sábado, 28 de diciembre de 2013

TRAS LA MEDIANOCHE

A John Russo todos le conocéis. Básicamente fue co-guionista de "La noche de los muertos vivientes" original y, desde entonces, vive del cuento. Siempre lo consideré una pequeña rémora de George A. Romero, y su jugarreta más sucia fue parir aquella cosa insufrible y espantosa con motivo del 30 aniversario del mentado film. A mediados de los 70 decide estrenarse como escritor especializado en terrores (debutando, cómo no, con la adaptación de "La noche de los muertos vivientes"), permitiendo que algunas de sus obras fueran llevadas a la pantalla, con mejor o peor suerte. Un par de años después, se desvirga también como director con una comedia picante de la que muy pocos han oído hablar ("The Booby Hatch"). Consciente del género al que su nombre iba ligado, el siguiente intento -facturado en 1982- entra de lleno en el terror. Y lo hace auto-adaptándose una novela de mismo nombre publicada dos años antes, "Midnight". Pero John Russo es John Russo, e igual que exprimió a los muertos vivientes de Romero cuanto pudo, o intentó sacar partido -literario- al boom "slasher" en 1979 con "Majorettes" (llevada a la pantalla unos años después), con "Midnight" se apunta al rollo de "La matanza de Texas" o "Las colinas tienen ojos", más unas goticas de satanismo por aquello de marcar la diferencia (y porque en 1980, que es cuando se publicó el libro, estaba de moda en el cine... lo que yo os digo, Russo es Russo), y lo hace con un presupuesto ultra-reducido y la ayuda en tareas de producción del legendario Sam Sherman, viejo aliado de Al Adamson y patriarca de "Independent-International Pictures" (quien se encargó de distribuir la peli en las salas de América).
"Tras la medianoche" (o "Medianoche" a secas, según el doblaje) narra los avatares de cuatro hermanos, todos ellos psicópatas/satanistas, que conservan el cadáver momificado de su madre al que hablan como si estuviera viva (y en un momento dado les contesta, no sé si es un toque sobrenatural de la peli o es que ellos lo imaginan) y cuyo plan es secuestrar y sacrificar a tres chicas para... la verdad, no me acuerdo. Por otro lado, una jovenzuela de la que su padrastro abusa, escapa de casa, se sube a la furgo de unos estudiantes y, juntos y revueltos, terminarán en las garras del psycho-clan. Todo parece que va a acabar mu malamente, hasta que el padrastro violador decide ir a salvar a la moza pistola en ristre. Este último punto me pareció chocante y a la vez sorprendente y edificante, que el "héroe" de la historia sea lo que es, un alcohólico que se tira a su hijastra y miente a la madre de esta, tiene su coña.
Si es cierto que la influencia del clásico de Tobe Hooper está bien presente, también lo es que, pasado los años, se dio la vuelta a la tortilla. El remake de Marcus Nispel presenta una idea que ya desarrolla John Russo en su película, según la cual un par de los integrantes de la familia de asesinos se difrazan de policía rural para detener y cazar a jóvenes excursionistas. Uno de estos lo interpreta alguien que, por aquel entonces, anduvo muy unido al universo de George Romero, John Amplas, le has visto como prota absoluto de la aburrida "Martin" (o "El regreso de los vampiros vivientes", según el irritante título patrio), como el cadáver que quiere su tarta en "Creepshow" o como uno de los científicos en "El día de los muertos". Otro rostro bien reconocible en "Tras la medianoche" es el de Lawrence Tirney, carismático actor con una larguísima y lustrosa carrera iniciada a mediados de los años 40 (!) y que reconocerás por "El asesino de Rosemary", "Miedo azul", "La ley de Murphy", "Agárralo como puedas", "House 3" o "Reservoir dogs". Falleció el año 2002. En este caso interpreta a un personaje que encaja muy bien con su aspecto, el del padrastro vicioso.
