sábado, 13 de febrero de 2021

MORGUE

Mantengo una relación un tanto especial con la película "El vigilante nocturno", tanto su versión original en Danés, como el remake yanki, "La sombra de la noche", dirigidas ambas por Ole Bornedal (que, por cierto, anda currando ahora en una secuela). Un caso que afecta a las dos porque, en esencia, son idénticas. Es la historia de un estudiante que se pone a currar de vigilante nocturno en el depósito de cadáveres y, claro, le pasan mil vivencias bastante escalofriantes. El problema que tenía, para mí, era que dichas experiencias aterradoras se iban intercalando con escenas diurnas fuera del tétrico escenario de la morgue y, en fin, me cortaba el rollo. Quiero decir, ¿después de lo sufrido, de verdad el chaval volvía a su puesto de trabajo la noche siguiente?. Estaba convencido que de haber situado toda la peli entera en el depósito, y en tiempo real, habría resultado mucho más efectiva y acongojante. Eso mismo debió pensar el cineasta Hugo Cardozo cuando se puso manos a la obra con su largometraje de contundente título, "Morgue", y de trama parecida al film de Bornedal, no en los detalles sino en la esencia.
Viéndola, comencé a dudar si mi idea de limitar a un escenario único, una sola noche y un solo protagonista la acción de "El vigilante nocturno" / "La sombra de la noche" era realmente efectiva. Tal vez no tanto. Se necesita mucho muchísimo talento para que, con tan parcos elementos, te salga algo decente. Mantener el interés, el ritmo, y saber idear situaciones que no sean repetitivas, sobre todo una vez abres la caja de los sustos y el misterio ya se desvanece para dar paso al terror directo, es una tarea que no cualquiera puede abordar. Habría que ver si Ole Bordenal lo hubiese conseguido. Pero lo que está claro es que Hugo Cardozo, no.
Rejuntar todo ello es muy tentador porque, además de efectivo, no supone un gasto demasiado excesivo y uno puede tirar adelante el proyecto con un presupuesto escueto. Algo a lo que contribuyen los equipos digitales de hoy día. Sin embargo, al mismo tiempo, estos son los culpables de que los directores con las tablas justas no sepan cuando han de darle al "stop" de la cámara y las ansias por ganarse un huequecito en el mercado del cine y, con suerte, conseguir deslumbrar a los yankis para que Sam Raimi o la Blumhouse te fichen, es demasiado grande. Así que, enga!!, hagamos largometrajes aunque el material del que disponemos dé solo para un buen cortometraje. Durando 20 minutos, "Morgue" podría haber funcionado mucho mejor. No le faltan buenas ideas, algunos momentos de puro terror, cierta atmósfera, incluso un planteamiento final interesante. Pero la mata el que su director se vea obligado a llegar a la duración de largometraje y se limite a estirar, estirar y estirar esas ocurrencias hasta agotarlas y, en una palabra, aburrirnos. Lástima.
Aún así, la jugada le ha salido bien, pues ya se anuncia remake made in Hollywood. Y es que, después de todo, ¿qué cojones voy a saber yo?.