de ahí, "Apex Predators" se convierte en un auténtico festival de "me importa una puta mierdeismo". Ferguson termina de rellenarla a base de los personajes dando garbeos interminables, charlas eternas, imágenes sin fin de playas y... pocos tiburones. O casi ninguno. Por cierto, uno de los implicados en la estafa es el colega Shawn C. Phillips, auténtico "superstar" del "clickxploitation".
Las jugarretas de Dustin Ferguson no se limitan a lo expuesto. Hay más. Como coger tres películas suyas previas con payaso chungo, recortarlas reduciéndolas a lo esencial, y hacerlas formar parte de una cuarta en plan antología (exactamente la misma estrategia seguida en su día por los productores de "Noche en el tren del terror"). Abusar hasta la náusea del filtro de "película rayada", sin ton, ni son, ni sentido alguno. Grabar secuelas de títulos añejos libres de derechos (caso de "Noche silenciosa... noche sangrienta", por decir una). Y alcanzar duraciones no superiores a los cincuenta minutos. A veces, menos. 
Lo doloroso del caso es que, incluso así, los hay que le dedican reseñas positivas en Letterboxd. Vale, posiblemente peque de ingenuo y sea él, o un amigo suyo, o su puta madre, pero me ofusca pensar que podría ser material genuino.
Cuando descubrí que el primer corto juvenil de Dustin Ferguson fue una secuela del "Scalps" de Fred Olen Ray, me enterneció. Semejante dato debería garantizar que el tipo es un enamorado del cine. Pero, visto lo visto, o nos ha engañado a todos, o algo se torció en el camino. Tal y como lo veo, sus maneras distan mucho de amar lo que factura. Si estuviese en la piel de Fred Olen Ray (la versión "High Tech" del "clickxploitation") me deprimiría saber que fui indirecto creador de semejante monstruo.
La "clickxploitation" -y, sobre todo, Dustin Ferguson- representa el punto más bajo del "exploitation", quedando reducido a su mínima expresión. Lo más elemental y básico. Siempre se ha tratado de un póster chulo y un título llamativo, aunque tras ello había una película lista para consumir. Ahora son esas dos cosas, el click y.... prácticamente NADA. 
Si consideramos que esa ha sido su evolución desde los tiempos del pionero 
Dwain Esper, y añadimos a la ensalada lo rápido y despiadadamente que cada nuevo juguete tecnológico nace y se impone, da canguelo pensar en cómo serán las cosas dentro de, pongamos, diez años.
Por supuesto, no estoy rajando del streaming -como mucho pazguato querrá entender-. Me parece fantástico. El palo va contra los que lo utilizan del modo más fraudulento. Ofreciendo cero a cambio. Un cero sin gracia, ni encanto.