viernes, 3 de junio de 2016

LOCO VENENO

Miguel Hermoso es uno de esos directores españoles que me suelen gustar. Incluso, una de sus películas, entraría a formar parte de mi lista de favoritas, si esta existiese. La película sería “Truhanes”. Y si a grandes rasgos suele ser un director de corte popular, que mal o bien, atina siempre con sus películas, con este “Loco Veneno”, sin embargo, la cosa queda un tanto pertrecha. Porque “Loco Veneno” es una puta mierda como un templo de gorda.
Y es que por si el guion de por si no fuera suficiente –es espantoso- la mala química que hay entre la pareja protagonista, Maru Valdivieso y Pablo Carbonell, se hace patente en cada escena que interpretan. De hecho, según cuentan por ahí, durante el rodaje estos dos se llevaron a matar. Se ve que ella tenía mucho ego, y el inexperiencia como actor de cine.
Se trata de una de esas películas en las que suceden un montón de cosas pero nunca se muestran en pantalla; se limitan a contárnoslas los personajes. En este caso, además, es todo muy desafortunado, y si tuviera que definir “Loco Veneno” de alguna manera, diría que se trata de una mala película dónde gente corre, sin orden ni concierto, de un lado para otro.
Cuenta la historia de una  mujer que trabaja para una empresa de productos lácteos, y que justo cuando se tiene que ir de vacaciones, su empresa es víctima de un chantaje en torno a una gran partida de yogures que han sido envenenados con cianuro, lo que por unos motivos u otros, puede poner en peligro sus vacaciones, Por otro lado, tenemos un ¿electricista? Que es perseguido por un negro que quiere matarlo, todo por la obtención del amor de una misteriosa mujer, que trae a todos los protagonistas de cabeza. Así que van todo el rato de un lado para otro.
Es tan espantosa, que casi no se puede narrar.
Lo gracioso de la película es el poder escuchar a Pablo Carbonell, en sus inicios como actor, con un tono de voz muy característico. Como en su momento dobló a Andrew Dice Clay en “Las Aventuras de Ford Fairlane”, da la sensación de que estamos viendo una peli de Andrew Dice Clay y no de Carbonell, precisamente por ese tono de voz y esa manera de decir las cosas, similares en ambas películas. Pero apreciaciones estúpidas a parte, la película no vale ni para tirarla al vater.
La vi en su momento, con 10 años o así… y me gustó. Luego la volví a ver con unos 25 o así. Y no me gustó. Decido revisarla con el paso de los años, y me ha parecido, espantosa, espantosa, espantosa.
No solo por ser mala, sino por ser también de corte más o menos populachero, no cuajó en tiempos que se imponía el nuevo cine español. Así que la vieron en cines poco más de 80.000 espectadores, y pare usted de contar. Y su productor, se arruinó. Mal negocio.