
Irónicamente, estos films (entre los que se encuentran "Seed", "Tunnel Rats", "Stoic" o "Darfur") son los que buena parte del público que más ha machacado al director alemán incluso aceptan y se atreven a tildar de buenos (los hay que están convencidos de que NO los ha dirigido él).
Bien, "Rampage" (no confundir con la estupenda peli de William Friedkin) es uno de estos. La trama clama a la provocación desde el inicio, tocando un tema delicado (especialmente en USA... por algo será que su producción se reparta entre Alemania y Canada), el del chaval que, quemado con la sociedad, se arma hasta la sobaquera y la emprende a tiros contra todo el mundo que pilla por delante. La diferencia es que el prota de nuestra historia tiene, además, un plan... uno bastante bien buscado y mejor resuelto.
Naturalmente la provocación se queda a medias, porque sí, hay imágenes crudas de asesinatos (la más impactante puede que sea la de la peluquería femenina) y predecibles intentos de acabar con clichés (el poli que aparenta ser el héroe, termina muerto de un modo tirando a tonto), pero Boll no pone toda la carne en el asador... porque ¿en este pueblo, no hay niños... no hay bebés?. En su periplo criminal el prota encuentra de todo... menos infantes y mujeres preñadas, por ejemplo... no es que sea algo que disfrute viendo pero digo yo que si vas de tocagüevos, no te quedes en la puerta.
Dejando esta tonterida a un lado, la verdad es que "Rampage" no está ni tan mal. Uwe Boll la rueda usando estética de documental, con una cámara al hombro que no para de moverse. Y mola que el personaje más ridiculizado sea el del pijo guapito al que le gusta soltar interminables parrafadas anti-sistema, pero que a la hora de la verdad es el primero en ir contra ellas (peor aún, sin ser consciente) y limitar toda su acción al bla, bla. Encima, la peli no llega ni tan siquiera a la hora y diez (sin contar créditos), y eso siempre es un plus. Recomendada si no tienes nada mejor que hacer.