Ya la tenemos aquí, la cuarta temporada del "Creepshow" televisivo. Ha costado, pero por fin, gracias en parte a mi querido amigo Enorm, me la he zampado entera... y en castellano, por primera vez, cosa que se me hizo graciosamente extraña. No obstante, y porque soy un puto esnob, mantendré los títulos de cada episodio en inglés.
Aunque suene trillado y poco original, comentar que esta nueva dosis es, hasta ahora, la más escasa en lo referente a "creepshowismo". ¿Que qué cojones quiero decir? Pues ya lo he contado antes. Si quieren saber más, disponen de una INTRO, así como las temporadas previas perfectamente anal-izadas capítulo a capítulo, la UNO, la DOS y la TRES.
Vayamos a por materia, pues...
En "Twenty Minutes with Cassandra" una especie de punki-seudogótica se presenta en casa de la protagonista anunciándole que por la zona ronda un monstruo dispuesto a matarla.
El primer capítulo de esta cuarta temporada es todo un sorpresón, porque se aleja bastante de los códigos formuláicos del terror. Sí, hay bicho. Hay gore. Y algún susto. Pero, en esencia, es más una comedia dialogada y "profunsda". Muy loable ello aunque, por desgracia, no termina de cuajar. El desarrollo es de lo más pelma y tontaina. Y al final terminas echando de menos los ingredientes clásicos. Vale, también era dialogada -y limitada a un solo actor- el de las cucarachas del "Creepshow" original pero, leñe, Greg Nicotero y Jamie Flanagan (director y guionista) no son George A. Romero y Stephen King, desde luego. Buen intento, por lo menos.
Más "normal" -y con mejores resultados- es la siguiente, "Smile". En ella un fotógrafo de guerra es laureado por una estampa angustiosa en la que un padre intenta rescatar a su hijo del ahogo. Al salir de la entrega de premios, su señora y él serán acosados por un misterioso personaje relacionado con aquel acontecimiento... y no parece muy contento.
Vale, todo en este capítulo resulta algo predecible, pero no por ello aburre en exceso. Está majo, y más tras el previo y su naturaleza atípica. Dirige un clásico de la casa, John Harrison.
Lo más llamativo de ambos es que la habitual comida de polla al fan a base de guiños, homenajes y demás, no asoma por ningún lado. Ni siquiera los actores disponen de un currículum llamativo en ese sentido. Únicamente Ruth Codd, y su fea faz, en "Twenty Minutes with Cassandra", que venía de interpretar un rol en "La caída de la casa Usher" según Mike Flanagan (hermano del arriba citado Jamie... ¡¡uuuuh, enchufeee!!), y por mucho que me gustase esa serie, tampoco podemos considerarlo méritos "fandomistas" (al menos no hasta dentro de quince o veinte años, cuando la nostalgia actúe).
Un escritor falto de ideas tiene acceso al sombrero que su héroe novelista solía usar cuando se encontraba ante un bloqueo creativo. Efectivamente, es "mágico" y, al ponérselo, se convierte en una máquina de fabricar best-sellers. Pero, claro, todo tiene un lado oscuro e insalubre.
Con "The Hat" recuperamos cierto espíritu "creepshowiano". Salvando prudentes distancias, sí vería esta historia como parte de su padre cinematográfico, no solo por lo narrado y el tono, también porque, a diferencia de la tanda previa, aquí se usa/abusa de los truquitos visuales habituales del clásico, aquellos que nos recuerdan que estamos leyendo un tebeo.
La comida de polla al fan es de lo más obvia, pero lógica dado el caso: el supuesto novelista, héroe del aspirante (quien luce un aspecto que ¿recuerda a Edgar Allan Poe?), se hace llamar "Stephen Bachman".... ¿lo pillan? Si no, son ustedes indignos.
Kailey y Sam Spear dirigen "The Hat" y la que sigue, "Grieving Process". Hermanas y gemelas, desde luego resultan harto peculiares y, visto lo visto, talentosas... aunque en su segunda intentona, la cosa brilla un poco menos.
La mujer de un chef famoso es asaltada por la calle y, a partir de ahí, se vuelve mala como el demonio, contrayendo un deseo incontrolable por devorar carne humana. Ello nos lleva al típico escenario del amante incondicional que sale en busca de víctimas para alimentarla. Nada nuevo. El resultado es decentillo, nomás.
En un arranque de ira, un pijillo mata a sus exigentes e inquisidores padres. Al poco reaparecen como fantasmas y siguen dándole la murga. El chaval conocerá a una antigua vecina con la que se liará para mayor disgusto de sus plasmáticos progenitores.
"Parent Death Trap" es una comedieta negra, medianamente simpática, pero poco más. Sigo sin localizar ningún nombre destacable, ni entre el reparto, los guionistas (que ya firmaron libretos de capítulos previos) o el director, Justin G. Dyck, con mogollón de subproductos navideños y románticos en su haber, y -creo- una única incursión previa en el terror con "Todo por Jackson", que he visto pero de la que no recuerdo absolutamente nada (mala cosa). Para completistas y devotos, señalar el sutil guiño al film original cuando el prota está de compras y localiza el cenicero con el que "Tía Bedelia" mató a "Nathan Grantham". Luego lo devuelve despectivamente a la estantería.
En "To Grandmother's House We Go" una palurda se casa con un anciano por su dinero. Cuando palma, la tipa cree que va a ser millonaria pero no, la hermana del muerto se interpone y, casi a modo de revancha, le encasqueta a su nieta para que ejerza de mamá. Años después, la hermana cae gravemente enferma y pide ver a la cría, así que esta y la palurda emprenden el viaje. A medio camino se llevarán la sorpresa de su vida encontrándose cara a cara con un licántropo.
Aunque no podamos acusar a la historia de simplona y lineal, lo cierto es que también resulta un pelo confusa y tontaina, con cita muy directa al cuento de "Caperucita Roja" y un final que no acabé de pillar. Todo ello es culpa/mérito de un personaje la mar de interesante, William Butler. Director eventual ("La caldera del infierno", "Mad House" y un porrón de roña digital para "Full Moon") y actor en reconocidas muestras del género ("Leatherface: La matanza de Texas 3", "La noche de los muertos vivientes" de 1990, "Ghoulies 2", "Viernes 13 - 7"...). También fue el guionista de las dos últimas entregas de "El regreso de los muertos vivientes", lo que oficializaría su ajustado talento para las letras.... pero no seamos tan duros, "To Grandmother's House We Go" se deja ver, es medianamente imprevisible -algo siempre agradecido- y el diseño del hombre lobo mola un rato. Dirige P.J. Pesce... pofale.
Continuará...
Creepshow TV (4ª temporada)