Con los años que tengo ya, y no escarmiento con el cine español.
Una joven doctora entra a trabajar a un manicomio y se vuelve loca... poco más o menos como el espectador, que además de loco, se vuelve gilipollas.
Pues la película, perpetrada por uno de los directores de "Hospital Central", David Carreras, es una mierda como un planeta de grande, plagada de diálogos pedantes de cine español, actores malos del cine español y fotografía sepia-vomito del cine -esnob- español.
Comienza con un “Ei mira que guay lo hacemos”, metiendo una media de 50 planos por minuto, a lo moderno, ahí sin medida, diciendo “Ei mira que estética tan guapa consigo” para luego eternizar los planos y bajar el ritmo de la cinta sin venir a cuento. Como diciendo “ya os he metido mucha tralla, ahora quiero que os centréis en mi historia”.
Un asco, una hez, un vomito de perro, una película que se ha pagado con mi pasta y quiero que me la devuelvan.
Lo único bueno, que cada dos por tres le vemos el felpudo y las tetas a Cristina Brondo de manera tan gratuita que roza lo pornográfico.
Por lo demás, es mejor ver la carta de ajuste.
Una joven doctora entra a trabajar a un manicomio y se vuelve loca... poco más o menos como el espectador, que además de loco, se vuelve gilipollas.
Pues la película, perpetrada por uno de los directores de "Hospital Central", David Carreras, es una mierda como un planeta de grande, plagada de diálogos pedantes de cine español, actores malos del cine español y fotografía sepia-vomito del cine -esnob- español.
Comienza con un “Ei mira que guay lo hacemos”, metiendo una media de 50 planos por minuto, a lo moderno, ahí sin medida, diciendo “Ei mira que estética tan guapa consigo” para luego eternizar los planos y bajar el ritmo de la cinta sin venir a cuento. Como diciendo “ya os he metido mucha tralla, ahora quiero que os centréis en mi historia”.
Un asco, una hez, un vomito de perro, una película que se ha pagado con mi pasta y quiero que me la devuelvan.
Lo único bueno, que cada dos por tres le vemos el felpudo y las tetas a Cristina Brondo de manera tan gratuita que roza lo pornográfico.
Por lo demás, es mejor ver la carta de ajuste.