De casualidad veo por internet que el gran Juan Tamariz iba a estar haciendo dos funciones en el Teatro Barakaldo este pasado fin de semana. Abro rápidamente la pagina para comprar las entradas online, y descubro que desgraciadamente no queda ningún sitio libre (decente) en el anfiteatro, asi que toca coger localidades de platea, es decir, arriba, negándoseme la posibilidad de ser elegido para salir al escenario, la próxima vez tendré que comprar antes las entradas.
Empieza la función, en el escenario no hay mas que dos mesitas, suena la música y hace aparición el mago, con su melena flotando bajo su enorme y purpura sombrero de copa y con un maletín de violín en las manos. Deja el maletín mientras el publico le recibe con aplausos, saca seis cartas del maletín y empieza el espectáculo. No mentiré si digo que desde el minuto 1, hasta el 120 (con un intermedio de 15 minutos) no paras de reír y sorprenderte. Al igual que el cocinero Carlos Arguiñano, Juan Tamariz es un gran comunicador, y si bien solo su magia ya es suficiente para entretener, cuando se une a un carisma y una personalidad especial, hacen que el publico los adore. También actúan en el espectáculo la que es su mujer y un amigo. Tanto una como otro hacen un par de juegos de manos, para oxigenar un poco y dejar descansar al maestro durante apenas unos 5 minutos que duran estas actuaciones. Empezada la segunda parte del espectáculo, Tamariz hace lo que mejor se le da, magia de cerca. Ya lo habéis visto en la tele, es cuando sentado a una mesa con dos espectadores subidos del publico (envidia, envidia) a su lado. Para que el resto del publico podamos observar sin tener que forzar la vista, se coloca una pantalla y una cámara que enfoca a la mesa, así no perdemos detalle, pero ni por esas pillaremos un truco. Y mejor, lo bonito de la magia es que esta siga siendo un misterio, en el momento que sabes el truco, ya pierde toda esa "magia".
Revisen sus periódicos online, o la revista de ocio y espectáculos de su localidad, vean si Juan Tamariz va a pasar por su ciudad, y si es así, compren las entradas cuanto antes, puede que sean de los afortunados que el grandisimo maestro de magos saquen al escenario, le haga un truco a su cara y le tome un poco el pelo, pero se ira usted a casa con una sonrisa de oreja a oreja y con la ilusión de un niño de 10 años. Enorme Tamariz, enorme.