domingo, 2 de marzo de 2014

VACACIONES PERMANENTES

Sin llegar a ser fan, reconozco que siento respeto y simpatía por Jim Jarmusch. Suelo ver todas sus películas (hace ya tiempo que ando tras "Los límites del control") y, en general, me gustan. O, mejor, no me desagradan demasiado. Incluso "Flores rotas" que en su época recibió tanto desprecio (la excepción sería "Bajo el peso de la ley", que me parece un coñazo tremendo). Ese respeto viene, en parte, porque Jarmusch se ha mantenido "semper fidelis" a su manera de hacer cine, a pesar de que le ha llovido fama y prestigio, de haberse convertido en el paradigma humano de lo que se entiende por "cine indie americano" y, también, en un personaje de "Los Simpson" (eminentemente ligado a la mentada etiqueta). Otro hubiese aprovechado el momento de gloria para intentarlo en un entorno más convencional, por aquello de experimentar qué se siente currando en, por y para Hollywood. Pero Jarmusch no, el ha seguido a la suyo... aunque también podríamos tildar de acomodaticia esa táctica porque, a fin de cuentas, el payo lleva haciendo la misma película desde que le conozco. Mi pregunta sería: ¿Le salen así honestamente o es que se limita a confeccionar "la peli de Jarmusch que Jarmusch piensa que el público de Jarmusch espera de Jarmusch"?. ¿Cómorrr?. ¿Por qué no le echa huevos y rueda uno de sus dramas existenciales con estética de video-clip, o hace una "spoof movie" a-narrativa?. ¡¡Porque no le sale de los cojones!!, diréis. Es posible, pero tal y como anda el patio, agradezco que exista un Jim Jarmusch y que se esfuerce tanto en no dejar de actuar como.... Jim Jarmusch.
Realmente, el hombre comenzó a destacar a partir de "Extraños en el paraíso". Es la película que le otorgó renombre y premios (en "Cannes", nada menos). También es en la que desarrolló el que, desde ese mismo instante, iba a ser su estilo recurrente e inconfundible, ese neorealismo minimalista trufado de silencios y un sutil sentido del humor, a base de largas tomas y ritmo pausado. De hecho, para mucha gente "Extraños en el paraíso" es la primera película de su director. Puede que incluso los haya que así lo crean de modo oficial. Pero no, antes hubo otra, "Vacaciones permanentes", poco difundida y no tan bien considerada.
Hay un motivo, amigos. "Vacaciones permanentes" es TOTAL y ABSOLUTA esclava de las tendencias de su época y momento. Tiene todos los tics de una moda que se dio a finales de los 70 e inicios de los 80 y que fue el verdadero gen de lo que hoy entendemos por cine independiente americano, la llamada "new wave" o, mejor aún, "no wave". Era un especie de mini-movimiento muy unido a otras prácticas artísticas de orden contra-cultural como el punk. Pero el neoyorquino, que era bastante diferente al británico. Mientras el punk de las islas se mutaba en algo fashion y engrosaba las páginas de la prensa sensacionalista, los creadores de la Gran Manzana prefirieron llevarlo a terrenos más anti-populares y minoritarios, convirtiéndolo en la mentada etiqueta "no wave". Cinematográficamente hablando, de ahí surgieron personajes tan interesantes como Amos Poe, Eric Mitchell, Beth y Scott B, Vivienne Dick, Bette Gordon y tantos otros que se especializaron en unas películas, generalmente rodadas en 16mm o Súper 8, muy influenciadas por el cine underground primigenio americano (el de los 60 y, prácticamente, el único genuino), John Cassavetes y la "nouvelle vague". El mismo Amos Poe, que se convirtió un poco en el rey de la función, era un imitador compulsivo de Jean-Luc Godard y en sus características películas de entonces asomaban muchos personajes ilustres de la escena, incluida la musical (desde "Blondie", pasando por