Auténtica rareza en la línea de "Reefer Madness" y demás filmes amarillistas antidroga (pero de procedencia latina, lo cual hace todo más hilarante), que supone uno de los primeros trabajos de León Klimovsky en su Argentina natal, y también supone, por un lado una patochada de padre y muy señor mío, y por otro, la oportunidad para que el director se pusiera a experimentar con la excusa de filmar un colocón de marihuana. Los resultados artísticos no son nada desdeñables. Pero ojo, eso -y una trama policíaca tan graciosa como bien resuelta- es todo lo bueno que tiene la peli. Una hora y siete minutos interminables, numeritos musicales incluidos.
Una mujer aparece asesinada a golpes en un club social (la peli es de 1950. Esa escena debió ser muy dura en la época), y la policía asocia la muerte con una red de traficantes de marihuana. El marido, por su cuenta, se pone a investigar, descubriendo auténticos personajes oscuros fumadores de porros, así como un fumaderos siniestros y malsanos, cuya ambientación es más propia de una peli de terror. El tipo acaba probando los canutos y la historia acaba muy, muy mal.
Si las pelis yankis sobre el tema son tremendamente exageradas, esta ya roza lo demencial… pero el aburrimiento al que nos somete hacen que ni eso merezca la pena.
Otro dato muy gracioso. Interpretados por argentinos, dos de los personajes protagonistas son españoles, y eso da a lugar a un diálogo cachondo: -“¿Es usted extranjero?”. “Si, soy español”- ¿Pero español de España?, porque yo también soy español, pero de Cataluña…”
Otro dato muy gracioso. Interpretados por argentinos, dos de los personajes protagonistas son españoles, y eso da a lugar a un diálogo cachondo: -“¿Es usted extranjero?”. “Si, soy español”- ¿Pero español de España?, porque yo también soy español, pero de Cataluña…”
En fin, como curiosidad, dejará satisfechas las inquietudes del cinéfilo más exótico.