viernes, 10 de agosto de 2012

VIVIR DESESPERADAMENTE

Warner, como padre de New Line Cinema, acaba de sacar en dvd una colección con lo más granado de la filmografía de John Waters, motivo este por el que accedo a comprar algunos de los títulos que me faltaban en mi colección, con el aliciente, además, de que estos Films, vienen con audio comentario… claro, que en una hijoputada que no nos pilla de nuevas porque es lo habitual en los dvds de tan millonaria distribuidora, estos no incluyen subtítulos de ningún tipo para el audio comentario. Así pues, no los compren.
“Vivir desesperadamente”, quizás sea la mas compleja y la mejor de las películas de Waters, así como la más atípica y la con la que aprendió a tener sentido del ritmo, que por otro lado no mantendría ya en una película posterior.
Una sicótica que necesita ser urgentemente ingresada en un psiquiátrico, gracias a su marido, se queda en casa haciendo el loco. En una reyerta provocada por ella, junto con la ladrona de su asistenta negra y de 200 kilos, acaban matando al marido, por lo que huirán hacia Mortville, una extraña ciudad a la que van a parar los delincuentes que han logrado escapar de la policía (que son delincuentes de igual calibre, a fin de cuentas). Esta ciudad tiene su monarquía, así pues, impone su ley la Reina, -Interpretada por la graciosísima Edith Massey- y somete a la ciudadanía a sus caprichos, como por ejemplo el día del revés, en el que todos se tendrán que verter con la ropa del revés y caminar hacia atrás.
En esta ciudad, también hacen acto de presencia dos lesbianas delincuentes y la hija de la Reina que está enamorada de un basurero. Y la película se desenvuelve en este ambiente dando lugar a un montón de situaciones sin sentido, pero extremadamente divertidas.
Lo curioso de la película, es que aún siendo muy de John Waters, quizás porque para variar prescindió de Divine, es la peli menos John Waters de todas las que rodó en los setenta, y creo no equivocarme demasiado cuando digo que en los gags hay algo del humor de los Monty Phyton, por el tono surrealista y absurdo de un gran número de estos.
Rodada entre “Cosa de hembras” y “Polyester”, si que se ve una fotografía más cuidada y una edulcoración de las burradas que nos tenía acostumbrados hasta entonces, en un intento claro de volver mainstream su cine basura. Al fin de al cabo es lo que pasó con el tiempo.
Sin embargo es un acierto que la película no tenga más música que la que aparece en los títulos de crédito tanto iniciales como finales (una pieza muy bonita, por cierto) y al estar la película huérfana de música, le da un ambientillo curioso, que es de agradecer, porque resalta más la locura de movimientos, amputaciones y diálogos.
Hablando de los títulos de crédito, hay que resaltar los del inicio en los que una cámara picada, nos muestra una mesa con cubertería de alto copete, siendo debidamente servida; primero los cubiertos, después el vino… hasta que llega el plato principal, que es una rata debidamente cocinada, que es ingerida con sumo cuidado por una comensal a la que nunca vemos la cara. Me puso de mal cuerpo.
Muy recomendable para los fans estandard de Waters, porque sin duda, es su mejor película.