No hace mucho me ofuscaba ante una muestra de merchandising mamarracho que ponía al nivel del pitorreo y la banalidad un clásico del cine intenso como es "La matanza de Texas" original, y me fascinaba ante la capacidad que tienen los norteamericanos para convertirlo todo, TODO!, en materia vendible y función de adorno, especialmente escalofriante cuando hablamos de clásicos de mi cine favorito. Por lo general no suelo tomarme nada demasiado en serio, sin embargo, me joroba bastante que estas películas que han marcado mi existencia acaben pasto de tal futilidad. ¿Qué iba a ser lo siguiente?...
Pues aquí lo tenemos. Y, además, muy oportunamente, porque se trata de una mascarilla para combatir las maldades del Covid-19. Lo alucinante en este caso (según atestigua una foto sacada de sendas redes sociales) es que la imagen elegida para estamparla no solo pertenece al clásico setentero y pionero del slasher "Navidades Negras", además se trata de una escena concreta, un momento, un plano que a mi siempre me ha parecido aterrador, y de un potencial perturbador tan simple como efectivo: El siniestro ojo del asesino Billy mirando por una rendija a una de sus víctimas. De verdad ¿qué retorcida mente decide convertir un instante como ese en carne de mercadería? Alucinante.
En la respectiva reseña que hice del film de Bob Clark, afirmé que de los psycho-killer como Billy no se podría fabricar merchandising... ¡¡que iluso fui!! Esta es la muestra de que ya nada, pero nada, es sagrado en este mundo.