domingo, 29 de junio de 2008

WAZ

El día que leí que el director de este film, Tom Shankland, sentía fascinación por la infame "Holocausto Caníbal" pensé, "Joder, hay que verla". Y no porque la pieza de Ruggero Deodato me encante (de hecho, detesto su hipocresía y su explotación del sufrimiento animal), sino porque es esa una afirmación que pocos realizadores se atreverían a soltar (salvo Eli Roth, que lleva la camiseta en las fotos... pero ¿es sincero o solo parte de un marketing?). El interés de Shankland no se da desde un punto de vista, digamos, cinematográfico, no, mas bien se refiere a la enfermiza atracción que la obra de Deodato tiene por sus imágenes crueles y despiadadas. Resumiendo: Por el morbo.
Todo eso puede entenderse perfectamente cuando uno ve "Waz" (en realidad lo del medio no es una A, sino el símbolo de Delta), un hijo bastardo de la unión entre "Seven" y "Saw", pero uno de muy guapo e inteligente. Es decir, que "Waz" no es para nada una copia cutre y cerda de las mencionadas (aunque bebe mucho de la primera, de quien incluso imita la estética de los créditos)... en realidad, es bastante mejor película que "Saw" (por cierto, si lees este título al revés ¿que obtienes?).
¿Y cómo os cuento yo la trama básica sin joderos nada?, lo intentaré: La aparición de unos cadáveres mutilados con la ecuación "Waz" escrita en su piel alerta a la policía. El caso recae en Eddie (estupendo Stellan Skarsgård), un poli áspero y bastante asqueado de la vida, y la novata Helen. Pronto descubren que el asesino se dedica a poner a sus víctimas frente a una situación delicada. Serán torturados hasta la muerte, a menos que tomen la opción de apretar un botón cuyo fin es electrocutar a otro individuo sentado frente a ellos... el problema es que este individuo es su novia preñada... o su hijo... o su abuela. ¿Qué harías tu?.
"Waz" tiene muchos atributos a su favor. Es de una seriedad gélida, sin pizca de humor. Los polis protagonistas no acaban enamorados el uno del otro, lo que está muy bien. De hecho, en toda la peli no hay ni un beso en los labios ni nada que se le parezca... aún así, el amor es un elemento muy importante en la trama. Su estética es sucia (casi todo se desarrolla en barrios degradados), tenebrosa, muy oscura. Está rodada en alta definición, y cámara al hombro casi todo el rato. La narración se desarrolla ágilmente (por no tener, ni tiene créditos iniciales), aguantando la tensión y evitando caer en demasiados convencionalismos, sin echar mano de las estridencias típicas de Hollywood (ruidos molestos, montaje sincopado, flash-backs violentos... elementos estos que detesto), por algo estamos ante una producción Británica. La historia se sigue con verdadero interés. Suspense puro y mucha sobriedad.
Obviamente, también tiene su ración de truculencia, con algún que otro infanticidio, una agresión sexual algo retorcida y un par de secuencias de tortura bastante gráficas y angustiantes.
Lo dicho, un pequeño-gran film muy por encima de la media en cuanto a thrillers modernos se refiere. Vale la pena verlo.