sábado, 1 de agosto de 2020

BOILED ANGELS: THE TRIAL OF MIKE DIANA

Tenía unas ganas tremebundas de ver este documental dirigido por Frank Henenlotter, quien no necesita presentación y cuya faceta como documentalista esconde algunos títulos francamente interesantes
A poco que tengas un pie metido en todo el fregao del comic underground y derivados, conocerás a Mike Diana y su drama. Fanzinero especializado en historietas ultra-brutales repletas de gore y sexo desviado, a base de bebés sufriendo y muriendo salvajemente, cae en las zarpas de la policía y se convierte en el anti-cristo para la comunidad cristiana de Florida. Es acusado de producir y distribuir material obsceno y llevado a juicio con el consiguiente revuelo mediático.
Para introducirnos en la movida, primero Henenlotter nos narra un poco la historia de los famosos E.C.Comics, que en su momento también sufrieron las iras de la ley, y toca de refilón el underground primigenio y los fanzines como modo de expresión creativa. Puede que esta sea la parte más gozable de todo el documental. Luego, ya focalizados en Mike Diana, nos enteramos un poco de su vida, de que siendo adolescente dirigió varios cortometrajes caseros muy sangrientos para descubrir que el comic le molaba más, faceta en la que se volcó por completo hasta que hubo toda la movida. Otro de los aspectos interesantes de "Boiled Angels: The trial of Mike Diana" es su preferencia por elegir grupos punkistas para la banda sonora (nada más comenzar, nos cuelan a GG Allin), contar con Jello Biafra -cantante de los "Dead Kennedys"- como narrador y entrevistar a peña tan estupenda como George A. Romero o los dibujantes Stephen R. Bissette, Jay Lynch y Peter Bagge.
Sabía de Mike Diana desde hace tiempo y conocía su faceta como actor en cortometrajes del legendario Mike Kuchar (cosa esta que el documental ignora por completo). Y siempre me pareció un tipo muy muy rarito. Quiero decir que no me extraña que haya quien está convencido de que es un psicópata en potencia. Honestamente, lo parece. Tampoco me encantan sus tebeos. Nunca he sido muy amigo de la provocación extrema, mostrar la guarrada porque sí. Y eso es algo en lo que Diana era un experto. Como Nick Zedd y tantos otros, aquel que se mueve entre las sombras de lo marginal y supuestamente anti-comercial pero se vale de unas estratagemas basadas en chocar y provocar, me parece un auténtico hipócrita, porque en el momento que te decantas por ellas estás llamando a gritos que te hagan caso, implorando atención, eligiendo la vía fácil para lograr el éxito. Estás, en esencia, siendo ultra-comercial. ¿A quién no le tiran el morbo, la violencia y el sexo?. Así pues, y como dice Peter Bagge en un momento dado, Mike Diana lo buscaba y lo encontró. Solo que, tal vez, no fue consciente de que la cosa se saldría tanto de madre. 
Y en el fondo es triste, muuuuuy triste, que para que un fanzine despierte el interés no ya de los medios catetos, sino de un cineasta/documentalista surgido un poco de cierta contra-cultura como sería Frank Henenlotter, tenga que ser de naturaleza ofensiva y extrema. ¿Por qué no retratar creaciones fotocopiadas más honestas y personales? perpetradas por creadores que no buscan la luz de los focos desesperadamente. En fin.
Como misógino moderado que soy, dejen que me centre brevemente en el personaje de la novia de Mike Diana. Una cholilla que supo de él a través de las noticias, se ofreció como amiga, pasó a pareja, pudo salir en la tele y en otros medios jugando al papel de la chica mala para, terminada la fiesta, abandonar oportunamente al dibujante. Pringao!!. La verdad, no comprendo que Henenlotter se tome la molestia ni de dedicarle un mínimo de atención a la pava... una que, para rematarlo, sale luciendo una camiseta con su nombre artístico. Cuando el río suena...
Dejando de lado los temas tratados en su primer tramo, "Boiled Angels: The trial of Mike Diana" se desarrolla de un modo bastante lineal, plano y convencional. Y por momentos llega a resultar monótono. Típico material destinado a fortalecer las creencias del yanki liberal medio. Todo muy de allí.
Interesante pa una vez y fuera.