Otro nombre bien reconocido ligado a la peli es el de Tom Savini, que se encarga de -únicamente- una parte de los efectos especiales, aunque por su acabado resultan muy fácilmente reconocibles, como son los impactos de bala, las degollaciones o el cuerpo putrefacto de la madre. Y es que, ahí donde la ven, la película de John Russo se suma al lado más "hardcore" del horror (tal y como dictaban los cánones de la época, Russo es Russo), mostrando todo el gore que sus limitados recursos le permite (que no es mucho, pero sí bien resultón, ahí está la famosa secuencia en la que uno de lo malos decapita a una víctima atada y amordazada) y recreándose en secuencias intensas, como cuando los dos chavales que acompañan a la chica son asesinados despiadadamente por los falsos policías o el inicio, donde una niña recibe un certero mazazo en toda la cabeza (menos chanante es el que la chica prota le propina con ayuda de una radio a su papá de mentirijilla, de tan cutre que termina siendo bien descojonable).
"Tras la medianoche" es muy de su época. O no, en realidad apesta más a setentera, no únicamente por su trama satanista y su intencionada crudeza, también por el acabado, algo tosco y cutrón, la ambientación (esa américa profunda repleta de paletos racistas) y su tempo tranquilico. Sí, es un poco chapas, hay que tener paciencia con ella, pero a la larga resulta que no está tan mal. Tiene su encanto, especialmente con todo el climax final, en el que buenos, medio-buenos y malos se enfrentan unos a otros (destaca aquí el asesinato de uno de los psicópatas especialmente cargante porque no para de reír todo el rato, ver cómo un balazo en la cabeza le calla la boca mola mucho). También es verdad que esta peli la vi -por segunda vez y en VHS- el pasado día 24, después de una lustrosa cena y unas cuantas copitas de champagne. No sé si eso ayudó o no, el caso es que no me disgustó especialmente, ni me aburrió criminalmente (al contrario de lo que ocurrió en el ya lejano primer intento).
¿Y qué fue de John Russo?, pues miren, resulta que la cosa tiene chicha. El tio siguió a lo suyo, haciendo películas que prácticamente no se estrenaban (como ese ignoto "Heartstopper", con papel gordo para Savini, de cuando no era tan habitual verle frente a una cámara), escribiendo libros que nadie leía (sobre todo unos cuantos de rollo didáctico, dedicados a los sinsabores de la realización de cine fantástico desde la independencia) y churrupeteando del rollo muertos vivientes (más novelas, guiones para remakes, pseudo-remakes, secuelas, reediciones, comics, bla, bla, bla). No debía de irle demasiado bien cuando en 1993 se junta con el temible J.R.Bookwalter y lanza su primera peli rodada directamente en vídeo y que, tela marinera, resulta ser la secuela de la reseñada, "Midnight 2: sex, death & videotape" (en la que, eso sí, no intenta sustituir al celuloide por la cinta magnética, sino que juega con la estética de las grabaciones caseras a base de crímenes registrados por uno de los supuestos psychos supervivientes del film original, del que incluye un montón de material a modo de flashback). Seguidamente, Russo lanza una revista dedicada al universo de las "scream queens" (llamada, sí amigos, "Scream Queen"), que era algo así como el sueño pajero de todo "nerd" del horror, un especie de "Playboy" dedicado a mostrar en tetas (y en coño) a todas las actrices habituales del cine fantástico más beoso y zetoso (yo solía ojearlo gustosamente y recuerdo un especial en el que se recuperaban las fotos más "hard" de la primera época de Michelle Bauer, cuando intervino en algunos films porno. Realmente fascinante y excitante). De esta empresa surgen dos productos paridos directamente en vídeo bajo mandato de Russo, el documental "Scream Queens' Naked Christmas" y el cutre-"slasher" "Santa Claws". Después de dar unos cuantos tumbos más, rodar una comedia gangsteril titulada "Saloonatics" e intentar exprimir a tope el reciente zombie-boom, el cineasta/escritor/rémora/oportunista anuncia nueva película para el 2014... ¿adivinan cual?, ¡el remake de "Midnight"!, justo cuando los remakes de clásicos setenteros y ochenteros del horror están de moda... Russo es y siempre será Russo.