
¿Y entonces, qué?, ¿es eso que sospechaba?... bueno, un poco sí, pero no del todo. Quentin Dupieux (filmmaker) añade unos extras a la idea del neumático asesino valiéndose de la simpática excusa de que su peli es un homenaje al "sin sentido" o la "sin razón" (la introducción que hace uno de los personajes explicando que esa es una característica muy habitual en el séptimo arte, incluidos títulos más que famosos y respetados, es graciosa). Así pues, tenemos a unos espectadores que siguen la historia a través de unos prismáticos (y, ojo al dato, uno de ellos resulta ser el antiguo héroe de los video-clubs Wings Hauser!!!) y que obligan a los actores a seguir fingiendo, aunque ya no les queden ganas.
Total, que sí, que "Rubber" tiene sus aciertos estéticos, su humor surrealista divertido ("¡Se ha reencarnado en un triciclo!", es la frase que más me hizo reír), pero también sus ideas trilladas (la quema de neumáticos, el desenlace) y excesivamente estúpidas (el neumático duchándose o viendo la tele). Vale, hay unas dosis de gore, pero tampoco compensa. Al final tienes la sensación de haber visto algo que hubiera funcionado mucho mejor como mediometraje, o corto, y que en esencia es una chorrada como un piano de gorda.