lunes, 5 de septiembre de 2016

LOS PINGÜINOS DEL SEÑOR POPER

Tras unos años buscando desesperadamente el Oscar de la academia con películas que, o le iban muy poco, o nada (ya sea “Phillip Morris ¡Te quiero!” en la que interpreta a un homosexual -que ya sabemos lo poco amigo que es Carrey de este colectivo- ya sea “¡Olvidate de mí!”), Jim Carrey se plantea que igual es hora de asumir que nunca se lo darán y comienza a ha hacer de nuevo lo que ha estado haciendo siempre, y en lo que es un autentico número uno, esto es; la pantomima y el caricato.
Así, protagoniza una cinta familiar en la que puede desenvolverse como un autentico Jim Carrey, una cinta que le podrá devolver la gloria que abrazó antes de intentar convertirse en un actor serio…pero,  fracasó en el intento de ser él mismo. Fracasó porque, sin ir mal del todo en taquilla, “Los Pingüinos del Señor Poper” se convirtió en su ultimo papel protagonista hasta la fecha, con excepción de la horripilante “Dos Tontos todavía más tontos” que acabaría de sepultarle, tanto a él, como a su co-protagonista, Jeff Daniels. Entonces, “Los Pingüinos del Señor Poper”, sería el inicio de una decadencia que comenzaría en 2011 y que no tiene pinta de querer cambiar por el momento.
Y es que la película, estando entretenida –se trata de una comedia familiar, blanca, más que la nieve que de vez en cuando hace acto de presencia en la película, y aseptica, más que un trago de agua de manantial- no es un buen vehículo para el lucimiento de Jim Carrey. El reclamo, los principales soportes del humor son los pingüinos que en la película aparecen, y no Jim Carrey, que además no nos ofrece un habitual despliegue de muecas como se esperaba, y que, inexplicablemente, está contenidísimo. Vamos, que afronta un papel abiertamente cómico y en el que se espera al Jim Carrey de toda la vida como si interpretara cualquiera de los personajes dramáticos con los que esperaba ganar un Oscar… ¿Dónde está mi Jim Carrey? ¡me lo han cambiado!
Entonces, según esto, llego a la conclusión de que lo peor de la película, es precisamente Jim Carrey que está espantoso.
El argumento, inspirado en un cuento infantil homónimo,  es sencillo: Un desperado agente inmobiliario que ha triunfado en la vida, recibe la herencia de su padre, nada menos que 6 pinguinos. Entre que se deshace y no se deshace de ellos, los Pingüinos, harán de las suyas dentro de su lujoso apartamento, hasta que el Señor Poper se encariña de ellos, por determinadas cuestiones, y tendrá que lidiar con las gamberradas de estos, y con las intenciones del director del Zoológico local, que es quedarse con estos pingüinos, con intenciones no del todo honestas.
Siendo muy rebuscado, y teniendo en cuenta que los pingüinos protagonistas, además de hacer sus tropelías por la casa, siendo prácticamente iguales, tiene cada uno su propia personalidad, “Los Pingüinos del Señor Poper” muy parecida en tono y ejecución a “Los Pitufos”, no dejaría de ser una vuelta de tuerca infantiloide de lo que ya nos ofrecía “Gremlins”. Claro, salvando mucho las distancias en todos los aspectos posibles.
Pues como ya les he dicho, la peli se ve en un pispás, y lo único que no funciona es Carrey. Tiene sentido que esto sea así, pues cuando la Fox afrontó el proyecto era muy distinto. Sería una película de corte más oscuro protagonizada por Ben Stiller y dirigida por Noa Baumbach (director de “Margot y la boda” o la aclamada “Frances Ha”, así como los escarceos de Stiller en el cine independiente “Greenberg” o “Mientras seamos jóvenes”), pero el primero ya estaba harto de protagonizar películas en las que lidiara con animalitos que la mayoría de las veces no estaban allí –como en “Noche en el Museo”- y el segundo, sin Stiller en el proyecto, perdió el interés, que para eso es un director indie de autor.
Tras tentar a Jack Black o a Owen Wilson, el único que aceptó fue Jim Carrey, y lo cierto es que cualquiera de los candidatos previos daba mejor el tipo para Mr. Poper que él.
En cuanto al tema de los pingüinos, hay escenas en las que se utilizan pingüinos de verdad (para lo cual se tuvieron que usar sets de rodaje debidamente preparados y refrigerados), y otras en las que se trata de pingüinos de CGI, y aquí es donde radica lo bueno de “Los Pingüinos del Señor Poper”, el lado técnico, ya que la perfección es tal, que casi siempre cuesta distinguir cuando lo que vemos es real y cuando ordenador, aunque, intuimos cuando lo es cada vez que, por ejemplo, los pingüinos realizan espectaculares acrobacias.
Las labores de dirección recaen en Mark Waters, artesano Hollywoodiense de comedia y fantasía que firma, en su filmografía, títulos como “Las Crónicas de Spiderwick”, “Chicas Malas” o “Los fantasmas de mis Exnovias” y que, sin duda, llevará a muy mal puerto la inminente secuela de aquella oda al mal gusto y la mala leche que era “Bad Santa” de Terry Zigwoff. Veremos. Aquí, sin más, cumple con lo que se le pide, cobra el cheque, y para casa.
En españa la película no llegó a los 600.000 espectadores.