lunes, 30 de enero de 2012

SANGRE DE VÍRGENES

Infra-producción Argentina mala de pelotas, pero de aquellas que, con la compañía adecuada, puede solucionarnos la papeleta.
Comienza a lo terror gótico, con una pareja que se ama, pero cuyo amor es imposible porque ella se va a casar con un galán impuesto por su padre. Lo que no sabe -ni ella, ni nadie- es que su genuino amor es un vampiro que no dudará en morderla / convertirla con el fin de pasar la eternidad juntos. Se traslada la acción a la actualidad (es decir, los años setenta) y, tras muchas fiestas de sexo y drogas, un grupo de yeyés terminan recalando en un caserón, cuyos anfitriones son la pareja de vampiros de la que hemos hablado. Obvio, comenzarán a hacer de las suyas.
Una sucesión de tópicos se desencadena durante el metraje, acompañados de momentos hilarantes e incomprensibles, que convierten la película en un divertimento sin precedentes.
Mucha sangre, tetas a cascoporro, actuaciones desmadradas y diálogos vergonzantes, contribuyen a que te partas el culo sin ningún tipo de problema.
Resulta curioso ver como la película, aun con un montaje desastroso (por ejemplo, planos de árboles que no vienen al caso) va follada que te cagas. En siete minutos se nos cuenta la historia de amor de los dos vampiros protagonistas, con boda y transformación incluidas. Parece que va a estar entretenida, y van a ocurrir mil cosas, pero una vez trasladada la acción a la actualidad, el ritmo desciende a trompicones, y si en siete minutos se nos contó una historia interesante y apasionante, en los siguientes siete se nos muestra una fiesta yeyé, cargada de alcohol y sexo, durante la que no ocurre nada. Planos y más planos a ritmo vertiginoso que convierten accidentalmente una serie Z en cine vanguardista.
A destacar el “modus operandi” del vampiro protagonista (un Drácula, vamos, con su peinado de raya a un lado y su capa), que, al atacar a sus víctimas femeninas, antes de morderlas siempre les chupa una teta. Erotismo sin sentido para poner cachonda a la platea; como muestra, la lencería trasparente que ponen a una jovencita a la que vemos claramente los pezones.
Descacharrante resulta también comprobar que una supuesta mansión del 1800 y pico, es en realidad un chalet tipo años setenta, ahí, ¡con dos cojones!
Por otro lado, todos y cada uno de los personajes femeninos son unos zorrones redomados, que se dejan manosear por sus compañeros mientras bailan en pelotas… luego, ¿dónde está la sangre de las vírgenes del título? Me temo que por ningún lado.
Muy mala y farragosa pero, para echarte unas buenas risas, es de lo más adecuada.
Dirige semejante divertida ponzoña Emilio Vieyra, con una filmografía plagada de títulos sugestivos e hilarantes como "Extraña Invasión", "Placer Sangriento", "Quiero llenarme de ti" o "Narcotráfico: Juego Mortal". Un individuo cuanto menos interesante.