Robert Gordon hasta los mismos "Cramps", todos ellos ejerciendo de actores). Jim Jarmusch siempre ha reconocido que fue Amos Poe el que le inspiró realmente a dejarse de pamplinas (es decir, abandonar su carrera como estudiante de cine), pillar una cámara y rodar una película. Y esa fue "Vacaciones permanentes" que, como decía, hace gala de todas las tendencias estéticas de aquel infra-cine (que algunos llamarían underground, pero habría que ver qué tiene de marginal un largo, como el comentado, subvencionado por varios estamentos oficiales bien respetuosos). A inicios de los 90 yo andaba obsesionado con el "new/no wave cinema", era un concepto que me flipaba mucho, leía cuanto podía de el y me imaginaba las películas resultantes (a las que no pude acceder hasta la aparición de la mula descargadora). Tanto me afectaba que intentaba imitarlo con mi cámara de súper 8. Lo gracioso fue descubrir más tarde -y reafirmarlo tras visionar "Vacaciones permanentes" (que en esos tiempos me hubiese fascinado)-, que di de lleno en el blanco. ¿Y en qué consistían las leyes del "no wave"?, pues en desarrollar tu historia en un entorno eminentemente urbano, dando absoluta prioridad a los paisajes más degradados, los edificios abandonados y en ruinas y las paredes de ladrillos repletas de grafitis. Sitúa en dicho escenario a un personaje joven, solitario, inadaptado, que ha perdido la capacidad de ser feliz y dedica todo su tiempo a dar largos paseos sin rumbo o sentarse frente a la ventana a pensar en sus rollos. Procura que en sus periplos callejeros se cruce con personajes extraños y variopintos, a medio camino entre el surrealismo y el lumpen. Candidatos adecuados son: Vagabundos, putas, ladrones, locos, asesinos, gangsters o artistas marginados (o auto-marginados). Narrativamente no te preocupes por explicar mucho, bastará con que te centres en esos encuentros, trufados de diálogos profundos, minimalistas, absurdos y existencialistas (por incoherente que suene, puede hacerse) y, pa rellenar, pues más paseos del protagonista hasta un final sin final. También suele funcionar mucho introducir códigos propios del cine negro clásico, con alguna pistola o tiroteo, pero no es obligatorio (siempre pueden acusarte de ser demasiado comercial). Y ala, ya tienes tu película underground "No wave". Pues bien, todo eso está en los films de Amos Poe. Y buena parte de ello también en la primera película de Jim Jarmusch, motivo por el cual ha quedado tan desfasada, se la ignora tantísimo, se la valora tan poco y resulta tan divertida... aunque no lo pretenda.
"Vacaciones permanentes" ("Permanent Vacation" en v.o.) narra dos días y medio en la vida de Allie, un joven -muy joven- hipster desgarbado que pasa las horas caminando por las sucias calles de Nueva York cruzándose con la peña más estrambótica (un ¿veterano del Vietnam? que cree encontrarse en plena guerra, un negro que cuenta largos y aburridos chistes malos, la encargada de vender palomitas en un cine que, si te descuidas, te contará entera la película, una hispana loca de lo más descojonable, etc). A veces visita a su madre en el manicomio o a su novia, junto a la que vive en un sucio y deprimente apartamento. Cuando están juntos, hacen lo normal en este tipo de movidas, nada, aburrirse mucho, mirar por la ventana, estar siempre atormentados y dejar pasar largos silencios que únicamente rompen cuando se ponen a discernir sobre importantes cuestiones filosóficas, más profundas que un abismo y que no pegan nada de nada oídas en sus jovenes e imberbes bocas. O peor, leen pasajes de libros la mar de cultos. Al final, Allie se cansa, hace las maletas y se va a Francia. Claro, hogar de la "nouvelle vague". Fin.
