Le tengo notable simpatía a esta franquicia. Me gusta el hecho de que arrancara como un producto de lo más mainstream para terminar en los estantes de los video-clubs. Hoy día ya va por la cuarta entrega. Además, "Species 2" es uno de esos poco habituales ejemplos de secuela que supera a la original, y con nota. Aquella era una peli "rollo McDonalds", ver y tirar, y tampoco es que te dejara muy satisfecho. El caso de la secuela (que supongo no funcionó todo lo deseado pues la tercera ya apuntaba más bajo, al menos en cuanto a medios) es bastante diferente.
Sigue siendo un producto muy de Hollywood, YES, y en esencia es una chorrada gorda, también YES... sin embargo, por ritmo (endiablado), tono (parece que nadie se la tome en serio, ni el director, ni los actores), desquiciada (hay momentos completamente absurdos, como ese gato que aparece al final dentro de la ambulancia o la patosa persecución del supermercado, con chistecillos inadecuados como cuando los dos protas cruzan una valla al mismo tiempo marcándose un "Hummm" en estéreo), gore (es bastante cerda, sobre todo en lo referente a barrigas explosivas), gorrina (tetas y polvos para parar un tren) y por muchas cosas más (essssssa Natasha Henstridge tremendísima!!!!), "Species 2" resulta un film de lo más entretenido (ah coño! si es que encima no llega a los 90 minutos) y divertido (sí, hay pequeños momentos de regocijante ridículo involuntario, ¡pero molan!).
En esta entrega, el bicho de la primera (según el visionario Giger) es segundón. De hecho, se le utiliza como ayuda/gancho para cazar al verdadero malo de la función, llegado desde Marte con la ayuda de los primeros seres humanos que visitan el planeta rojo (uno de mis momentos favoritos de todo el metraje). Este buscará chatis por doquier a las que tirarse con el fin de parir muchos marcianitos. Suerte del equipo de los buenos (encabezados por un desganado, pero gracioso, Michael Madsen) y la bicheja original, que lucharán para impedirlo. El final es atolondrado y precipitado, pero se agradece.
Ya hay efectos digitales (el del disparo en la cabeza es cojonudo), pero aún abunda más el látex y los muñecotes. El dire es Peter Medak, de la genial "Al final de la escalera", y aunque está claro que no parió aquí su obra maestra, yo creo que tampoco lo pretendía. Hizo pues lo que tenía que hacer, y encima bien. Con dos cojones.