Ayer noche me marqué otro de mis habituales viajes nostálgicos al terror de la dorada década de los ochenta, y esta vez me acompañaba "Terror Final", uno de esos primeros slashers surgidos a la sombra del mega-hit que fue "Viernes 13" y por el que asoman varios rostros, y cerebros, conocidos. De hecho, se dice que la peli reposaba en un cajón de la distribuidora, que no sabía que coño hacer con ella, hasta que algunos de sus actores se hicieron notablemente populares, como Daryl Hannah, Rachel Ward o Mark Metcalf (al bueno de Joe Pantoliano, aún le faltaría un poco más para convertirse en el carismático secundario que es hoy) y entonces decidieron estrenarla.
Además de los mencionados, tenemos al mítico Samuel Z. Arkoff en la producción (la otra cabeza visible de la inmortal AIP junto a James H. Nicholson), a Andrew Davis dirigiendo (posteriormente firmaría títulos más que populares como "Código de silencio", con Chuck Norris, "Por encima de la ley", con Steven Seagal, o "El Fugitivo", con Harrison Ford... ¡casi ná!), a Allan Holzman en el departamento de montaje (suyas son caspas entrañables como "Galaxia Prohibida" y "Programada para matar") y finalmente a uno de los guionistas de la saga "Alien" (incluidas las que se enfrenta contra Depredador) Ronald Shusett, de ahí que en su época el film se promocionara como "De los creadores de Alien"... un poco tramposo, pero cierto al fin y al cabo.
Aún así, y con nombres tan jugosos en la palestra, "Terror final" termina resultado un film de lo más flojito... la salvan ese look sucio muy de los ochenta, unos personajes no especialmente gilipollas y un psycho-killer bastante original, del que no pienso destripar nada por si decidís verla algún día. Llegados a cierto momento, la peli da un leve giro y se sale del slasher más ortodoxo para meterse en el terreno de "Deliverance", el de la supervivencia en los frondosos e imponentes bosques repletos de enormes ¿pinos? que parecen tocar el cielo. Mariconadas a un lado, la secuencia de los rápidos también emparenta muy mucho este "Terror Final" con la maravillosa obra de John Boorman.
A la peli le falta toda clase de chicha, no solo en el terreno truculento, y se excede con ese tempo pausado tan típico de la época... pero incluso así y, quizás, precisamente por hacer gala de unos defectos tan característicos del momento, la disfruté razonablemente. ¿Que quieren que les diga?, no tengo cura.