martes, 8 de abril de 2008

JUNCAL

Lo primero de todo: Aclarar aquí que odio los toros. Me parece un espectáculo lamentable, no ya solo por su crueldad y su bestialidad. Me parece espantoso por lo aburrido que es todo lo relacionado con la tauromaquia. Es decir, que si los toreros, en lugar de matar animales, torearan, por ejemplo robots, me parecería igual de aburrido. Sin embargo, siento una extraña atracción por todo lo patrio. Soy fan de Lola Flores, de Peret y de las películas de Joselito. Nada me pone los pelos más de punta que una saeta bien “cantá” o admirar durante horas un bodegón bien “pintao”. Por eso no os debe extrañar que me encante la imagen de los toreros, jóvenes paletos, dispuestos a lo que sea con tal de conseguir la gloria. Me encanta, con todo su patetismo y su garrulismo. Repito, estoy en contra de todo tipo de violencia animal (hago especial hincapié, que luego hay malentendidos), es la actitud del torero la que me fascina y como buen hortera que soy, me encanta su look. No hay nada que me parezca más chulo que un tío vestido de luces, con todo el paquete de lado. Me he zampado, con dos cojones, todas las pelis de toreros, de el Cordobés, del Platanito, e incluso una que protagonizó el Juli antes de convertirse en figura, titulada "Sueño de luces", bastante costrosa, que hoy está ilocalizable, precisamente porque el propio torero se encargó de que ese bodrio desapareciera de circulación… pero en su momento la alquilé.
Si a eso añadimos la profunda admiración que siento hacia TODOS nuestros actores clásicos, está claro que "Juncal" es una serie que me marcó lo suyo.
"Juncal", serie ¡filmada en cine! de siete capítulos, que se emitió hace ya 20 años en televisión, nos cuenta la historia de un torero que pudo ser muy grande, pero por culpa de una cogida (que se joda) se quedó a medio camino. Ya viejo, este hombre no ha pegado palo, ha vivido de las mujeres y ha sido un caradura, pero todo eso le ha pasado factura y se ha quedado solo, así que planea recuperar a su familia, a la cual abandonó años atrás.
Basada en las andanzas de Bienvenida y creada y dirigida por Jaime de Armiñan, un auténtico aficionado al toreo y lo cañí que le gusta plasmar todas sus inquietudes en la pantalla, nos encontramos ante una serie muy amena, donde se toca el tema de la tauromaquia, pero por encima, en "Juncal" eso es lo de menos, lo importante es Paco Rabal, actor como la copa de un pino, que por culpa del éxito de esta serie se encasilló en el papel, a pesar de que ya llevaba tropecientos años de carrera. Hay que mencionar también que a este actor, libre de prejuicios, le tengo especial simpatía por haber intervenido en autenticas joyas de fantástico europeo (con dos cojones, Paco) como puedan ser "La invasión de los zombies atómicos" o "El tesoro de las cuatro coronas" ¡haciendo de "La Masa" en un circo! Y ya al final de su carrera, su última película fue "Dagon, la secta del mar", lo que deja muy claro que “el que dirán” se lo pasaba por los cojones. Tenía el estatus suficiente para hacer lo que le saliera de los idems.
Lo dicho. Da gusto ver a Rabal en esta serie. Sus monólogos, o las conversaciones con su compañero de aventuras “el Búfalo”, interpretado por El Brujo, son totalmente antológicas.
No es la trama sobre su hijo abandonado y también torero lo que nos interesa, lo grande es ver a "Juncal" en el bar, o seduciendo a una señorita, recitando un poema o tirándose el pisto.
Y luego, lo bien que se mantiene la serie, en cuanto a ritmo… podía muy bien haber sido rodada ahora.
Con todo el rollo que os acabo de soltar, la reseña se titula "Juncal" porque de algún modo tenía que titularse, pero en realidad, con este texto, lo que quiero es reivindicar un poquito la figura del torero (que el garruleo también mola) y, sobre todo, la de Paco Rabal.