sábado, 22 de agosto de 2020

AMITYVILLE, EL ORIGEN

A estas alturas, la interminable saga de "Amityville" no necesita presentación por aquí. Hemos hablado largo y tendido de ella, tanto las pelis oficiales como las... otras. Sería bastante interesante confeccionar una lista super-completa, incluyendo aquellas que se suelen marginar porque entran de lleno en el terreno de lo propiamente amateur, que haberlas, haylas. Y es que no hace falta tener los derechos del nombre de Amityville para exprimirlo, por lo que cualquier mindundi con una cámara puede cascarse una película, sabiendo como sabe que ahí fuera habrá un público dispuesto a deglutirla... aunque luego, decepcionados, se despachen a gusto en redes sociales. Generalmente, el contenido de esas mismas nada tiene que ver en realidad con la historia de Amityville. Por eso, podemos valorar el hecho de que Daniel Farrands, director y guionista de esta "Amityville, el origen" ("The Amityville Murders" en v.o.), se haya mantenido fiel a los hechos genuinos que acompañan a la famosa casa, centrándose en los crímenes que ocurrieron en ella por ahí los 70 y que, se supone, dieron pie a todo el cristo que vino después. Dicho de otro modo, Farrands ha parido un remake de "Amityville 2: La posesión" que, para bien o para mal, es mi favorita de la franquicia, tal y como ya he expresado en este mismo blog. Claro, luego puede venir el listo de turno y decir que de remake nada, que simplemente es una revisión de lo ocurrido. Puede... pero entonces ¿qué pintan dos actores de aquella en el reparto? Hablo de la otrora morbosa Diane Franklin y el mítico Burt Young. Obviamente, al ser ambos más viejos, sus roles han cambiado. Ella era la chica adolescente, ahora es la sufrida madre. Él era el padre cabrón, ahora el abuelo (no tan cabrón). Dicho esto, resulta imposible evitar comparar ambas y, obviamente, la actual pierde por absoluta goleada. Carece totalmente de la sordidez, el mal rollo y la sensación amenazante que tenía el film de 1982. Cierto que repite algunas ideas (supongo que también presentes en la movida real), como ese padre rudo y mal tratador, pero evita material delicado como la famosa secuencia de incesto (que se supone ocurrió de verdad, pero no está del todo claro). Sin embargo, a su favor añadiré que aporta cosas que la peli del 82 ignoraba, como que el hijo sea el drogata que era en realidad y cierta involucración en el sarao por parte de la mafia (y que podría dar pie a nuevas teorías respecto a los asesinatos).
Pero claro, mirado fríamente, lo que ocurrió en la casa de Amityville da muy poco juego. Sabiendo como sabemos que el clímax será la famosa masacre, y que eso puede resumirse en -como mucho- media hora, ¿cómo lograr unos 60 minutos previos interesantes? Pues hay que tener mucho talento. Y aunque Daniel Farrands más o menos se espabila, no consigue entretenernos a lo largo de ese tramo y, ciertamente, "Amityville, el origen" se hace bastante plomiza. Un poco chapas. Obviamente, al esperar yo la macro-basura que esperaba, pues hombre, me sorprendió un poquito, porque no es TAN HORRENDA. Se deja ver. Pero hay que echarle paciencia y, en cuanto le des al stop, te olvidarás de ella.
Comentar que el amigo Farrands tiene un curriculum bastante interesante como productor (ejerció en, justamente, "Amityville: El despertar"), guionista (es co-culpable de la horripilante "Halloween: La maldición de Michael Myers") y director. Su especialidad en este último campo son documentos audiovisuales relacionados algunos de ellos con el género del terror cuya finalidad es, me supongo, rellenar los extras de DVDs. Sin embargo, y dadas las circunstancias, lo más llamativo es una serie titulada "Misterios de la historia" en la que sobresalen dos capítulos dedicados, cómo no, a Amityville. Vamos, que al tipo le llama el tema desde hace tiempo.
Solo para curiosistas, completistas y vacacionistas.