La película, resulta en cosa de seis o siete escenas, donde se impone por encima de todo el plano secuencia mal encuadrado e interminable, cuenta la historia de dos maletillas, bastante sucios y llenos de cachivaches, que en su afán de convertirse en estrellas del toreo, llegan a un pueblo donde se les ofrecerá torear al toro “Superman”, bestia de entre bestias allá donde las haya, que de veinte que le han toreado, veinte acabaron en el hospital. Un trabajo que ni pintado para “El dúo sacapuntas” que antes se las verán con los clientes de un restaurante, en el que tendrán que trabajar para pagarse un plato de comida.
Un producto honesto y con fines comerciales, que ofrece lo que tiene que ofrecer, a los dos cómicos, protagonizando gags de lo más tontos (y efectivos en la época), sin más artificios que los trajes de luces que lucen en el cenit de la película. . . ¿Queréis al "Dúo Sacapuntas"? Pues aquí los tenéis en estado puro, tanto, que en un momento de la película, siendo invitados al balcón del ayuntamiento en el que anuncian su debut en el toreo, y dentro de la acción, simulan una de sus actuaciones en directo, pasándose por los huevos toda coherencia argumental, y respondiendo el público con entusiasmo, ante sus más famosos chascarrillos (22, 22, 22, la plaza abarrotaaaaaá…), cuando se supone que son unos individuos que llegan allí de nuevas. En definitiva, que tenemos un show en directo dentro de la película. La cara de satisfacción de alguno de sus desdentados espectadores no se me va a despintar en la vida.
Miliki, dirige, escribe e incluso monta la película, dando bastante manga ancha a los cómicos que improvisan cada dos por tres, todo ello, con buenas dosis de torpeza, dejadez, algo de desgana, y sin malgastar ni una sola gota de su talento a favor del humor hispano-profundo y neorrealista de los "Sacapuntas", que ya eran una garantía suficiente, como para andarse con chorradas. Teniéndolos a ellos ¿quién quiere currarse una película? Total, se va vender sola sea como sea…
Durilla de ver, entrañable en todos los sentidos, ni tan mala como cabía esperar, ni buena en absoluto, estéticamente es una obra incomparable y pionera. Tal y como está rodada, y registrado en vídeo en el año 87, puedo decir sin despeinarme, que Miliki inventó el cine underground en España, tal y como yo lo entiendo. Lo dotó de un público entregado, y lo alejó de los circuitos del arte y ensayo, para acercarlo a aquel más sencillo, y con el aliciente de que en absoluto sus acciones son intencionadas. ¿Alguien me rebate esto? (Naxo: No coment)
O quizás, fue José Luis Sánchez Codina quien lo inventó, e hizo algo bueno por el, váyanse ustedes a saber…
El caso es que esto sí me parece underground, y no lo que hacía Zulueta, por mucho 16 mm. que se gastase, y argumento raro que escribiese.
Aunque ello no la exime de ser mala de solemnidad…
Durilla de ver, entrañable en todos los sentidos, ni tan mala como cabía esperar, ni buena en absoluto, estéticamente es una obra incomparable y pionera. Tal y como está rodada, y registrado en vídeo en el año 87, puedo decir sin despeinarme, que Miliki inventó el cine underground en España, tal y como yo lo entiendo. Lo dotó de un público entregado, y lo alejó de los circuitos del arte y ensayo, para acercarlo a aquel más sencillo, y con el aliciente de que en absoluto sus acciones son intencionadas. ¿Alguien me rebate esto? (Naxo: No coment)
O quizás, fue José Luis Sánchez Codina quien lo inventó, e hizo algo bueno por el, váyanse ustedes a saber…
El caso es que esto sí me parece underground, y no lo que hacía Zulueta, por mucho 16 mm. que se gastase, y argumento raro que escribiese.
Aunque ello no la exime de ser mala de solemnidad…