viernes, 4 de junio de 2010

ATLANTIS AL RESCATE

Si existe un sub-género genuinamente Mexicano, ese sin duda es el de los luchadores enmascarados, tan prolifero en los años 60 y todavía vigente a juzgar por lo visto.
Claro que ahora el género ha quedado relegado al “Home-vídeo” mexicano, prospera empresa que genera más ganancias a la cinematografía Mexicana que sus películas para cine, escatimando en su producción hasta el último céntimo.
Y si algo destaco de los “Home- vídeo” es que hasta ahora, sea cual sea el género a explotar (el de narcos y pandilleros está en auge en la actualidad) suelen estar, a pesar de sus muchas carencias, francamente entretenidos.
En ATLANTIS AL RESCATE, se retoma la figura del luchador enmascarado, que no se quita la mascara ni para ir a cagar, pero con muy poco sentido del pop, al contrario de lo que pasaba con aquellas añejas producciones del Santo o Blue Demon. La escasez de medios, hace de esta película algo sórdido, a pesar de la ingenuidad que desprende y de que está destinada claramente a un público infantil. De hecho, el luchador Atlantis, se proclama a sí mismo “el amigo de los niños”, si, como Espinete. Dice: “Allá donde un niño tenga problemas, allá estará Atlantis”.
La trama es de lo más sencilla. Una banda de mafiosos, se dedica a secuestrar niños, y lógicamente, Atlantis, no puede tolerar eso, así que se pone manos a la obra para desmantelar esa red mafiosa.
En la escasa hora y veinte de película, la trama es lo de menos. El director Amado Portillo, como suele ser habitual con un nutrido de “Home- Vídeos” en su filmografía, prefiere rellenar metraje a base de duros entrenamientos interminables, pero por otro lado excelentemente filmados, o con eternas escenas de lucha libre en el ring, filmadas, parece ser, en combates reales.
Añádanle niñito ciego al argumento y ya tenemos hostias y ñoñería a tutti plenni.
Caspa a kilos, señores… pero tremendamente entretenida, y a su modo innovadora, pues como he dicho antes, esto se aleja mucho de las películas de luchadores enmascarados de antaño… aunque en esencia es lo mismo. Aunque más entretenido.