De entrada, nada hacía suponer que esta peli podría gustarme. El reparto, salvo Morgan Freeman, me daba un poco de grima, el anterior trabajo de su director me parecía horrible y el trailer me echaba para atrás. Ni tan siquiera conocía el tebeo en el que se basa (muy libremente, por lo que tengo entendido), aunque tampoco lo leeré ahora. Sin embargo, puedo decir públicamente que estaba equivocado. Acabo de verla, y me ha gustado mucho.
Un pringao descubre que es el hijo de un super-mega-asesino, casi con poderes sobrehumanos, cuando una secta le salva la vida y le encarga cepillarse al tipo que se cargó a su padre. Después de entrenarle a conciencia, el tipo se pone manos a la obra.
Bajo esta premisa, tenemos una peli de lo más vibrante, entretenida y divertida. Eso si, aquellos pimpollos que se escandalicen con las fantasmadas, que se ahorren verla, pues aquí las hay a porrillo, todas ellas genialmente construidas y de las que te hacen flipar bastante. Por lo menos a mi, sí.
La verdad es que recuerda un poco a aquel despipote titulado "Shoot´em Up!", pero intenta ser menos comedia, aunque el humor está bien presente y funciona, sobre todo en el primer acto, cuando el prota sale de su vida gris (genial el berrinche que le suelta a su jefa) y comienza a descubrir su verdadera identidad. El segundo acto flojea un poquito, quizás porque narrativamente es más clasicote. Pero el tercero, y desde la espectacular secuencia del descarrilamiento de un tren, se recupera perfectamente, y así hasta el final. Brillante masacre y redondo cierre.
James McAvoy encaja como un guante en su rol, y convence de sobras, además, en las entrevistas promocionales se pasaba por el forro las preguntas quisquillosas sobre la posible mala influencia de la generosa violencia presente en la peli (¡otro atributo!), decía “Es solo una película, es ficción”, y a otra cosa mariposa. Genial.
Y al dire, le perdono esa cosa titulada "Los guardianes de la noche".
Me alegro que el film haya sido un exitazo, ¡lo merece!.