"Vacaciones permanentes" no solo es la típica película "No wave", también es la típica película de un ambicioso estudiante de cine. Tan pretenciosa e intelectual que da asco. O, mejor, que daría asco sino fuese porque, gracias a su pátina ingenua, inocentona y abiertamente amateur, resulta muy divertida. No sé hasta qué punto Jim Jarmusch se toma en serio su propuesta, pero yo diría que mucho. Demasiado. De hecho, algo aprendería al respecto porque, a partir de entonces, todas sus obras harían gala de un agradecido sentido del humor. Pero en el caso que nos ocupa, uno realmente no sabe si las risas son provocadas o son involuntarias. Yo diría que más lo segundo. Jarmusch nos está contando un drama existencial de lo más angustioso.... trufado de momentos inquietantemente casi surrealistas (hay unas gotas de experimentalismo muy curiosas que nunca más volveremos a encontrar en la carrera del cineasta), y no creo que estuviera para gilipolleces. De hecho, si lees el texto dedicado a la película en el estupendo e imprescindible libro "Cine independientes americano: una introducción", que tengo la infinita suerte de poseer, podrás corroborar que Jim Jarmusch, entonces jovenzuelo, inexperto, ambicioso y con poco más hecho a sus espaldas (salvo la versión corta de "Extraños en el paraiso" y un porrón de proyectos en 16 e incluso 8mm con el mismo equipo artístico y creativo de "Vacaciones permanentes" que se irían al garete cuando lograra convertir el corto en largo, ganar un porrón de premios y aspirar a cotas más altas), habla muy en serio de su obra y del contenido de la misma.
Así pues, si a todas las carencias comentadas añadimos sus actores malísimos, su banda sonora chirriante y horrible (cortesía del propio Jarmusch junto al jazzman John Lurie. La última vez que los vi juntos fue en un capítulo de Bob Esponja), sus sutiles desenfoques, la mierda de sonido y cierta torpeza artesanal en todo ello, nos encontramos ante un film realmente simpático e incluso encantador si, sobre todo, nos lo tomamos como hay que tomárselo. Un poco a coña. Me parece imposible ver algo realmente profundo y trascendente en "Vacaciones permanentes". Puedo entender que en la época alguno picara -y picó, ya que se llevó algun premio y todo- pero el tiempo ha hecho mella en ella y hoy resulta muy anticuada y algo ridícula, casi una caricatura involuntaria de lo que entendemos por cine de arte y ensayo. Es lo que tiene sumarse a una moda, que cuando pasa, te arrastra con ella. Me gustaría saber qué opina hoy día el director de su opera prima, algo me dice que no sería muy diferente a lo que opino yo.
Entre el curioso personal que pulula por delante y/o detrás de la cámara (muchos de ellos hacen ambas cosas), encontramos al ya mentado John Lurie (en el dvd editado por el "Fnac" se incluye una bio en los extras y, como era de esperar, se pasa por alto su participación en otras piezas legendarias del "No wave" como "Rome 78" de James Nares, "The offenders" de Beth & Scott B., "Underground USA" de Eric Mitchell o "Subway Riders" de Amos Poe. Es más, incluso Lurie dirigió su propia aportación, "Men in orbit". Junto al Jarmusch triunfador, Lurie abandonó el lado más oscuro del celuloide para colarse en el más... ¿gris?). Richard Boes (actor habitual de Jarmusch y del cine "indie" en general). Sara Driver (también eventual directora y ex de Jimmy). Frankie Faison (el único actor que posteriormente hizo algo parecido a una verdadera carrera). Eric Mitchell (otro esteta del "No wave" que colaboró con los "grandes" de la escena e hizo sus propias pelis -la mentada "Underground USA"-, además de inaugurar una sala exclusivamente dedicada a esa clase de films y que cerró en tiempo récord). Finalmente localizamos a Tom DiCillo como cinematógrafo (quien años después se pasaría a la dirección y debutaría con "Johnny Suede", peli que guarda muchos puntos en común con "Vacaciones permanentes" y todo el cine "No wave" en general -y en la que también actúa Richard Boes, añado-), tarea que comparte con James A. Lebovitz, quien acabó currando para la Troma y en films como "Maniac Cop 2", nada menos.
Curiosa, sí. Interesante, también. Buena, no. Horrible, tampoco. Trascendente, ni de coña.