martes, 29 de marzo de 2011

EL TERROR NO TIENE FORMA

Topamos aquí con otro de esos remakes facturados en la época en la que no eran el plato de cada día y, por tanto, no se les tenía tanta manía. Se trata de una nueva versión del clásico cincuentero "The Blob" adaptada a los tiempos de entonces, finales de los 80. No hace falta decir que continuamente nos están "amenazando" (lo pongo entre comillas ya que yo no soy de la legión anti-remake) con una tercera versión más. De hecho, se dijo en su momento que de ella se encargaría Rob Zombie, pero la cosa no ha avanzado. Esto da pie a plantearse cual sería la mayor diferencia entre un blob ochentero y un blob dosimilypiquero, y salta a la vista: los efectos especiales de la criatura. En el original ya molaban, en "El terror no tiene forma" son estupendos... y siguen siendo físicos. No hay que tener un diploma de Oxford para adivinar que un blob moderno sería CGI total y absoluto. Y sí, perdería, perdería mucho (claro que en otros aspectos ganaría, porque mientras los efectos del monstruo en este remake ochentero son buenísimos, las transparencias y los cromas apestan bastante!!!).
La historia es bien clásica: Un meteorito llega del espacio portando una masa gelatinosa que lo devora todo, y no tarda nada en comenzar a papearse a los habitantes de un pueblecito. A medida que come, crece. Un rebelde sin causa de plastilina y la chica pija le harán frente.
Con "El terror no tiene forma" (que repasé ayer en la versión VHS que tengo, caja incluida -esto ha sido una fardada, lo sé-) me pasa algo muy raro. Le reconozco los muchos méritos que tiene, y me parece que es una peli muy buena, PERO no me alucina... no me flipa... no me hace vibrar, ni me la pone dura. Le falta algo... o le sobra algo. De hecho, posiblemente se trate de la pareja protagonista, que tiene menos carisma que un repollo. Ella es intragable, y no te crees ni por un momento que al final se convierta en She-Rambo. Ninguna queja respecto a los secundarios, con los que no cuesta nada empatizar, algo que ayuda a que lamentes sus muertes puesto que los autores del guión (entre ellos, nada menos que Frank Darabont, ¡que gran letrista era este señor!) no se están de cargarse a los más majos. Las muertes perpetradas por el blob son todas ellas muy guapas, de antología y muy retorcidas, no sabría destacar una... me molan la del chaval que le mete mano a la novia (interpretada por una jovencita -y entrecejuda- Erika Eleniak), la del desagüe, la de la cabina telefónica. Todas son guapas. El desenlace también está muy digno.
Resulta simpática la parodia que se marcan de los "slashers" con la peli que se proyecta en un cine donde el monstruo hará su agosto (de chaval esta coña me ofendió, pensaba: "No se por qué criticáis la falta de imaginación de los "slashers", cuando en realidad vosotros estáis haciendo un remake!"). Y si pones atención, verás a Bill Moseley (uno de los actuales fetiches de Rob Zombie, curiosamente, y famoso por su rol de chalao en "La matanza de Texas 2") en un pequeño papel.
El director, Chuck Russell, vivía su momento de gloria cuando dirigió "El terror no tiene forma". Venía de parir la tercera de "Pesadilla en Elm Street" con éxito, y luego firmaría "La Máscara", que fue todo un hit. De ahí en adelante, la cosa tiró para abajo con "Eraser", "La Bendición" (menuda chufla!!!) y "El rey escorpión". Ahora el amigo Russell ha perdido ya su estrella, y vive del pasado (recientemente acudió a una proyección de "El terror no tiene forma", que comienza a ser tratada como un clásico moderno).
Ya os digo, sin ser una de esas pelis que hacen subirte por las paredes de placer cinéfago, el resultado es lo suficientemente bueno y ameno como para ser disfrutado sin mayor dificultad.