Luis E. Parés, aparte de amigo de esta casa, es historiador cinematográfico especializado en cine español, divulgador y director artístico de "Cineteca Madrid". Pero, además, es actor ocasional y director de cine vocacional que, tras su experiencia con varios cortos, debuta en el largo documental con una de esas películas para las que no hace falta rodar ni un solo plano, construidas a base de material de archivo que, según cómo las montes, o según el ritmo, la voz en off, etcétera, quedará mejor o peor porque el material de base ya lo rodaron otros en su momento. Y hay que ser muy hábil para que, en cualquier caso, el resultado de una película de estas características no acabe siendo un absoluto coñazo.
Parés lo es (hábil), hace un uso del "off" casi minimalista, pero más allá de eso, su película parte de un material lo suficientemente interesante e ignoto como para que su trabajo no se vea resentido, ni se pueda poner en duda su labor como director / seleccionador / montador del puzzle al que el espectador se va a enfrentar.
Y es que en “La primera mirada” Parés pone a nuestro servicio su labor de historiador / investigador, montando una película en la que se nos enseña todo un muestrario de extractos de cortometrajes, prácticas y trabajos de fin de carrera de muchos de los más destacados miembros del "Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas", creado en una España pobre y asolada por los horrores de la guerra (y el franquismo) en 1947, y por donde pasaron una buena parte de los directores más relevantes de la historia de nuestro cine —Bardem, Berlanga, Martín Patino o Saura—, pero, también, otros con la misma relevancia pero anclados en su carrera posterior en los márgenes del cine convencional, como puedan ser Jess Franco o José María Zabalza.
Con lo cual vemos trocitos muy bien combinados de todos estos trabajos prácticamente amateur según esos interesantes cineastas.
Parés pone orden y contexto, nos lo cuenta sin necesidad de mostrar nada que no sea material de archivo, con un uso somero de las voces en off que nos explican lo que vamos viendo de una manera harto didáctica y, lo que es más importante, entretenida. Por lo que disfrutamos y aprendemos durante la escasa hora y cuarto que dura la cinta. Una película estrictamente “Paresiana”; lo que podemos esperar de un realizador como Luis E. Parés.
Por supuesto, el valor, el arte, el talento están en cómo combina, narra, explica y da ritmo a esta serie de imágenes añejas. El cineasta lo hace de manera exquisita, elevada si me apuran. Pero seamos serios: Con buena picha bien se jode. Considerando todo el material a disposición, muy necio o torpe tiene que ser uno para no montar una buena película… Sin embargo, está bien que se trate de Parés, aunque únicamente sea por su trayectoria, quien se haya encargado de parir algo como esta “La primera mirada”. Por supuesto, la película ha pasado por festivales como el de Rotterdam o la Seminci, pero, en cierto modo, tampoco deja de ser esto una película a los márgenes de lo convencional.
Contamos, así mismo, con las voces en off de Aitana Sánchez Gijón y Pedro Casablanc narrándonos de forma aséptica lo que Parés tiene que contarnos sobre la que es la primera escuela de cine en España.
Está muy bien, qué coño.